La trágica ley que despenalizó el aborto fue aprobada el 17 de octubre de 2012, en uno de los día más negros de la historia uruguaya, el partido de gobierno con mayorías parlamentarias, de ideología marxista , y un senador de la oposición dieron su aprobación para cerrar la votación que concluyó 17 a 14.
Unas breves reflexiones, en la hora trágica de la aprobación de esta ley. La antropología cristiana no es compatible con la antropología de la cultura imperante y tampoco lo es con la del gobierno. No respondemos de la misma manera a la pregunta por el hombre, los materialismos desconocen la dimensión espiritual de la naturaleza humana y la existencia del alma espiritual e inmortal, una realidad nada menor para nosotros los creyentes. Esta diferencia esencial , de la que no podemos prescindir afecta toda la existencia humana.Hay, en lo referente a la vida humana en estas ideologías, una absolutización de la inminencia y una negación teórico-práctica de la trascendencia. Podemos con todos los hombres de buena voluntad coincidir en la importancia de la solidaridad, y del respeto al prójimo, pero nuestros abismos son insalvables en temas como familia, noviazgo, paternidad, divorcio, vida, prójimo, perdón, paz, libertad, verdad, amor y seguramente puedo realizar una lista interminable.
Nos hemos equivocado llevando al parlamento a hombres que no nos representan, porque en realidad no comparten con nosotros la visión del hombre y su verdad. Antropologías irreconciliables. Basta leer las argumentaciones de ayer, lamentables expresiones de políticos que a modo de dioses se ubican por encima de los derechos humanos inalienables y legislan sobre aquello que deberían salvaguardar.
Bajó el azúcar y el boleto no aumenta, pero se aprobó la ley que mata a inocentes, sin que les tiemble el pulso a sus promotores, seguramente la senadora Xavier pasará a la historia por ser ésta su obsesión , para nosotros a la parte negra de nuestra historia.
Cómo responder desde la fe a esta situación? Permitiendo que el Espíritu hable proféticamente a los hombres y mujeres de nuestra patria, los profetas lloraban con su pueblo sus desgracias, porque sabían que el mal engendra mal, y la sangre trae sangre... La palabra de Dios en el día de la aprobación de la ley es iluminadora, allí Jesús pronuncia los ayes conminatorios. Nosotros sabemos que hoy ellos vienen sobre nuestra patria.
Ay de ti Uruguay, que dejas que la sangre de tus hijos inocentes se derrame, ay de ti, que abandonas la ley de Dios por la de los hombres, ay de ti que saludas a los que te destruyen en medio de aplausos, ay de ti,que levantaste la mano para sellar la suerte de los inocentes, porque tendrás que dar cuentas a Dios de esta decisión...
Reparemos y oremos. Nosotros tendremos que dar cuentas de nuestros silencios, y de nuestros mensajes confusos. Que el Señor tenga misericordia de nosotros, de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos!
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