Al llegar de las vacaciones me enteré del insuceso vivido por el Papa, en relación con la visita suspendida a la Universidad “Sapienza” de Roma. Ciertamente que el escrito presentado a las autoridades de la Universidad por algunos profesores, más de 60 para mayor exactitud, manifestando su desconcierto por la invitación realizada al Papa, no tiene su origen en las autoridades de la Universidad, pero es de notar, que los profesores que ocupan esos cargos lo hacen con el beneplácito de las autoridades de dicha Institución.
Los estudiantes también han decidido manifestar su disconformidad, probablemente influidos por los profesores, pues anunciaron que harían manifestaciones en la ciudad universitaria desde la llegada del Pontífice. Al ser entrevistado el profesor de genética médica de “Sapienza”, Bruno Dellapiccola afirmaba:
Los estudiantes también han decidido manifestar su disconformidad, probablemente influidos por los profesores, pues anunciaron que harían manifestaciones en la ciudad universitaria desde la llegada del Pontífice. Al ser entrevistado el profesor de genética médica de “Sapienza”, Bruno Dellapiccola afirmaba:
“Debo decir que ésta es una reacción vergonzosa que seguramente no honra a una universidad grande e importante como La Sapienza, de la cual formo parte. Una Universidad que hace unos años p.e. invitó al grupo de los Raelianos que querían hacer la clonación del hombre. Una Universidad que siempre ha estado abierta a los políticos de cualquier tendencia e incluso ha abierto sus puertas a actores, que han sentado cátedra por su popularidad. ¿No se avergüenzan los que firman manifiestos de este tipo que con ello impiden hablar a una persona que goza de respeto a nivel mundial? Es necesario tener respeto por las personas que pueden tener pensamientos distintos, incluso que no puedan ser compartidos. Pero que en todo caso un ateneo grande como la Universidad ha de mostrar hospitalidad a todos, especialmente cuando tenemos la suerte de ser visitados por figuras sobresalientes que vienen a nuestra universidad".
Frente a este hecho hay evidentemente algo que anda muy mal, y que nos induce a preguntarnos: ¿Esta prestigiosa Universidad, fundada por el Papa Bonifacio VIII, tiene un grupo de profesores que descalifican al papa Benedicto XVI, por no compartir sus afirmaciones, expresando que su presencia sería nociva para la Institución?
En principio me animo a decir que la afirmación hecha atenta contra la verdad, y que ella, no admite, en la respuesta que debe dar la Institución, posturas negociadoras. Si estos centros están al servicio de la verdad, sería oportuno declarar, que tal afirmación es falsa. ¿Qué imagen se ha sembrado en los corazones de los estudiantes, y cuáles serán las consecuencias para el futuro? ¿Cuál es el concepto de laicidad que proponen con sus argumentos este grupo de profesores? ¿Se anunciaba que los estudiantes realizarían una “semana anticlerical”, parece ser un acto nacido de una mentalidad intolerante? Ante estos interrogantes, es demasiado lights, responder que son una minoría, o que deberían aceptar al Papa como “un hombre de cultura o un profesor independientemente de sus ideas”. Aquí, podríamos preguntar al rector Guarini, si esa es la posición de la Institución? En honor a la verdad se debe enseñar el interés de la Iglesia por las ciencias, no debemos olvidar la presencia de tantos hombres de fe en los distintos campos de saber. Creo que Guarini, para responder como lo hizo, se perdió la oportunidad de quedarse callado.
Ladran sancho…
En medio de esta situación lamentable, hay también una lectura entre líneas que debemos valorar. Benedicto XVI es un hombre de Dios muy sabio, el don que ha recibido, es de mucho valor para el mundo contemporáneo y especialmente para la Iglesia. No es la primera vez, ni será la última, que sus palabras o su presencia provoquen estas reacciones, ellas iluminan poderosamente zonas que en la cultura contemporánea se presentan como bastiones de los paradigmas ateos.
Los científicos ateos o marxista y los amigos de las logias, se enojan porque sus palabras hacen tambalear los “caballitos de batalla”, tantas veces promocionados por los medios de comunicación. En sus listas figuran todo lo que se puede cuestionar, pero nadie debe cuestionar los postulados que ellos defienden, con los que edifican un mundo sin Dios. Estos profesores, que en nombre de la “laicidad y la ciencia” censuran la presencia del Papa, actúan irracionalmente deshonrando el saber y faltando a la verdad.
Es una infamia que ultraja a la comunidad católica, la que ha perpetrado este grupo de profesores y alumnos de “Sapienza”, sería bueno una reparación que permita ver claramente que la Institución disiente con estas afirmaciones, de lo contrario, las declaraciones de Guarini parecen dar crédito a lo que se ha afirmado en la carta.
Ladran sancho…
En medio de esta situación lamentable, hay también una lectura entre líneas que debemos valorar. Benedicto XVI es un hombre de Dios muy sabio, el don que ha recibido, es de mucho valor para el mundo contemporáneo y especialmente para la Iglesia. No es la primera vez, ni será la última, que sus palabras o su presencia provoquen estas reacciones, ellas iluminan poderosamente zonas que en la cultura contemporánea se presentan como bastiones de los paradigmas ateos.
Los científicos ateos o marxista y los amigos de las logias, se enojan porque sus palabras hacen tambalear los “caballitos de batalla”, tantas veces promocionados por los medios de comunicación. En sus listas figuran todo lo que se puede cuestionar, pero nadie debe cuestionar los postulados que ellos defienden, con los que edifican un mundo sin Dios. Estos profesores, que en nombre de la “laicidad y la ciencia” censuran la presencia del Papa, actúan irracionalmente deshonrando el saber y faltando a la verdad.
Es una infamia que ultraja a la comunidad católica, la que ha perpetrado este grupo de profesores y alumnos de “Sapienza”, sería bueno una reparación que permita ver claramente que la Institución disiente con estas afirmaciones, de lo contrario, las declaraciones de Guarini parecen dar crédito a lo que se ha afirmado en la carta.
La verdad tiene una exigencia que muchas veces conlleva el padecimiento, así lo ha manifestado Benedicto XVI en sus enseñanzas y acciones, parece ser que sabían estos profesores que sus condecoraciones no condicionarían las palabras del Papa. Dios bendiga al Papa!!!
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