martes, 22 de enero de 2008

Un tiempo de vaciones en familia

Qué reconfortante se torna el tiempo de vacaciones en familia, pudiendo emplearlo en conversar gratuitamente con los distintos miembros de la familia, sin las presiones que ejerce el reloj en lo cotidiano. Compartir gratuitamente el tiempo y reírnos juntos. Qué saludable es reírnos juntos!!! Yo he aprendido con el tiempo a reírme de mí mismo y esto me ha hecho mucho bien. Otra oportunidad que podemos darnos en las vacaciones es la de mirarnos con detenimiento. No solamente con la intención de reparar en los aspectos externos, sino para captar el milagro que resulta ser toda persona humana. Lo irrepetible y único de cada ser humano.

También es un tiempo propicio para que podamos, como familias católicas, orar juntos, si la familia es muy numerosa tal vez esto no sea posible, pero siempre habrá un momento para la oración en familia, de modo que todos sentirán la invitación a ser parte de ese espacio y podrán libremente responder. Nosotros elegimos las 15 hs, la hora de la misericordia era el momento para la oración familiar, y luego de la coronilla rezábamos el santo Rosario.

En estas circunstancias, también hay espacios de silencio y reflexión, personal y familiar, sobre diversos tópicos, el libros que alguno está leyendo, en casa habían cuatro en danza, (Yo Paco, Aparecida, Jesús de Nazaret de Benedicto XVI, y uno que Cristina reclamó permanentemente sobre buenos modales) las noticias de los diarios o las que se dan a conocer en los informativos televisivos.

Los programas veraniegos de la TV que promueven los grandes centros turísticos del país, son mostrados en medio del “glamour” y las fiestas nocturnas excéntricas, con contenidos por lo general bastante “livianos”, como las ropas que siempre llevan. Así calificaba el grupo argentino “les Luthiers” este tipo de propuestas: el que piensa pierde.

Como dicen por aquí: “un botón basta de muestra”. En un Balneario de Uruguay muy promocionado, preparado especialmente para jóvenes, la televisión “por activa y pasiva” dio cuentas de la costumbre adquirida en un boliche nocturno, en el que recibían la bebida para consumir en “pelelas y zapatos”. Parece imposible o de ciencia ficción, y si a esto le agregamos que los que bebían en estos utensilios no eran animales, hasta Julio Verne se quedaría atónito. Y que decir, si esto los medios lo convierten en una noticia muy promocionada …

Las vacaciones permiten encuentros con amigos. Amigos de nuestros hijos, amigos nuestros, amigos que posibilitan muchas veces nuestras propias vacaciones, ciertamente que cultivar la amistad es una “forma de vacacionar” a lo largo del año. El amigo es un oasis refrescante.

Así transcurrieron nuestras vacaciones, como ocurre habitualmente muy esperadas y muy rápidamente vividas. Vacaciones juntos, con todos los cansancios que ello comporta, con todas las tensiones que supone, los ruidos nocturnos o a la hora de la siesta, las plantas rotas por los pelotazos en el jardín y la bici pinchada... pero, reafirmando el sentido de pertenencia a una familia con luces y sombras, a la que quiero y en la que soy querido, a la que también aporto y de la que recibo.

Para nuestra familia, formada por seis integrantes, cinco compartimos las vacaciones, nuestra hija mayor, a punto de recibirse de médico, pudo hacerse una escapada algunos días. Todavía no hay nietos…están en nuestras conversaciones veraniegas y en nuestros sueños cotidianos.

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