Introducción
La Acedia
El tema que pienso exponer en esta conferencia es: Fátima
y la civilización de la Acedia. Ya conocen muchos de ustedes los dos
libros: En mi sed me dieron vinagre. La Civilización de la Acedia. Ensayo de
Teología Pastoral [1]
y Mujer ¿por qué lloras? Gozo y tristezas del creyente en la Civilización de
la Acedia.[2].
Y saben que en ellos llamo la atención sobre el hecho de la acedia y expongo en
qué consiste. Un hecho espiritual poco reconocido y que, sin embargo, puede ser
considerado como el mal espiritual de nuestra civilización y que la define.
Abundan los diagnósticos sobre nuestras sociedades.
Diagnósticos económicos, socio-políticos, culturales, de las ideologías o las
ideas filosóficas que las orientan, etc. Pero el nuestro, es un diagnóstico
estrictamente espiritual, profético, acerca del mal espiritual de
nuestra civilización. Un diagnóstico espiritual que excede, por lo tanto, lo
que las ciencias humanas pueden alcanzar.
Un prominente norteamericano, William J. Bennett,
que fue ministro de Cultura y Educación de Estados Unidos durante la administración
del presidente Ronald Reagan, afirmó en 1995, en una conferencia,
coincidentemente con nuestro diagnóstico, que la raíz de los males sociales y
culturales señalables en la sociedad norteamericana, es de índole espiritual
y consiste en la acedia. Una resistencia a tener en cuenta las
realidades religiosas de la fe cristiana a la hora de tomar las decisiones que
afectan el bien común.
La Acedia y Fátima
En mis observaciones y reflexiones sobre la acedia,
nunca me había detenido a meditar sobre la relación existente entre la acedia
de nuestro siglo XX y las apariciones marianas de Cova de Iría, (que se
prolongan en los mensajes a Lucía en Pontevedra y Tuy), conocidas como las
apariciones de Fátima. No había reparado en la patente relación que existe entre
el mensaje que en ellas ha dado Nuestra Señora del Corazón Inmaculado, y la
acedia que aqueja nuestra civilización.
He caído, pues, en la cuenta, con sorpresa, que el mensaje de Fátima tiene
relación directa con ella.
En efecto, Fátima no es un mensaje devocional que se
presente en forma ahistórica y de espaldas a los sucesos mundiales del siglo.
Llamativamente, Nuestra Señora se ocupa, en sus mensajes, de hechos históricos
tales como las dos guerras mundiales y Rusia, o lo que es lo mismo, de la
revolución marxista.
1917:
La revolución bolchevique
Se ha observado[3]
que 1917 es, en plena primera guerra mundial, el año del triunfo de la
revolución bolchevique que instala en Rusia el primer estado no sólo ateo, sino
anti-teo[4].
Un gobierno que se propone, por primera vez en la historia, como parte de su
plan de creación de una nueva humanidad, la erradicación de la religión, que
es, en los hechos y principalmente, la erradicación de la fe cristiana,
ortodoxa y católica, empezando por el ámbito de las Repúblicas Socialistas
Soviéticas Unidas. Pero no sólo en ese ámbito. Pronto comenzará a exportar la
revolución anticristiana. Es conocida la participación que tuvieron, en las
persecuciones sangrientas durante las revoluciones mexicana y española de las
décadas siguientes, los agentes políticos revolucionarios rusos o de la
internacional marxista. Recuérdese que Trotsky se asila en México, donde es, a
pesar de todo, asesinado.
Las persecuciones multifacéticas al pueblo católico en el siglo XX
El siglo XX podrá pasar a la historia como un siglo
de acedia, de odio a Dios en la figura de sus creyentes más pequeños (Mateo
25,31ss). Refresquemos un poco la memoria acerca de las persecuciones padecidas
por el pueblo católico en este siglo.
Etnocidios
Aunque todavía está por hacerse el balance total de
las persecuciones y de los mártires católicos y ortodoxos del siglo XX, es
posible recordar a vuelo de pájaro: la matanza de casi dos millones de
armenios, a manos del imperio otomano que, ya desde el siglo XIX había venido
persiguiendo a las etnias cristianas sometidas a la dominación turca en Siria y
el Líbano. Hay que recordar la persecución en México con la gesta de los
Cristeros; la opresión política en Francia, Uruguay y tantos otros países, por
influjos masónicos. La persecución de los católicos en el Tercer Reich y en los
territorios ocupados: Polonia, Austria y Europa Oriental. Luego de la Segunda
Guerra, la terrible persecución comunista en las naciones de Europa Oriental
que le fueron discrecionalmente entregadas en Yalta: Polonia, Checoeslovaquia,
Hungría, Bulgaria, Rumania, Alemania Oriental. Sin olvidar las naciones de la
Yugoslavia de Tito y la radical dictadura albanesa.
La persecución en la URSS fue dantesca y demoledora.
Tras una pausa durante la Segunda Guerra, por razones políticas internas, Stalin la retomó con redoblada furia y fue
continuada por sus sucesores.
Este siglo vio también instalarse el marxismo en
China continental, donde arrasó la Iglesia católica china. Las matanzas de católicos
en África han sido tremendas también y en algunos casos con el virtual
exterminio del clero y religiosos.
Persecuciones psicológicas y psicopolíticas
A los martirios sangrientos hay que agregar otras
formas de persecución y discriminación mediante medios psicopolíticos
El comunismo ruso comenzó con los lavados de
cerebro mediante los cuales se buscaba, aplicando la psicología de los
reflejos condicionados de Pavloff, el fundador de la psicología conductista
materialista, manipular la conducta humana y determinarla, mediante la
aplicación de premios y castigos, para lograr la conversión de los
creyentes en buenos ciudadanos soviéticos. Esta reconversión o apostasía era la
meta que buscaban los tribunales del pueblo, los interrogatorios policiales,
las prisiones, campos de concentración, trabajos forzados, el estado policial.
Todo apuntaba a que los creyentes confesaran sus errores y los de la Iglesia y
se plegasen a la ideología marxista.
Esa técnica se aplicó luego, aún en el así llamado mundo
libre donde la ideología marxista se infiltró en los medios intelectuales y
académicos del catolicismo, sin excluir el clero. Se conoció entonces la
teología de la liberación marxista, que logró los objetivos psicopolíticos a
los que apuntaba: dividir a la Iglesia y sembrar en ella la confusión, la
división y las acusaciones mutuas. Una situación de la que le cuesta reponerse
al catolicismo, que sigue siendo sometido a encontradas agresiones
psicopolíticas, como es actualmente la así llamada teología india.
Muchos fieles, sobre todo jóvenes, e incluso
sacerdotes y religiosos, se involucraron más o menos profundamente con los
movimientos revolucionarios violentos, inspirados por la ideología marxista y
financiados por la Unión soviética o por otras fuentes oscuras, interesadas en
el resquebrajamiento de la unidad católica y
en el desdibujamiento de la identidad católica. Se ha podido demostrar
que la teología marxista de la liberación y hasta la guerrilla, recibían apoyo
intelectual y ayuda económica de organizaciones protestantes relacionadas con
el stablishment protestante y el Consejo Mundial de las
Iglesias [5].
El compromiso de estos católicos con la izquierda violenta dio bienvenido
pretexto a la represión militar y a las acciones de la inteligencia militar y
policial de todas las corrientes e ideologías, en el tejido social y humano del
pueblo de Dios.
La
Iglesia era atacada por unos como aliada del capitalismo y por otros como
aliada de los terroristas. Y el efecto fue la efectiva división de los
católicos por motivos ideológicos y políticos.
Esas eran formas de persecución psicopolíticas de
las que apenas si nos vamos haciendo conscientes y debido a las cuales se
incurre insensiblemente en cismas y apostasías.
Persecuciones legales y jurídicas
Para completar el cuadro de las multifacéticas
formas de la acedia anticatólica en este siglo, pueden agregarse las formas de
discriminación y de opresión jurídica de los católicos. En En mi sed me
dieron vinagre me he referido al así llamado Ateísmo estructural y a
la Acedia jurídica. Ha habido una oposición y obstaculización crónica e
insidiosa de la vida católica por vía legal. Se ha impuesto a naciones
católicas constituciones y filosofías jurídicas liberales, racionalistas,
positivistas, antiteas. Se ha dejado a los católicos desamparados en sus
derechos al respeto de sus símbolos e imágenes religiosas, que suelen ser
manoseados o profanados impunemente por los señores feudales de la publicidad.
Francia lideró, con su ejemplo, desde el siglo XIX
la opresión jurídica y legal de los católicos. Prohibió las órdenes y
congregaciones religiosas. Los gobiernos de Uruguay y México siguieron su
ejemplo. Otras leyes francesas introducían vejaciones que dieron lugar a la
enérgica encíclica Vehementer Nos de san Pío X, a comienzos del siglo.
La tiranía escolar
Pero quiero señalar una forma de persecución por lo
general poco tenida en cuenta, por revestirse de formas particularmente
secretas e insidiosas, y que, sin embargo, tiene graves y devastadoras
consecuencias sobre la identidad del pueblo de Dios. Me refiero a la dictadura
escolar que practican las democracias, uno diría que con buena conciencia y sin
percibir su olor a tiranía. Dictadura escolar a la que se ve sometido el pueblo
católico en la mayoría de los países latinoamericanos.
Si hay un sector de servicios que no se privatiza en
ninguno de los feudos del actual orden mundial, es el de la educación. Al
respecto, los estados siguen imponiendo sus programas en las disciplinas
humanas: historia, filosofía. La tendencia es también a abolir esas
disciplinas. ¿Qué consecuencias tiene esta política escolar para la identidad y
la autoconciencia católica?
Sus consecuencias
Como consecuencia de esta tiranía docente, el pueblo
católico se ve impedido de transmitir de una generación a otra, en el ámbito
escolar, sus tradiciones doctrinales e históricas, las gestas de sus mayores, la
historia de su pueblo. Esta situación, sostenida a lo largo de más de un siglo,
ha ido produciendo una pérdida importante y extendida de la memoria y de la
identidad colectiva, un debilitamiento del sentido de pertenencia. El
conocimiento de la propia historia, de la figura y doctrina de los Santos
Padres, de los Santos, y ¿por qué no? también de sus pecadores, se va
convirtiendo cada vez más en el privilegio de unos pocos que van siendo cada
vez menos, incluso entre los clérigos y religiosos. La ignorancia de los
católicos acerca de sí mismos es pavorosa.
La acedia como causa de la persecución
¿A qué se deben todas estas formas de violencia que
apuntan al etnocidio, al exterminio demográfico, o a la desaparición cultural
del pueblo católico? ¿A qué se debe este odio inexplicable contra un tipo
humano excelente como el que nace de la fe? ¿Cómo se explica que en vez de
apreciar sus virtudes, incluso ciudadanas, y de fomentar su existencia y su
excelencia, se esté siempre al acecho de sus defectos para pretextar los
intentos de exterminio o de desidentificación?
Podrían
darse, si se reconociese este hecho que tan pocos reconocen, ensayarse muchas
respuestas, de orden histórico, político, ideológico o social. Nuestro
diagnóstico, lo hemos dicho, es espiritual. Se trata de acedia. Una
acedia que ha adquirido dimensiones políticas, de civilización, de legislación
de teorías jurídicas, de ideas filosóficas justificatorias... pero que es de
naturaleza espiritual: demoníaca. Opuesta al Espíritu Santo, con una forma de
oposición que más que en una herejía doctrinal respecto de la persona del
Espíritu Santo, de su naturaleza o de su condición trinitaria, o de su misión
salvífica, consiste en una negación de sus obras y en una resistencia práctica
a su acción específica. Se dice, por ejemplo, que la evangelización de América
fue un mal.
Acedia y resistencia al Espíritu Santo
Este diagnóstico se ve confirmado por el Magisterio.
En su Encíclica sobre el Espíritu Santo Dominum et vivificantem Juan
Pablo II describe la acedia en términos de resistencia práctica al Espíritu
Santo y se la ubica, como hemos hecho en el capítulo séptimo de En mi sed me
dieron vinagre, en el contexto de la resistencia de la carne al Espíritu
Santo, de la que habla San Pablo. Dice el Papa:
“Por desgracia, la resistencia al Espíritu Santo
que San Pablo subraya en la dimensión interior [...] que tiene lugar en
el corazón humano, encuentra [...] especialmente en la época moderna, su
dimensión externa, concentrándose como contenido de la cultura y de la
civilización, como sistema filosófico, como ideología, como programa de
acción y formación de los comportamientos humanos. Encuentra su máxima
expresión en el materialismo, ya sea en
su forma teórica –como sistema de pensamiento – ya sea en su forma práctica –
como método de lectura y de valoración de los hechos – y además como programa
de conducta correspondiente.
El
sistema que ha dado su máximo desarrollo y ha llevado a sus extremas
consecuencias prácticas esta forma de pensamiento, de ideología y de praxis, es
el materialismo dialéctico e histórico, reconocido hoy como núcleo vital del
marxismo”.
Nótese que el Papa no dice que sea el único sino el
más radical. Porque también el régimen racionalista y liberal-naturalista se
opone al Espíritu aunque no tan violentamente. Y prosigue:
“Por principio y de hecho el materialismo excluye
radicalmente la presencia y la acción de Dios, que es Espíritu, en el
mundo, y sobre todo en el hombre, por la razón fundamental de que no
acepta su existencia, al ser un sistema esencial y programáticamente ateo.
Es el fenómeno impresionante de nuestro tiempo al que el Concilio Vaticano II
ha dedicado algunas páginas significativas[6].
“Aunque no se puede hablar de ateísmo de modo
unívoco, ni se lo puede reducir exclusivamente a la filosofía materialista,
dado que existen varias especies de ateísmo [...] sin embargo, es cierto que un
materialismo verdadero y propio entendido como teoría que explica la realidad y
tomado como principio clave de acción personal y social, tiene carácter
ateo.[...] De aquí se sigue que la religión puede ser entendida
solamente como una especie de ‘ilusión idealista’ que ha de ser combatida
[...] para eliminarla de la sociedad y del corazón mismo del hombre.
“Se
puede decir, por tanto, que el materialismo es el desarrollo sistemático y
coherente de aquella resistencia y oposición [de la carne contra el espíritu]
denunciada por San Pablo” (Dominum et Vivificantem N. 56)
He aquí, descrita por el Papa, la
acedia antitea característica de nuestra civilización, exasperada en su versión
soviética, pero que permanece presente en su versión globalista del nuevo Orden
Mundial tal como lo concibe Francis Fukuyama, teórico y asesor del Departamento
de Estado de los Estados Unidos[7].
El ataque a la fe.
Declaraciones de Marx, Lenin y el Partido Comunista
Veamos algunos textos que
ejemplifican lo afirmado por el Papa.
Como es sabido, el comunismo es,
ante todo, una teoría fundada en el materialismo ateo de Feuerbach, Marx y
Engels, autores que a su vez son tributarios de las críticas contra la fe
cristiana de Kant y Hegel. De estos autores, algunos negaron sistemáticamente la
fe y la religión cristiana y otros pasaron a combatirla activamente tratando de
erradicarla, como dice el Papa, de la sociedad y hasta del corazón mismo del
hombre.
Para Karl Marx, siguiendo a
Feuerbach, “es el hombre el que crea a Dios, como producto de su mente, y no
Dios el que crea al hombre”. En un texto clásico afirma Marx:
“La lucha contra la religión es, por lo tanto [...]
lucha contra el otro mundo, del cual la religión es el olor espiritual [...] la
religión es el suspiro de la creatura oprimida; es el corazón del mundo sin
corazón, así como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el
opio del pueblo. La abolición de la religión, como felicidad ilusoria del
pueblo, es necesaria para su verdadera felicidad. La exigencia de quitar
las ilusiones sobre su situación es la exigencia de quitar una situación que
necesita ilusiones. La crítica de la religión es, pues, en germen, la crítica
de este valle de lágrimas, del cual la religión es la aureola”[8].
Las apariciones del Corazón
Inmaculado de María, coincidentes con la revolución rusa, parecen una refutación
de la negación marxista del corazón creyente y de su negación del Espíritu
santo. La Virgen pedirá la consagración
de Rusia a su Corazón Inmaculado, porque en ese país se comienza a
instalar un régimen político que procura la abolición de la fe en Rusia como
primer paso para su abolición en todo el mundo. A grandes males, grandes
remedios. Y a los que niegan la existencia y la acción histórica de Dios, se
les responde con una intervención milagrosa de Dios.
Lenin, que instaló el régimen
marxista en Rusia con la revolución bolchevique de 1917, afirmaba: “Nosotros debemos luchar
contra la religión [léase siempre ‘la fe cristiana’ ortodoxa y católica
en Rusia y Ucrania]. Este es el ABC de cualquier especie de materialismo; y por lo tanto
del marxismo. Pero el marxismo no es un materialismo que se detenga en el ABC.
El marxismo va más allá. Es preciso saber luchar contra la religión y poder dar
a las masas una explicación materialista de los fundamentos de la fe y de la
religión”[9]
Esta misma fue la doctrina del
PCUS, el Partido Comunista de la Unión Soviética hasta su disolución. En 1919
decía: “El Partido lucha por la abolición completa
de toda religión”. En 1971, medio siglo después, propiciaba: “La decisiva derrota de las
supervivencias del pasado en la conciencia del hombre y en su conducta, entre
las más tenaces de las cuales se cuentan los prejuicios religiosos”[10].
La Cruzada antitea
El régimen marxista instalado en
Rusia, es decir en la URSS, no es un mero hecho político. Tiene un sentido
espiritual. Es una cruzada antitea moderna. Es un intento demoníaco de
abolición de la fe cristiana que se programa para imponerse en el mundo entero
por todos los medios, primero políticos. Más tarde, con el desarrollo de la
psicología de la propaganda política, por medio psicopolíticos. Y por fin, con
el afinamiento de una estrategia cultural reclamada por Gramsci, también por
medios culturales.
Por eso, la referencia, en Fátima,
a la conversión de Rusia si ésta le es consagrada al Corazón de María por el
Papa y todos los obispos, es decir por los representantes jerárquicos de todo
el pueblo de Dios perseguido, so pena de que sus errores se difundan y
sobrevengan terribles guerras y persecuciones sangrientas, es también un hecho
espiritual de lucha. Es una cruzada mariana. Nuestra Señora misma reconoce el
carácter de guerra espiritual que reviste este enfrentamiento con los poderes
demoníacos, cuando afirma: “Finalmente, mi Corazón Inmaculado triunfará y habrá un tiempo de paz”.
El Corazón y las Espinas
Ante la acedia organizada
ideológica, política y culturalmente, la Caridad de Dios responde a su modo. El
simbolismo del Corazón cercado de espinas visibiliza el carácter peculiar de
este enfrentamiento entre el Espíritu Santo de Caridad, que trae gozo y paz, y
la acedia, que desertifica a la humanidad y la convierte en una civilización de
la muerte.
¿Qué puede oponer al empuje del
cerco de espinas el corazón desnudo de la caridad? ¿Ese corazón, sin corazas ni
defensas, de Dios? ¿Qué puede oponer a la ofensa de los pecadores? Fácil le
sería al fuego quemar las espinas. Pero el fuego de la caridad, el de la zarza
ardiendo no es un fuego devorador de los pecadores. Al cerco de las espinas, el
fuego de la Caridad que inflama al Corazón Inmaculado sólo opone Caridad. El
amor de los niños. La capacidad de sacrificio de Jacinta y Francisco, por
compasión con los pecadores que se pierden y se van al infierno, y por
compasión con el corazón entristecido de Jesús. La Caridad cercada de espinas
triunfa en estos niños dándoles la disposición para sufrirlo todo por amor a
Dios y a los hombres que se pierden: las acusaciones de mentirosa por parte de
su madre y hermanas que padeció la hasta entonces mimada y mimosa Lucía; el
acoso y la sospecha pública de ser una niña embustera; los interminables
interrogatorios que alimentaba la sospecha rebuscando alguna contradicción
delatora; la burla y la risa sarcástica hasta de autorizados sacerdotes,
prestigiosos pero incrédulos; las durezas del párroco, celoso de su autoridad;
las amenazas de muerte por parte de autoridades civiles y de soldados;
interrogatorios con promesa de ejecución y con ficción de haber ejecutado ya a
los cómplices por negarse a revelar sus secretos; torturas morales infligidas a
niños menores de edad por autoridades civiles y militares por hechos que no
eran delito: ”Lo
que habéis hecho a uno de estos hermanitos míos más pequeños, a mí me lo habéis
hecho”.
Los niños quedaron inflamados de
caridad. De amor a Dios. De compasión por los pecadores. De amor que sufre,
sacrifica, no juzga y perdona, no toma nada a mal. Ellos reflejan el amor de
Jesús y de María por la salvación de todos los hombres.
Contra la acedia organizada en
forma de gobierno y planes quinquenales, en forma de proyecto antiteo que se
proponía abolir la fe y arrancarla del corazón de los pueblos cristianos, los
Corazones de Jesús y de María, inflamados en el fuego de la Caridad, sitiados
por las espinas de la acedia, suscitan la insurrección de los pequeños, de los
humildes, pero fuertes y grandes por la caridad y por la sabiduría de la cruz,
que los empuja al sacrificio y a la paciencia por amor a los demás.
Fátima no es, pues, solamente un
acontecimiento de devoción puramente privada e intimista. Es una especie de
jaque mate divino, dado en el tablero de la historia, a las insidias de la
acedia de los príncipes de este mundo contra el Señor y su Ungido (Salmo 2).
Fátima es una respuesta divina en
la que, imitando a Dios, los suyos podemos aprender cómo se ha de responder a
la Acedia histórica, militante y organizada, la acedia programática del
Príncipe de este mundo y de las Tinieblas, la de sus agentes y sus
colaboradores conscientes [11],
y la de las multitudes de los que “no saben lo que hacen”.
Vigencia de Fátima
Fátima no ha perdido su vigencia
con la caída de la Unión Soviética y la crisis del comunismo real. Más aún,
parece que habiéndose reventado el absceso del antiteísmo soviético, se hubiese
difundido más la infección del antiteísmo o del indiferentismo práctico, hasta
el punto de afectar el tejido del pueblo católico.
El Mensaje de Fátima sigue siendo
actual y su pastoral [12],
centrada en las virtudes teologales y principalmente en la caridad, parece
constituir lo que el Papa Todo suyo Juan Pablo II, nos propone y recomienda.
La resistencia al Espíritu, como
la Serpiente, cambia de piel, pero sigue siendo la misma. Y al hacerse más
solapada y semejante al color de las virtudes cristianas se hace tanto más
insidiosa y peligrosa. El último cambio de piel, parece ser el del Nuevo Orden
Mundial. Del que se ha dicho que es “La mayor amenaza que la
conciencia cristiana haya enfrentado en la historia”[13].
Dios viene, pues, a dar respuesta
a la civilización de la acedia con el movimiento que arranca de Fátima y pone
en movimiento a los humildes, a los creyentes, a los pequeños, a los inflamados
por la caridad, a los pacientes, a los que se sacrifican por los pecadores, a
los que oran como les enseñó a los niños el Ángel de la Paz, en las visiones
preparatorias desde 1915: “Dios mío, yo creo, te adoro, espero y te amo. Te pido perdón por todos
los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman”... “Dios mío, lleva a todas las
almas al cielo...”
Es la oración de la caridad, que
no se conforma con el ejercicio de la virtud de religión sólo para sí, sino que
desea que todos los hombres se salven. Es el anhelo apostólico diametralmente
opuesto al de Marx y Lenin, que desean que los hombres dejan de querer, de
adorar, de esperar y de amar a Dios, como quien se sacude un yugo de
infelicidad.
En la
oración que el Ángel de la Paz le enseña a los niños está el secreto de la Paz
Mundial.
(Llevaba cinco páginas manuscritas más de texto, pero no
hubo tiempo para exponerlas. Si es posible se pondrán a continuación . En ellas
se expone más claramente que la situación de guerra en que se encuentra el
mundo en el tiempo de estas apariciones se debe a la doctrina del conflicto de
origen hegeliano, que promete la unión como fruto de la oposición: tesis,
antítesis y síntesis. Y exalta la espiritualidad del amo sobre el esclavo.)
[1] Ed. Lumen, Bs. As. 19992
[2] Ed. Lumen, Bs. As. 1999
[3] Véase
Joaquín María Alonso, Fátima ante la Esfinge. El mensaje escatológico de
Tuy, Ed. Sol de Fátima,
Madrid 1979
[4] Aunque el término antiteo no sea
usual, es, sin embargo necesario. Porque el ateísmo militante y perseguidor, es
más que un agnosticismo, es positivamente opuesto a Dios, ya sea como idea ya
sea como realidad. La partícula privativa a-teo no pinta suficientemente
la positiva oposición combativa que expresa la preposición anti-teo.
[5] Véase: 1)
Roberto Jiménez, Teología de la Liberación: Proyecto histórico y tres de sus
conceptos claves, en el volumen colectivo: Roberto Jiménez; Joaquín
Lepeley; Roger Vekemans S.J.; Juan Cordero, Teología de la liberación.
Análisis y confrontación hasta la Libertatis Nuntius (CEDIAL [Centro de
Estudios para el Desarrollo e Integración de América Latina] Bogotá – Colombia,
sin fecha, 956 págs.) Jiménez traza el
organigrama de personas e instituciones, revistas y editoriales, que forman una
tupida red internacional, en las páginas 9 a 69. 2) Carlos A. Sacheri, La
Iglesia clandestina, Ediciones del Cruzamante, Buenos Aires 19775,
en especial págs 67 a 76 donde traza el cuadro del stablishment católico
y sus vinculaciones con el stablishment secular, propagado por fuerzas
protestantes y sociedades secretas. Sacheri, asesinado en odio a la fe, cita en
su trabajo un artículo de John Léo The Catholic Stablishment en la
revista Approaches (1968) Nº 9. Los encuentros latinoamericanos de
Teología India, como en otro tiempo los de teología de la liberación, son apoyados
por una amplia red de organismos protestantes o mixtos como El Consejo
Latinoamericano de Iglesias (CLAI) o la Asociación Ecuméncia de Teólogos del
Tercer Mundo (ASETT), Iglesia y Sociedad en América Latina (ISAL), etc.
[6] Gaudium et Spes 19-21
[7] Véase:
Alfredo sáenz, El Nuevo Orden Mundial en el pensamiento de Fukuyama,
Ediciones del Pórtico, Buenos Aires 1997
[8] Karl Marx, Contribución
a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, en Karl Marx Frühe
Schriften, Ed. Cotta,
Stuttgart, 1962, p. 489
[9] Citado por J. M. Alonso, O.c.
[10] Citado por
J.M. Alonso, O.c.
[11] Alguien me
decía que se encuentra, en Internet, un sitio en el que se propone: “Si quiere
ser apóstol de Satanás, haga clic aquí”
[12] Sobre la pastoral que enseña el Mensaje de
Fátima podrá consultarse con fruto las Actas del Congreso celebrado allí en
1993: A Pastoral de Fátima. Actas do I Encontro Internacional sobre a Pastoral de Fátima No 75
Aniversario das Aparicoes, Santuario de Fátima, 1993, 562 Págs.
[13] Federico Mihura Seeber en: Gladius No.
30, p. 75
1 comentario:
Muy oportuno este post. Ya había leído el trabajo, pero siempre es edificante leer y releer al P.Bojorge. Felicitaciones por este blog, amigo Novoa. Fabiela (Córdoba)
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