lunes, 29 de diciembre de 2014
viernes, 26 de diciembre de 2014
MEDJUGORJE 25 DE DICIEMBRE 2014

Queridos hijos! También hoy, les traigo en mis brazos a mi Hijo Jesús, y a Él le pido la paz para ustedes y la paz entre ustedes. Oren y adoren a mi Hijo, para que en vuestros corazones entre su paz y su alegría. Oro por ustedes para que cada vez estén más abiertos a la oración. Gracias por haber respondido a mi llamado.”
martes, 23 de diciembre de 2014
DIÁCONO JORGE NOVOA: UNA NOCHE EN BELÉN...

La gente agolpada de forma poco habitual, en la tranquila Belén, intentaba ubicarse en algún sitio. El censo decretado por el Emperador, había congregado a los descendientes de David, que venidos desde los más inescrutables rincones de Israel, buscaban un lugar para descansar.
Eran tantos y estaban tan apresurados, que en medio del día que moría lentamente, llegaba la noche amenazante para los visitantes circunstanciales que buscaban alojamiento. En esa persistente búsqueda, el NO había caído una y otra vez, sobre el matrimonio de María y José.
Era un NO que se asociaba a la noche. Un NO de puertas cerradas para los visitantes, pues, "en la posada no había lugar para ellos", y en medio de tantos NO, con la sensación de abandono y orfandad que producen. Surge la pregunta; ¿quién velará por nosotros? Pues, este inhóspito recibimiento presagiaba un rechazo. Ante el multiforme NO del hombre a Dios, se aproxima el eterno SI de Dios que avanza presuroso entre las situaciones humanas que obstaculizan su realización. El SI eterno desembarcó en el si temporal de María y José, encontrando un hueco con forma de hogar, en donde recalar para quedarse con nosotros. Cálidamente preparado por Dios desde la eternidad en María.
La noche, lentamente y en forma imperceptible, comenzó a ser invadida por una luz peculiar, que no tiene su origen en la que refleja la luna. Los pastores que cuidaban "por turnos el rebaño" se pusieron en camino, atraídos por aquel espectáculo maravilloso, pudiendo comprobar con sorpresa, que la luz venía de un establo. Y era tan potente, que la estrella que se había posado sobre él, parecía una vela mortecina a punto de extinguirse.
A mediada que los intrigados pastores se aproximaban, crecían los interrogantes sobre lo que estaban presenciando, ¿qué habrá dentro de la cueva que produce esa luz potente?
Los pastores al entrar en aquel recinto sagrado sintieron, como Moisés, que la tierra que pisaban era santa. La luz misteriosa la irradiaba el Niño. Era una luz tan amable, con un fulgor comparable al del sol, en el que la pobreza del establo había cobrado un brillo sin igual. Su Madre era en aquel establo la Luna, invadida por la acción de su Hijo, irradiaba una luz tan dulce como su rostro. En medio del silencio sagrado, María y José recordaban lo anunciado por el profeta Isaías: "En medio de la noche brilló una gran Luz…".
Los rostros en torno al Niño se llenaron de asombro y admiración. Las voces endebles de los hombres fueron socorridas por los coros angélicos que glorificaban a Dios. A medida que los pastores iban llegando, se arrodillaban, y se decían suavemente uno a otro, "venid adoremos al Niño".
La noche no pudo contener tanta Luz, de esta Gloria da testimonio la Iglesia. En medio de la noche de todos los tiempos, " brilla una gran luz ". Adoremos al Señor con un silencio lleno de esperanza que embargue nuestro corazón. Venid amigos, adoremos al Señor.
Para todo peregrino que no entra en el establo, la pregunta que éste suscita permanece sin respuesta. Los que observan desde fuera Belén, no comprenden su Belleza Eterna. Tal vez, podamos acercarnos humildemente a su Verdad, y adorar al Niño con los magos y pastores, contemplando el rostro dulce de su Madre y la nobleza sutil que se desliza en la mirada de José su custodio. Al encontrarlo en el pesebre podemos intentar inclinarnos ante él, para beber de su secreto gozo, de su verdad inefable y de su silencioso encanto.
"La noche no interrumpe tu historia con el hombre, la noche es tiempo de salvación"
MONSEÑOR JAIME FUENTES: QUÉ LE DIRÉ A MI DIOS EN ESTA NAVIDAD?
¿QUÉ LE DIRÉ A MI DIOS EN NAVIDAD?+ Mons. Jaime Fuentes
Obispo de Minas
¿Qué le diré a mi Dios el único que existe
que nació justamente en Navidad
(como me dijo una nena con cara de sabihonda)
para perdonar los pecados de los hombres
y enseñarnos el camino del cielo?
¿Qué le diré a Jesús dormido en los brazos de su Madre bendita entre las mujeres como duermen todos los niños acunados por sus benditas madres?
Además de otras cosas que no vienen a cuento
siento que tengo que pedirle un poquito de luz
de la UTE del cielo para ver con ojos nuevos el misterio del amor
del matrimonio inseparable hasta la sepultura.
Jesús Niño duerme en los brazos de María
Jesús Hombre enseña a los hombres con amor de hermano
Jesús Dios nos juzgará por supuesto
nada da lo mismo nada es igual
porque somos criaturas y vamos al muere
porque sólo Él es Dios y vida eterna.
Jesús Niño Jesús Hombre
vivió en familia y aprendió lo elemental
a decir mamá y papá
a comer y a rezar y a agradecer
a trabajar y a servir y a descansar.
Santa vida ordinaria colmada de besos
y de algunas lágrimas
de menudos servicios ocultos
que los hace cualquiera
y los hizo Dios-con-nosotros.
Un niño su padre y su mamá
una familia más
son ellas las que salvarán
la cordura de este mundo loco.
Le pediré a Jesús un borrador
para limpiar de raros pensamientos
las intenciones de algunos ideólogos
que corrompen las almas de los niños.
Dicen que nadie nace sexuado dicen;
que tenemos el derecho de elegir lo que seremos dicen;
que es lo mismo la mujer que hace de hombre dicen.
Y al revés.
Dicen que no hay que discriminar
y estoy de acuerdo faltaría más
entonces que no rechacen al que piensa distinto
viva la diversidad.
Le pediré a mi Dios en Nochebuena
que les dé sabiduría a los que mandan
y un poco de coraje ¡caramba!
a los padres de los niños.
Los reciben de Dios
papá y mamá
una obra de arte serán por arte de ellos
¿y dejarán que algunos la deshagan
sin decir ni pío?
Porque Jesús Dios es un niño eterno
que nace cada día
¡Feliz Navidad!
martes, 16 de diciembre de 2014
RANIERO CANTALAMESSA: PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA EL SEÑOR
Una antigua
costumbre prevé para la fiesta de Navidad tres misas, llamadas respectivamente
«de medianoche», «de la aurora» y «del día». En cada una, a través de las
lecturas que varían, se presenta un aspecto distinto del misterio de forma que
se tenga de él una visión por así decirlo tridimensional. El evangelio de la
Misa de medianoche se concentra en el evento, en el hecho histórico. Se
describe con una desconcertante sencillez, sin ostentación alguna. Tres o
cuatro líneas de palabras humildes y corrientes para describir el
acontecimiento, en absoluto, más importante en la historia del mundo: la
llegada de Dios a la tierra.
La tarea de mostrar el significado y el alcance de este
acontecimiento lo confía, el evangelista, al canto que los ángeles entonan
después de haber dado el anuncio a los pastores: «Gloria a Dios en lo alto del
cielo y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor». En el pasado esta
última expresión se traducía de manera distinta: «Paz en la tierra a los
hombres de buena voluntad». Con este significado la expresión entró en el canto
del «Gloria» y se hizo habitual en el lenguaje cristiano. Tras el Concilio
Vaticano II se suele indicar con ella a todos los hombres honestos, que buscan la
verdad y el bien común, sean o no creyentes.
Pero se trata de una interpretación inexacta y por ello
actualmente en desuso. En el texto bíblico original se trata de los hombres a
los que ama Dios, que son objeto de la buena voluntad divina, no que ellos tengan buena voluntad. De este
modo, el anuncio resulta todavía más consolador. Si la paz se otorgara a los
hombres por su buena voluntad, entonces se limitaría a pocos, a los que la
merecen; pero como se otorga por la buena voluntad de Dios, por gracia, se
ofrece a todos. La Navidad no apela a la buena voluntad de los hombres, sino
que es anuncio luminoso de la buena voluntad de Dios hacia los hombres.
La palabra clave para entender el sentido de la proclamación
angélica es por lo tanto la última, la que habla del «querer», del «amor» de
Dios hacia los hombres, como fuente y origen de todo lo que Dios ha comenzado a
realizar en Navidad. Nos ha predestinado a ser sus hijos adoptivos «según el
beneplácito de su voluntad», escribe el Apóstol; nos ha dado a conocer el
misterio de su querer, según cuanto había establecido «en su benevolencia» (Ef 1,5.9). Navidad es la suprema
epifanía de aquello que la Escritura llama la filantropía de Dios, o sea, su
amor por los hombres: «Se ha manifestado la bondad de Dios y su amor por los
hombres» (Tito 3, 4).
Sólo después de haber contemplado la «buena voluntad» de Dios
hacia nosotros podemos ocuparnos también de la «buena voluntad» de los hombres:
de nuestra respuesta al misterio de la Navidad. Esta buena voluntad se debe
expresar mediante la imitación de la acción de Dios. Imitar el misterio que
celebramos significa abandonar todo pensamiento de hacer justicia solos, todo
recuerdo de ofensas recibidas, suprimir del corazón todo resentimiento aún
justo, y ello respecto a todos. No admitir voluntariamente ningún pensamiento
hostil contra nadie; ni contra los cercanos ni contra los lejanos, ni contra
los débiles ni contra los fuertes, ni contra los pequeños ni contra los grandes
de la tierra, ni contra criatura alguna que existe en el mundo. Y esto para
honrar la Navidad del Señor, porque Dios no ha guardado rencor, no ha mirado la
ofensa recibida, no ha esperado a que otro diera el primer paso hacia Él. Si
esto no es posible siempre, durante todo el año, por lo menos hagámoslo en
tiempo de Navidad. Así ésta será de verdad la fiesta de la bondad.
miércoles, 10 de diciembre de 2014
JUAN PABLO II: VIRGEN DEL ADVIENTO

Ruega por nosotros,
Madre de la Iglesia.
Madre de la Iglesia.
Virgen del Adviento,
esperanza nuestra,
de Jesús la aurora,
de Jesús la aurora,
del cielo la puerta.
Madre de los hombres,
de la mar estrella,
llévanos a Cristo, de la mar estrella,
danos sus promesas.
la de gracia llena,
del Señor la esclava,
del mundo la Reina.
Alza nuestros ojos,
hacia tu belleza,
hacia tu belleza,
¡Amen!
viernes, 5 de diciembre de 2014
jueves, 4 de diciembre de 2014
DIÁCONO JORGE NOVOA: VENDRÁ COMO LADRÓN POR LA NOCHE...
En este archivo de audio, meditamos sobre la segunda carta de Pedro,en ella los falsos maestros preguntan burlonamente, ¿dónde quedó su Venida? El apóstol enseña a su comunidad lo que Dios ha revelado por su Hijo Jesucristo...
El vendrá, y por ello, hay que prepararse.. Cómo debo prepararme?
SI TÚ SUPIERAS- 770 AM- RADIO ORIENTAL- 18 A 19 HS
HANS URS VON BALTHASAR: II DOMINGO DE ADVIENTO (CICLO B)

Is 40,1-5.9-11 ; 2P 3,8-14 ; Mc 1,1-8
miércoles, 3 de diciembre de 2014
CARDENAL G.DANNELS: ESPERANZA Y CARIDAD

El que confía y espera en Dios debe entregarse enteramente a los hombres como Él. La esperanza se vuelca en la caridad. Esto supone un delicado equilibrio entre dos actitudes: esperar en la confianza y remangarse para entrar en acción. El cristiano se parece al que está sentado en el borde de una silla. Está sentado sobre aquello que dispone de un apoyo seguro: la esperanza. Y en el borde de la silla, porque está dispuesto a levantarse y pagar personalmente. La "poltrona del holgazán" no forma parte del mobiliario.
No se otorga una confianza plena a Dios si no se le ama. Y no se puede amar a Dios si no se ama al prójimo. Así la fe conduce a la esperanza y la esperanza conduce al amor.
Por otra parte nunca esperamos para nosotros mismos. La esperanza no alcanza su término mientras no se extiende a todos los hombres dentro del universo ¿Cómo puedo esperar el cielo con alegría si sé que allí me encontraré completamente solo?
Fe, esperanza y caridad son las tres grandes virtudes que no pueden prescindir una de otra. La fe ve lo que ya existe, la esperanza nos propone lo que vendrá; la caridad ama lo que existe, la esperanza se ocupa ya de lo que será. En nuestro tiempo,¿la esperanza seguirá siendo la virtud más grande?Como quiera que sea, las tres se mantienen recíprocamente en equilibrio y las tres son necesarias.
martes, 2 de diciembre de 2014
SAN JUAN PABLO II: VIENE EL SEÑOR
Adviento
quiere decir Dios que viene, porque quiere que «todos los hombres sean
salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1 Tim 2, 4). Viene porque
ha creado al mundo y al hombre por amor, y con él ha establecido el
orden de la gracia. Pero viene «por causa del pecado», viene «a pesar
del pecado», viene para quitar el pecado.
Por eso
no nos extrañamos de que, en la noche de Navidad, no encuentre sitio en
las casas de Belén y deba nacer en un establo (en la cueva que servía de
refugio a los animales).
Pero lo más importante es el hecho de que Él viene.
El
Adviento de cada año nos recuerda que la gracia, es decir, la voluntad
de Dios para salvar al hombre, es más poderosa que el pecado.
CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS: EL ADVIENTO

- espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
- conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: "Convertios, porque está cerca el reino de los cielos" (Mt 3,2);
- esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y "nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es" (1 Jn 3,2)
La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías.
A la piedad popular no se le escapa, es más, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por el que el Dios de la gloria se ha hecho niño en el seno de una mujer virgen, pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que la Virgen María tuvo que afrontar durante su embarazo y se conmueven al pensar que en la posada no hubo un lugar para José ni para María, que estaba a punto de dar a luz al Niño (cfr. Lc 2,7).
Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo litúrgico.
La Corona de Adviento
La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los países germánicos y en América del Norte, se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.
La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78).
Las Procesiones de Adviento
En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la "clara estrella" en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús (las "posadas" de la tradición española y latinoamericana).
Las "Témporas de invierno"
En el hemisferio norte, en el tiempo de Adviento se celebran las "témporas de invierno". Indican el paso de una estación a otra y son un momento de descanso en algunos campos de la actividad humana. La piedad popular está muy atenta al desarrollo del ciclo vital de la naturaleza: mientras se celebran las "témporas de invierno", las semillas se encuentran enterradas, en espera de que la luz y el calor del sol, que precisamente en el solsticio de invierno vuelve a comenzar su ciclo, las haga germinar.
Donde la piedad popular haya establecido expresiones celebrativas del cambio de estación, consérvense y valórense como tiempo de súplica al Señor y de meditación sobre el significado del trabajo humano, que es colaboración con la obra creadora de Dios, realización de la persona, servicio al bien común, actualización del plan de la Redención.
La Virgen María en el Adviento
Durante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión; exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador. También la piedad popular dedica, en el tiempo de Adviento, una atención particular a Santa María; lo atestiguan de manera inequívoca diversos ejercicios de piedad, y sobre todo las novenas de la Inmaculada y de la Navidad.
Sin embargo, la valoración del Adviento "como tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor" no quiere decir que este tiempo se deba presentar como un "mes de María".
En los calendarios litúrgicos del Oriente cristiano, el periodo de preparación al misterio de la manifestación (Adviento) de la salvación divina (Teofanía) en los misterios de la Navidad-Epifanía del Hijo Unigénito de Dios Padre, tiene un carácter marcadamente mariano. Se centra la atención sobre la preparación a la venida del Señor en el misterio de la Deípara. Para el Oriente, todos los misterios marianos son misterios cristológicos, esto es, referidos al misterio de nuestra salvación en Cristo. Así, en el rito copto durante este periodo se cantan las Laudes de María en los Theotokia; en el Oriente sirio este tiempo es denominado Subbara, esto es, Anunciación, para subrayar de esta manera su fisonomía mariana. En el rito bizantino se nos prepara a la Navidad mediante una serie creciente de fiestas y cantos marianos.
La solemnidad de la Inmacualada (8 de Diciembre), profundamente sentida por los fieles, da lugar a muchas manifestaciones de piedad popular, cuya expresión principal es la novena de la Inmaculada. No hay duda de que el contenido de la fiesta de la Concepción purísima y sin mancha de María, en cuanto preparación fontal al nacimiento de Jesús, se armoniza bien con algunos temas principales del Adviento: nos remite a la larga espera mesiánica y recuerda profecías y símbolos del Antiguo Testamento, empleados también en la Liturgia del Adviento.
Donde se celebre la Novena de la Inmaculada se deberían destacar los textos proféticos que partiendo del vaticinio de Génesis 3,15, desembocan en el saludo de Gabriel a la "llena de gracia" (Lc 1,28) y en el anuncio del nacimiento del Salvador (cfr. Lc 1,31-33).
Acompañada por múltiples manifestaciones populares, en el Continente Americano se celebra, al acercarse la Navidad, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe (12 de Diciembre), que acrecienta en buena medida la disposición para recibir al Salvador: María "unida íntimamente al nacimiento de la Iglesia en América, fue la Estrella radiante que iluminó el anunció de Cristo Salvador a los hijos de estos pueblos".
lunes, 1 de diciembre de 2014
DIÁCONO JORGE NOVOA: ESPERAR Y CONFIAR EN EL SEÑOR
Este archivo de audio, propio del tiempo del Adviento nos introduce en la vigilancia del corazón, fundamento de la vida del creyente, velar y orar nos ayudarán a prepararnos adecuadamente...
Ñ SI TÚ SUPIERAS, 770am, RADIO ORIENTAL, 18 a 19 HS.
Ñ SI TÚ SUPIERAS, 770am, RADIO ORIENTAL, 18 a 19 HS.
DIÁC. JORGE NOVOA: EL ECLIPSE DE LA ANTROPOLOGÍA CRISTIANA

Leyes contrarias a la dignidad de la persona humana se suceden en nuestros parlamentos. Incremento de la violencia en las calles. Desenfreno en la utilización de bebidas alcohólicas y drogas. Proliferación de “centros de reclusión para ancianos”, y podríamos, a este recetario que presenta la cultura actual en muchas de nuestras ciudades, con diversos matices según los países, seguirle agregando otros males que la aquejan.
El individualismo, el consumismo, los estados erigidos en dios, y los líderes políticos como si fueran semi-dioses a los que hay que prestar una adhesión cuasi-religiosa, son algunos de los condimentos actuales de nuestra América Latina. La economía es el nombre clave para la felicidad que se denomina bienestar, y los encargados de guiarla son los profetas modernos. Los centros de poder económicos dan las directivas a gobiernos de derecha e izquierda, que las cumplen celosamente.
Está desapareciendo progresivamente la antropología cristiana que sustentaba nuestras culturas, con diversa cooperación desde los mismos centros de estudio cristiano. La secularización imperante ha marcado de modo diverso a los países latinoamericanos, sin prisa pero sin pausa, con nuevos modelos antropológicos. Esos, que ya presagiaban los obispos en el documento final de Puebla.
Esta visión inmanente imperante se torna sofocante. Nos hemos habituado a conversar sobre divorcios, suicidios, drogas, relaciones sexuales entre jovencitos adolescentes, malos tratos, depresión Editary pánico. Babilonia está instalada o en vías de instalación, ella es la prefiguración de la ciudad pagana de todos los tiempos, en donde todo se compra y todo se vende…(Ap 17-18)
Ante este panorama, cabe leer la Escritura y recordar el consejo del libro del Apocalipsis: son necesarias, “la paciencia y la fe de los santos”(13,10). Resistiendo activamente a los modelos antropológicos propuestos en programas educativos, leyes y medios. Con comunidades valientes, dispuestas a dar testimonio de la Verdad. Generando espacios de verdadera libertad para servir al bien común. Sería lamentable, que la caída de la Babilonia actual, cosa que el Señor nos ha prometido(14,8), nos encuentre entre los que la lloran a distancia...
El individualismo, el consumismo, los estados erigidos en dios, y los líderes políticos como si fueran semi-dioses a los que hay que prestar una adhesión cuasi-religiosa, son algunos de los condimentos actuales de nuestra América Latina. La economía es el nombre clave para la felicidad que se denomina bienestar, y los encargados de guiarla son los profetas modernos. Los centros de poder económicos dan las directivas a gobiernos de derecha e izquierda, que las cumplen celosamente.
Está desapareciendo progresivamente la antropología cristiana que sustentaba nuestras culturas, con diversa cooperación desde los mismos centros de estudio cristiano. La secularización imperante ha marcado de modo diverso a los países latinoamericanos, sin prisa pero sin pausa, con nuevos modelos antropológicos. Esos, que ya presagiaban los obispos en el documento final de Puebla.
Esta visión inmanente imperante se torna sofocante. Nos hemos habituado a conversar sobre divorcios, suicidios, drogas, relaciones sexuales entre jovencitos adolescentes, malos tratos, depresión Editary pánico. Babilonia está instalada o en vías de instalación, ella es la prefiguración de la ciudad pagana de todos los tiempos, en donde todo se compra y todo se vende…(Ap 17-18)
Ante este panorama, cabe leer la Escritura y recordar el consejo del libro del Apocalipsis: son necesarias, “la paciencia y la fe de los santos”(13,10). Resistiendo activamente a los modelos antropológicos propuestos en programas educativos, leyes y medios. Con comunidades valientes, dispuestas a dar testimonio de la Verdad. Generando espacios de verdadera libertad para servir al bien común. Sería lamentable, que la caída de la Babilonia actual, cosa que el Señor nos ha prometido(14,8), nos encuentre entre los que la lloran a distancia...
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