miércoles, 26 de noviembre de 2014

HANS URS VON BALTHASAR: PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO (CICLO B)




Is 63,16b-17.19b ; 64, 3-7 ; 1 Co 1,3-9 ; Mc 13, 33-37


El Año Litúrgico comienza con esta exigencia del evangelio: velad, permaneced despiertos, pues no se sabe cuándo vendrá el Señor. Navidad, es una fecha fija, pero no lo es la venida del Señor a nuestra vida y a nuestra muerte, a la vida y al final de la Iglesia. Tenemos plenos poderes sobre los bienes que Dios ha puesto sobre la tierra, a cada uno se le ha encomendado su tarea. Al portero, que debe estar pendiente de la venida del dueño y además debe velar para que los criados de la casa no abandonen su trabajo –en este portero se puede ver tanto la imagen de la Iglesia como la de cada cristiano-, se le ha encomendado la tarea especial de la vigilancia. Mediante este personaje se interpela en realidad a todos los cristianos: Lo digo a todos: ¡Velad!. La tarea que se nos ha encomendado debe llevarse a cabo; pero no se trata de nuestros propios bienes, sino de los bienes del Señor. Hagamos lo que hagamos, ya estemos realizando un trabajo espiritual o un trabajo temporal, no trabajamos para nosotros mismos, sino para él: no construimos nuestro reino, sino su reino.


En la segunda lectura se dice que hemos sido perfectamente equipados para ese trabajo por el Señor, con los dones de la gracia que Dios nos ha dado para que podamos llevarlo a cabo en ese tiempo intermedio durante el que aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Pero nosotros no esperamos esa manifestación del Señor en la ociosidad, sino que trabajamos activamente, pues el don que se nos ha dado no es para esperar ociosamente sino para actuar, para traducirlo en obras. El don se nos ha dado gratuitamente, en Cristo Jesús hemos sido enriquecidos en todo: el don del saber, el del testimonio, el don de la palabra (el hablar) se nos ha dado para que produzcan fruto que de ellos se espera. Pero Dios tampoco se limita a mirar ociosamente cómo trabajamos, sino que colabora activamente en nuestro trabajo manteniéndonos firmes en los momentos de inseguridad y de cansancio. Su ayuda nunca nos falta cuando nos aplicamos diligentemente al trabajo que nos ha sido encomendado. ¿Pero es éste nuestro caso? ¿Empleamos realmente nuestro tiempo, lleno de ocupaciones y de negocios, en trabajar en pro de la causa que Dios nos ha confiado o tenemos que entonar una mea culpa (como el profeta en la primera lectura), un lamento que debe resonar muy especialmente ahora, al comienzo del Año Litúrgico?


¿Por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema?. Se trata claramente de un lamento dirigido a Dios, no de una acusación contra Dios; porque ciertamente por Dios no queda, ya que es nuestro redentor desde siempre. Todos nosotros somos los que desde siempre éramos impuros. Estamos tan perdidos en nuestros intereses mundanos que se puede culpar a Dios de habernos entregado al poder de la lógica, al poder de nuestra culpa. Somos conscientes de nuestras propias culpas, toda nuestra justicia y todo nuestro maravilloso y peligroso progreso es como un paño manchado, el presunto florecimiento de nuestra cultura es como follaje marchito, arrebatado por el viento. Por eso a los que aún conocen a Dios y son sabedores de su fidelidad sólo les queda gritar: ¡Ojalá rasgases los cielos y bajases!. Piensa que a pesar de nuestra ingratitud somos todos obra de tus manos, la arcilla que Tú como alfarero siempre puedes remodelar.

MEDJUGORJE 25 DE NOVIEMBRE

Queridos hijos! De modo especial hoy los invito a la oración. Oren, hijitos, para que comprendan quiénes son y a dónde deben ir. Sean portadores de la Buena Nueva y gente de esperanza. Sean amor para todos aquellos que están sin amor. Hijitos, podrán ser y realizar todo solamente si oran y están abiertos a la voluntad de Dios, a Dios, que desea conducirlos a la vida eterna. Yo estoy con ustedes e intercedo día tras día por ustedes ante mi Hijo Jesús. Gracias por haber respondido a mi llamado.

viernes, 21 de noviembre de 2014

SEXTO ANIVERSARIO DEL BLOG

Estamos cumpliendo 6 años, aprovecho para agradecer a los que hacen posible que cada día podamos compartir algo, a todos los que nos siguen de modo permanente y a los lectores ocasionales . Gracias a todos, seguiremos con el compromiso asumido desde el comienzo: "dar Gloria  a Dios y tratar de colaborar humildemente con Él , en la salvación de los hombres..."


Nuevamente ponemos a los pies de la Virgen nuestro corazón, para que Ella se lo presenté a su Hijo,y nos alcance de Él su bendición...

jueves, 20 de noviembre de 2014

FERNANDO LEIVA EN MONTEVIDEO


FERNANDO LEIVA EN CONCIERTO 


Tenemos la enorme alegría de invitarte a compartir con nosotros una noche con Fernando Leiva, el cantautor chileno compartirá con nosotros sus canciones. La comunidad de la Parroquia María Reina de la Paz abre sus puertas para compartir la presencia de Fernando Leiva en Montevideo.



Lunes 24 -hora 20 
Parroquia María Reina de la Paz.
 (Entrada gratuita, los que puedan colaborarán con $ 100)

martes, 18 de noviembre de 2014

ENCUENTROS CON JESÚS 22 DE NOVIEMBRE

ENCUENTROS CON JESÚS- 22 DE NOVIEMBRE
PARROQUIA MARÍA REINA DE LA PAZ

El camino de la conversión tiene un mojón central en el arrepentimiento, la ofensa hecha al Padre, que busco reparar, me dispone para que caigan mis cadenas. Arrastras tus cadenas? Ven que el  Señor te llama...

"NO MEREZCO LLAMARME HIJO TUYO....TRATAME COMO A UNO DE TUS JORNALEROS"...

16- Adoración 
16.30 Predicación Diác. Jorge Novoa
17.30 Paseo con el Santísimo Sacramento
18.15 Santo Rosario (Jardín de la Virgen)
19.00 Santa Misa (Preside.P. Sebastián Pinazzo)

Desde las 17 hs habrá confesiones, y luego de la Santa Misa tendremos la oración con la imposición de manos.

Retiro espiritual abierto y gratuito.Invita a tus amigos o familiares, especialmente a los que están alejados.
 

jueves, 13 de noviembre de 2014

OBISPO DE MOSUL, BIENAVENTURADOS LOS QUE LLORAN ..!

La entrevista es en Inglés, pero las imágenes son elocuentes, acongojado por no poder celebrar a Santa Shmuni (madre de los Macabeos), es la primera vez que en 1500 años que no encuentran lugar para celebrar...Bienaventurados los que lloran!

miércoles, 12 de noviembre de 2014

HANS URS VON BALTHASAR: TRIGÉSIMO TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Pr 31,10-13.19-20.30-31; 1 Ts 5,1-6; Mt 25,14-30

En el evangelio se habla de las cuentas que el hombre ha de rendir ante Dios. El Creador ha confiado sus bienes a las criaturas- y el Redentor a los redimidos-: a cada cual según su capacidad, de una forma, por lo tanto, estrictamente personal. Los talentos son importantes cantidades de dinero, pero nosotros hablamos de talentos espirituales, que se dan también a cada cual personalmente: se nos han entregado en calidad de administradores y por eso mismo debemos trabajar con ellos no para nosotros mismos, en beneficio propio, sino para Dios. Pues nosotros mismos, con todo lo que tenemos, nos debemos a Dios.

En la parábola el amo se va de viaje al extranjero y nosotros, sus empleados, nos quedamos con toda su hacienda; pero naturalmente los talentos deben producir algo de ganancia. El empleado negligente y holgazán no quiere ver en esto la bondad, sino la severidad del amo, y se embolla en las contradicciones: Siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Si realmente veía en el talento que se le había confiado una prueba de la severidad del amo, debería haber trabajado con mayor motivo; pero su supuesto miedo le hizo olvidar que en la misma naturaleza de los dones confiados está el que éstos produzcan su fruto. Dios nos ofrece, a nosotros los vivientes, algo que está vivo y que debe crecer. No tiene sentido enterrarlo bajo tierra como si fuera algo muerto, porque entonces ya no podremos devolvérselo a Dios como el don viviente que nos ha sido confiado. A los empleados fieles, por el contrario, a los que le devuelven el don que se les ha confiado junto con sus frutos, Dios les da como recompensa una fecundidad incalculable, eterna.

Pablo nos advierte en la segunda lectura que no debemos demorar nuestras buenas obras, porque no sabemos cuándo llegará el día en que infaliblemente hemos de dar cuentas a Dios de nuestros actos. Nosotros no vivimos en las tinieblas, sino que somos hijos del día, del tiempo en que se debe trabajar. Los demás, los que prefieren dormir, pretenden fabricarse un mundo en el que haya paz y seguridad, en el que se pueda tranquilamente holgar y dormir; pero nuestra vida temporal, privada o pública, no está configurada de ese modo. Precisamente cuando los hombres se han instalado cómodamente en la seguridad, sobreviene de improviso la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta. La paz no viene por sí misma: ésta sólo se puede conseguir, en caso de que pueda lograrse en la tierra, mediante un esfuerzo sobrio y claro como la luz del día. Pero el que realiza este esfuerzo con un espíritu auténticamente cristiano está siempre preparado para dar cuentas a Dios y el día del Señor no puede sorprenderle como un ladrón.

El Antiguo Testamento pone ante nuestros ojos en la primera lectura el modelo de este compromiso genuinamente cristiano en la mujer hacendosa. El cristiano, ante esta trabajadora ejemplar, piensa enseguida en María: Su marido se fía de ella; Cristo puede confiarle todos sus bienes, pues le trae ganancias y no pérdidas. Gracias a su sí, a su perfecta disponibilidad para todo, para la encarnación, para el abandono, para la cruz, para su incorporación a la Iglesia: gracias a todo lo que ella es y hace, puede él construir lo mejor de lo que Dios ha proyectado con esta creación y redención. En medio de los múltiples pecadores que dicen no y fracasan, ella es la inmaculada, la Iglesia sin mancha ni arruga. Cantadle por el éxito de su trabajo. E incluso desde el cielo se ve que a ella se le encomienda la gran tarea de la parábola: Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre.

martes, 11 de noviembre de 2014

MONSEÑOR DANIEL STURLA: CREEMOS...

sturla
NADA HAY MAS NUESTRO QUE NUESTRA MADRE

Y aún los que nos hemos criado entre varios hermanos sentimos que la madre es de cada uno… Aún más los que no han tenido la alegría de esta relación tan especial la sienten en el corazón como una realidad llena de nostalgia …. Por eso estar aquí junto a María nos pone en esta sintonía de hijos con la madre. María es nuestra, es mía… venimos de distintas partes representando a todo el Pueblo de Dios que peregrina en nuestra tierra… Todo el Pueblo de Dios, obispos, sacerdotes, laicos, consagrados,,, venimos con nuestras “cuitas” a la Virgen, yo trato siempre de poner una intención pero se me cuelan dos, tres, cuatro, le digo a María te las presento todas, vos sabrás!!!!! Claro que traemos nuestros pedidos pero que bueno que piropeemos a la Virgen con las palabras de la Escritura, con ésas de la primera lectura dirigidas a Judith: Tú eres la gloria de Jerusalén. El orgullo de Israel, el insigne honor de nuestra raza. Y las completamos con el evangelio, con esas hermosas palabras que Isabel dirigió a su prima que la visita: “Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre…”

La Virgen de los Treinta y Tres

Entre tantas advocaciones marianas queridas, hoy celebramos a la Virgen de los Treinta y Tres, a esta Madre la sabemos bien nuestra… Imagencita de madera americana, manos de indios que la tallaron, gauchos y chinas que la veneraron… nombre hermoso: Virgen del Pintado, fundadora de la entonces villa de san Fernando de la Florida, y luego protagonista de la gesta patria… porque aquí dimos un paso de gigante en esa lucha por la libertad que tanto nos costó… Y aquellos próceres no dudaron en poner la patria naciente bajo la protección de María. Fue así que por clamor popular la imagencita del Pintado pasó a ser, en la voz del pueblo. la Virgencita de los Treinta y Tres… Junto a ella, podemos dejar por un rato nuestras peticiones particulares y si hacemos silencio, podemos escuchar un murmullo que nos viene del centro de esta plaza con ecos más que centenarios…

“Es la voz de la patria pide gloria, yo obedezco esa voz a su llamado siento en el alma abiertos los sepulcros que pueblan mi memoria, y en el sudario envueltos de la historia levantarse sus muertos…!” Así comienza la Leyenda Patria de Don Juan Zorrilla de San Martín Por primera vez fue recitada aquí en esta plaza de Florida el 19 de mayo de 1879 cuando se inauguró el monumento a la independencia del centro de la plaza. La historia nos dice que este poema había quedado fuera del concurso que se había convocado porque era más largo de lo estipulado, pero se le pidió a Zorrilla que lo recitara. Cuando terminó con aquella estrofa solemne… Protege oh Dios la tumba de los libres, protege a nuestra patria independiente que inclina a Ti tan sólo, sólo ante ti la coronada frente. Todos vibraban y vitoreaban al poeta. En medio de la emoción general, el ganador del concurso literario se quitó la medalla de su pecho y se la colocó a Zorrilla… Magnanimidad

Recordar hoy aquí esta noble actitud con el trasfondo de la Leyenda Patria nos habla de una virtud esencial en los momentos que vivimos en nuestra patria y que queremos pedir ala Santísima Virgen: Se trata de la magnanimidad… ¿Que quiere decir esta palabra? Grandeza de alma… alma grande como la que tienen los hombres de todas las latitudes que no se dejan envolver en lo mezquino, lo pequeño, el enredo de las cosas, la turbiedad del río revuelto… sino que miran a lo lejos, apuntan hacia lo que vale la pena, apuestan por la limpidez del azul del cielo. ¡Las cosas de arriba! Celebramos esta fiesta de la Virgen entre dos instancias electorales. Hemos dado al mundo como otras veces un testimonio de ejemplar conducta cívica. Públicamente se discrepa con altura y la clase política uruguaya con sus más y sus menos demuestra espíritu de diálogo. Pero es natural que en estas épocas se dé la polarización. Sin duda es un llamado de atención. En las redes sociales se cuelan muchas veces expresiones duras, intolerantes, hasta crueles… y esto mismo a veces se refleja en palabras de algunos cuando la mirada sobre el otro no es de adversarios sino de enemigos…. Saber ganar, saber perder, mirar más allá del propio color, los colores de la patria… ser magnánimos. ¡Cuidado! sabemos lo que es el enfrentamiento de hermanos… Los tuvimos con dureza durante os primeros 70 años de vida independiente, y luego en los años 60 y 70 vivimos también enfrentamiento con armas entre orientales… Hoy vivimos en paz, pero la paz se construye día a día, en el respeto al otro, al que piensa distinto, al que es distinto…

Respeto a la dignidad de toda persona

No se trata de esa vaga tolerancia que pretende que todas las ideas valen igual, no… Lo que vale es la persona humana, la dignidad de cada uno… en el terreno de lo que pensamos, discrepemos con libertad… No se trata para nosotros cristianos de palabras “buenitas” o ingenuas, de acuerdo fácil.

- Creemos con toda el alma en Dios y queremos que nuestra cultura se impregne de evangelio sabiendo que el aroma de Jesús de Nazaret es el mejor perfume que pueden tener nuestra patria, nuestras leyes, nuestros hogares,,,, Pero en la defensa de nuestras convicciones no queremos destruir a nadie, queremos construir entre todos un país de hermanos, con libertad y justicia, con respeto a una verdad que nos trasciende. Una falsa tolerancia hacia la diversidad se ha transformado en intolerancia agresiva hacia convicciones profundas de nuestro ser cristianos…En esta sociedad plural también la Iglesia, forjadora de este Uruguay desde su cuna, tiene una palabra que decir… Ella amamantó a la patria naciente en la leche pura del evangelio, y tiene el derecho y el deber de seguir haciéndolo.Nuestras convicciones de cristianos Con sencillez y sin agravios pero con la firmeza más grande creemos – que la vida es un don del Creador y que nadie es enteramente dueño de su vida, por ello defendemos la vida humana desde la concepción hasta su muerte natural

 – Creemos que la diferencia sexual es querida por Dios y responde a un designio amoroso del Creador, que se hace patente en nuestra naturaleza.

– Creemos que separando lo que Dios ha unido terminamos no en la diversidad armoniosa sino en la uniformidad totalitaria… La sexualidad humana está unida al amor, al compromiso, a la transmisión de la vida, y Dios le ha dado el gozo del placer para hacer mayor nuestra alegría de vivir. Cuando se le van separando uno a uno estos elementos no crecemos en humanidad. Multiplicamos placeres pero no engendramos alegría… Los hijos dejan de ser un don recibido con gozo y pasan a ser una carga para algunos o un derecho a adquirir para otros. – Por eso respetando las situaciones diversas vividas muchas veces con dolor y respetando a cada persona más allá de su orientación, creemos en la familia formada por un matrimonio entre varón y mujer abierto al don de la vida.

- Creemos también en la libertad de enseñanza garantizada por un estado que debe cumplir la constitución que da a los padres el derecho a elegir la educación que desean para sus hijos. -La Iglesia tiene experiencia educativa en nuestra tierra, desde antes que naciera la república. Hoy somos más conscientes que en la educación se juega un elemento clave de nuestro presente y futuro… Sobre todo en los ambientes más pobres donde solo desde la educación se logra que sea cada uno, con la ayuda de otros, artífice de su propia dignidad y no deudor de fáciles favores. La Iglesia ha demostrado a través de diversas instituciones que cuando se quiere se puede.                

– Creemos que sobre toda propiedad grava una hipoteca social, que no somos dueños absolutos de lo que legítimamente poseemos sino que somos administradores a los que Dios nos pedirá cuenta. 

– Creemos que “la religión pura y sin mancha delante de Dios es atender al huérfano y a la viuda” es decir poner en el centro a los que más necesitan… como lo tenemos en nuestra tradición nacional, es esa frase cargada de sensibilidad evangélica de Artigas: “que los más infelices sean los más privilegiados” La belleza de la vida cristiana

Queridos Hermanos: cuando en el evangelio de hoy se nos narra la visita de María a su prima Isabel vemos plasmado en este misterio de gozo el servicio y la alegría que son el testimonio más patente del evangelio. María va a servir y se encuentra envuelta en el gozo de la presencia del Dios hecho pequeño en su seno y reconocido por la acción del Espíritu Santo: “¿Quién soy yo para que la Madre de mi Señor venga a visitarme?” María responde en el colmo de la humildad y la alegría: “Mi alma canta la grandeza del Señor”. La vida cristiana está aquí en una síntesis maravillosa… La presencia del Señor en nuestro interior nos empuja al servicio. Sirvo y vivo la grandeza de la vocación… sirvo y experimento el gozo de Dios… La vida es servicio y el servicio es la verdadera alegría… Gracias María, Madre y Maestra, enséñanos a servir a nuestra patria.

Virgen de los Treinta y Tres – 9 noviembre 2014

martes, 4 de noviembre de 2014

PAPA FRANCISCO: EL DIABLO NO ES UN MITO

La vida cristiana es “un combate” contra el demonio, el mundo y las pasiones de la carne. Es lo que ha afirmado el papa Francisco en la misa de esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta. El Pontífice, comentando un pasaje de la Carta de san Pablo a los Efesios, ha reiterado que el diablo existe y nosotros “debemos luchar contra él” con “la armadura” de la verdad.

“Fuerza y valentía”. El Santo Padre ha centrado su homilía en las palabras de san Pablo que, dirigiéndose a los Efesios, “desarrolla en un lenguaje militar la vida cristiana”. El Pontífice ha subrayado que “la vida en Dios se debe defender, se debe luchar para llevarla adelante”. Por tanto, se necesitan fuerza y valentía “para resistir y anunciar”. Para “ir adelante en la vida espiritual”, ha señalado, se debe combatir. No es un simple enfrentamiento, no, es un “combate continuo”. Francisco ha recordado que son tres “los enemigos de la vida cristiana”: “el demonio, el mundo y la carne”, es decir nuestras pasiones, “que son las heridas del pecado original”. Ciertamente, ha observado, “la salvación que nos da Jesús es gratuita”, pero estamos llamados a defenderla:

“¿De qué debo defenderme?¿Qué debo hacer? ‘Ponerme la armadura de Dios’, nos dice Pablo, es decir lo que es de Dios nos defiende, para resistir a las insidias del diablo. ¿Está claro? Claro. No se puede pensar en una vida espiritual, digamos en una vida cristiana, sin resistir a las tentaciones, sin luchar contra el diablo, sin ponerse esta armadura de Dios, que nos da la fuerza y nos defiende”.

San Pablo, ha proseguido el Papa, destaca que “nuestra batalla” no es contra las cosas pequeñas, “si no contra los principados y las potencias, es decir contra el diablo y los suyos”.

“Pero a esta generación --y a muchas otras-- se les ha hecho creer que el diablo fuese un mito, una figura, una idea, la idea del mal. Pero el diablo existe y nosotros debemos luchar contra él. Lo dice Pablo ¡no lo digo yo! La Palabra de Dios lo dice. Pero nosotros no estamos tan convencidos. Y después Pablo dice como es esta armadura de Dios, cuales son las distintas armaduras que componen esta gran armadura de Dios. Y él dice: ‘Estad firmes, pues, estad firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad’. Esta es una armadura de Dios: la verdad”.

“El diablo --ha dicho-- es el mentiroso, el padre de los mentirosos, el padre de la mentira”. Y con san Pablo, ha reiterado que es necesario tener “a los flancos la verdad, llevando la coraza de la justicia”. Por lo tanto, ha indicado que “no se puede ser cristiano, sin trabajar continuamente para ser justos. No se puede”. Una cosa que “nos ayudaría mucho”, ha afirmado, “sería preguntarnos” si “¿creo o no creo?”. “Si creo un poco sí y un poco no”. “¿Soy un poco mundano y un poco creyente?”. Y ha evidenciado que “sin fe no se puede seguir adelante, no se puede defender la salvación de Jesús”. “Necesitamos el escudo de la fe”, porque “el diablo no nos lanza flores”, sino “flechas en llamas” para matarnos. Francisco ha exhortado, pues, a tomar “el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios”. Y ha invitado a rezar constantemente, a velar “con oraciones y súplicas”: 

“La vida es una milicia. La vida cristiana es una lucha, una lucha bellísima, porque cuando el Señor vence en cada paso de nuestra vida, nos da una alegría, una felicidad grande: esa alegría porque el Señor ha vencido en nosotros, con la gratuidad de su salvación. Pero sí, todos somos un poco vagos, no, en la lucha, y nos dejamos llevar adelante por las pasiones, por algunas tentaciones. Es porque somos pecadores, ¡todos! Pero no os desaniméis. Valentía y fuerza, porque el Señor está con nosotros”.

Ciudad del Vaticano, (Zenit.org)