En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús, Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:
–«Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube:
–«Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
–«No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».
Palabra del Señor.
El texto se presenta riquísimo, son muchos los aspectos a resaltar de este pasaje evangélico, busquemos el sentido de este acontecimiento. Por qué el Señor les permitió ver su gloria? Por qué les permite ser testigos del diálogo con Moisés y Elías? O escuchar la voz venida del cielo, que afirma que es el Hijo? Son preguntas que necesitan una respuesta, y que nos acercarán al núcleo del texto que estamos meditando.
Hay dos realidades que se vinculan permanentemente en la vida de Jesús: a) el retirarse a orar a solas acompañado de este pequeño grupo y b) el monte como lugar de la cercanía de Dios. Qué es lo que ha ocurrido recientemente en la vida de Jesús? Pedro ha confesado a Jesús como Mesías, e inmediatamente ha resistido el anuncio del sufrimiento que se le ha revelado .Incluso se pone delante de Jesús para evitar que suba a Jerusalén, recibiendo una dura represión, " apártate de mi Satanás". Jesús luego de la confesión de Cesárea, anunciará en varias oportunidades el sufrimiento y la pasión. Este es el contexto inmediato de la escena del Tabor.
La Transfiguración tiene la intención de fortalecer la fe de los discípulos ante el inminente camino de la cruz que deberán transitar, el consuelo celestial recibido en el Tabor los ayudará a cruzar las "quebradas oscuras" de la pasión.
Allí se acucha la voz del Padre que lo señala como su Hijo, nos lo manifiesta en lo íntimo del corazón.
Los discípulos contemplan extasiados las vestiduras resplandecientes del maestro y su diálogo con Moisés y Elías, Pedro no puede menos que expresar su acción de gracias: que bien se está aquí , hagamos tres tiendas..
Todos sabemos que en los momentos de consuelo, humildes reflejos de la experiencia del Tabor, sentimos un gran deseo de eternidad, buscamos evitar que concluyan, tratamos de prolongar esos instantes de paz y esperanza. Incluso indebidamente queremos aprisionar el don recibido, despojándolo de su gratuidad y del designio del Padre. El consuelo es un don de Dios que hay que pedir y recibir pero nunca aprisionar,debemos confiar al Padre el darlo y el retirarlo según lo crea conveniente.Los peregrinos en diversas oportunidades y con diversa intensidad serán llevados al Tabor como una instancia de fortalecimiento y descanso para recobrar las fuerzas y seguir caminando.
La montaña simboliza el lugar del encuentro con Dios, Jesús los hace partícipes de ese momento de encuentro con su Padre, ellos aprenden del maestro a poner las encrucijadas de la vida en las manos del Padre.
Seguramente desde el Tabor se divisa el Gólgota, la gloria y la cruz comienzan a vinculares, una y otra se relacionan más íntimamente . Nuestra vida esta marcada por el sufrimiento y el gozo, Golgota y Tabor. Pudo el Señor llevarlos al Tabor, pero no podrán todavía, ir con Él al Gólgota .Finalmente hablan de la resurrección, algo de ello, han experimentado en el Tabor.
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