Ya en el siglo II Orígenes decía:" Los Cristianos creemos que a cada uno designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja".
Ya en el año 800 se celebra en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde 1111 existe una oración muy famosa :"Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custódiame en este día, ilumina mi entendimiento, dirige mía afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios. Amén."
En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.
San Bernardo en el año 1010, hizo un sermón muy célebre cerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia ( portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores ( que son muchos más de los que nos podríamos imaginar). Y confiemos en su ayuda ( que es muy poderosa porque es superior en poder al de los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).
San juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocarán a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó :" Ángel de mi Guarda!". Cayeron sin sentido. Fueron a recoger a uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, éste recobró el sentido y comentó...
"Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi ángel de la Guarda y sentí como sí me pusieran por debajo una sábana y me bajarán suavemente. Y luego, no recuerdo más.."
Ángel de mi guarda, mi dulce compañía,
No me desampares ni de noche ni de día,
Hasta qué me pongas en paz y alegría
Con todos los santos de Jesús, José y María...
1 comentario:
Mi Ángel de la Guarda tiene nombre desde que leí el libro de la biografía del Padre Pío. Confieso que no le presto toda la atención que merece, pero soy consciente de que me salvó la vida en más de una oportunidad.
Lo quiero muchísimo, y debería ser mucho más consciente de su presencia constante.
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