domingo, 27 de junio de 2021

DIÁCONO JORGE NOVOA: LAS ESPOSAS, "SOCIAS SILENCIOSAS DEL PADRE"

Muchas veces, aparecen esposas preocupadas por la fe de sus esposos, o por la poca participación de éstos en las eucaristías dominicales. Basta dar una mirada general en nuestros templos, y constatar rápidamente, la desproporción de participación que existe entre varones y mujeres. Este deseo nacido en el corazón de las esposas, manifiesta como el uno para el otro, son como dice la Escritura la “ayuda adecuada”.

Dios es quien las ha movido, no solamente a reparar en esta situación, sino a orar con cierta perseverancia al Señor, para que mueva sus corazones. El Espíritu Santo es quien les muestra el camino adecuado, fecundando la espera, porque sin el auxilio divino muchas veces las alcanza el desánimo.

La oración perseverante de las esposas abre puertas y libera de obstáculos. He sido testigo, en un sinnúmero de casos, de este compromiso de amor de las esposas como “socias silenciosas” del Padre Eterno que busca al hijo alejado, sumidas en la oración perseverante. La espera, supone por momentos una carga pesada, que se incrementa, en la medida en que los años pasan y la eternidad comienza a palpitar con mayor intensidad en sus corazones. Soportar el peso de la espera, es colaborar activamente con la obra de Dios en los esposos. El amor adquiere su dimensión oblativa.

Estás dispuesta a ofrecerte como "socia silenciosa" del Padre Eterno? Qué buena ocasión para realizar la novena a san José! Cuánto silencio fecundo en la vida de este santo varón! Él como varón justo supo custodiar los caminos de la salvación, esos que hoy, Dios quiere que transite tu esposo.

2 comentarios:

Confieso... dijo...

Muy lindo el post .. sigamos creyendo =)

Unknown dijo...

Cómo no ofrecerse con alegría a entregar la vida ante tan misericordioso Socio! Socio que nos invita a participar de la salvación de nuestro propio esposo y luego, apenas le decimos que "si" comienza a cargar con nuestra cruz y a colmarnos de consuelos en los sufrimientos, que si bien no acaban, se vuelven así, llevaderos!