viernes, 13 de mayo de 2011

LA VOZ DE LOS PADRES PARA ESTE IV DOMINGO DE PASCUA


San Agustín, in Joanem tract 45
O de otro modo: Hay muchos que por la manera ordinaria que tienen de obrar se llaman hombres buenos, que al parecer observan lo que en la Ley se manda; sin embargo, no son cristianos y las más de las veces se jactan como los fariseos: "Pues qué, ¿nosotros somos también ciegos?" ( Jn 9,40). Como que ignorando a qué fin dirigir sus acciones, obran inútilmente; pero el Señor, bajo la figura de rebaño y de puerta por la que se entra al redil, les dice: "En verdad, en verdad os digo: que el que no entra por la puerta", etc.
Digan en hora buena los paganos, digan los judíos o los herejes, nuestra vida es buena; si no entran por la puerta ¿de qué les sirve? La buena vida debe proporcionar a cada uno la vida eterna, y no puede decirse que viven bien los que ignoran por ceguedad el fin del bien vivir, o por orgullo lo menosprecian. Nadie puede tener esperanza de vivir siempre, si no conoce la vida (que es Cristo) y entra por esta puerta en el redil. Todo aquel que quiere entrar en el redil, entre por la puerta; y no solamente predique a Cristo, sino busque su gloria y no la gloria propia. Pero Cristo es una puerta humilde; el que entra por esta puerta debe bajar su cabeza para que pueda entrar con ella sana. Mas aquel que no se humilla sino que se ensalza, ése quiere escalar el muro; por tanto, se eleva para caer. Muchas veces tales hombres pretenden persuadir a los demás a que vivan bien sin ser cristianos; éstos quieren subir por otra parte, robar y matar. Son, pues, ladrones, porque se apropian lo ajeno; son salteadores, porque matan lo que roban.

San Agustín, De verb Dom. Serm 49
Entra por la puerta el que entra por Cristo, el que imita la pasión de Cristo, el que conoce la humildad de Cristo, que siendo Dios se ha hecho hombre por nosotros. Conozca el hombre que no es Dios, sino hombre, porque el que quiere parecer Dios siendo hombre, no imita a Aquel que siendo Dios se hizo hombre. Porque no se te ha dicho: seas algo menos de lo que eres; sino, reconoce lo que eres.
"A éste abre el portero".

San Agustín, in Joanem tract 46
O de otra manera: Por este portero debemos entender al mismo Señor. En las cosas humanas hay más diferencia entre un pastor y una puerta, que entre un portero y una puerta, y sin embargo, el Señor se llama a sí mismo pastor y puerta. ¿Por qué no hemos de ver en El al portero? El que se manifiesta a sí mismo, es el mismo que se abre. Si buscas que otro sea el portero, puedes reconocer, sin duda, bajo este nombre al Espíritu Santo, de quien el Señor dice: "El mismo os enseñará toda la verdad" ( Jn 16,13). La puerta es Cristo, que es la verdad. ¿Quién abre la puerta sino el que enseña la verdad? Debemos cuidar, sin embargo, de no estimar más al portero que a la puerta, porque en las casas de los hombres el portero es más que la puerta, y no la puerta más que el portero.

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