miércoles, 5 de octubre de 2016

SANTA FAUSTINA KOWALSKA: DIARIO (nª 890)



El amor es un misterio que transforma todo lo que toca en cosas bellas y agradables a Dios. El amor de Dios hace al alma libre; es como una reina que no conoce el constreñimiento del esclavo, emprende todo con gran libertad del alma, y que el amor que vive en ella es el estímulo para obrar. Todo lo que la rodea, le da a conocer que solamente Dios es digno de su amor. El alma enamorada de Dios y en Él sumergida, va a sus deberes con la misma disposición con que va a la santa comunión y cumple las acciones más simples con gran esmero, bajo la mirada amorosa de Dios; no se turba si con el tiempo alguna cosa resulta menos lograda, ella está tranquila, porque en el momento de obrar hizo lo que estaba en su poder.

Cuando sucede que la abandona la viva presencia de Dios, de la que goza casi continuamente, entonces procura vivir de la fe viva; su alma comprende que hay momentos de descanso y momentos de lucha. Con la voluntad está siempre con Dios. Su alma es como un oficial entrenado para la lucha, desde lejos ve dónde se esconde el enemigo y está preparada para el combate, ella sabe que no está sola; Dios es su fortaleza.

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