jueves, 15 de noviembre de 2007

El Papa benedicto XVI reza ante las reliquias de santa Teresa de Lisieux


Al final de la Audiencia General, el Santo Padre se ha recogido en oración en su capilla privada para rezar ante las reliquias de Santa Teresa de Lisieux. La urna con las reliquias de la Santa carmelita se encuentran actualmente en Roma llevadas en peregrinación cuando se cumple el décimo aniversario de la proclamación como Doctora de la Iglesia.
El papa Benedicto XVI rezó el miércoles frente a las reliquias de Santa Teresa de Lisieux, que fueron llevadas a Roma con ocasión del 120º aniversario del encuentro entre la santa francesa y el papa León XIII.
Benedicto XVI recordó que Teresa de Lisieux viajó a Roma en 1887, cuando tenía 13 años, para pedirle al Papa que le permitiese entrar en la Orden del Carmen pese a su poca edad.
Las reliquias de Teresa de Lisieux visitarán durante una semana varias iglesias de Roma.
Therese Martin, que nació en Alençon (oeste de Francia) en 1873, entró en el convento de las carmelitas de Lisieux en 1888 con el nombre de Teresa del Niño Jesús y del Santo Rostro. Murió en 1897.
Fue beatificada en 1923 y proclamada santa dos años más tarde. En 1997 Juan Pablo II la proclamo Doctora de la Iglesia.En su homilía el Juan Pablo II dijo textualmente: “Todos percibimos que hoy se está realizando algo sorprendente. Santa Teresa de Lisieux no pudo acudir a universidades ni realizar estudios sistemáticos. Murió muy joven y, a pesar de ello, desde hoy tendrá el honor de ser Doctora de la Iglesia, un notable reconocimiento que la exalta en la estima de toda la comunidad cristiana más de lo que pudiera hacer un "título académico". Teresa Martín, carmelita descalza de Lisieux, deseaba ardientemente ser misionera y lo fue hasta el punto dijo también Juan Pablo II “que pudo ser proclamada patrona de las misiones”. Jesús mismo le mostró de qué modo podía vivir esa vocación: practicando en plenitud el mandamiento del amor. Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz es la más joven de los "Doctores de la Iglesia", pero su ardiente itinerario espiritual manifiesta tal madurez, y las intuiciones de fe expresadas en sus escritos son tan vastas y profundas, que le merecen un lugar entre los grandes maestros del espíritu. El Papa Karol Wojtyla no pudo menos en aquella ocasión de recordar, una página admirable de la Santa: el relato del conmovedor descubrimiento que hizo de su vocación particular dentro de la Iglesia. "La caridad -escribe la Santa- me dio la clave de mi vocación.
Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto por diferentes miembros, no le faltaba el más noble de todos: comprendí que la Iglesia tenía un corazón y que este corazón ardía de amor. Comprendí que sólo el Amor hacía actuar a los miembros de la Iglesia. Comprendí que el amor encerraba todas las vocaciones. Comprendí que mi vocación es el amor".
FUENTE: DIGITAL CATÓLICO


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