jueves, 21 de octubre de 2021

BENEDICTO XVI: SAN JUAN PABLO II, SÍGUEME

El entonces Benedicto XVI, en una memorable homilía, presenta la invitación a Karol que Cristo realiza a seguirlo, como clave para comprender la vida de Juan Pablo II

«Sígueme», dice el Señor resucitado a Pedro, como última palabra a este discípulo elegido para apacentar a sus ovejas. «Sígueme», esta palabra lapidaria de Cristo puede considerarse como la clave para comprender el mensaje que deja la vida de nuestro difunto y amado Papa Juan Pablo II, cuyos restos depositamos hoy en la tierra como semilla de inmortalidad, con el corazón lleno de tristeza pero también de gozosa esperanza y de profunda gratitud.

Con estos sentimientos y este espíritu, hermanos y hermanas en Cristo, nos encontramos en la plaza de San Pedro, en las calles adyacentes y en otros diferentes lugares de la ciudad de Roma, poblada en estos días por una inmensa multitud silenciosa y orante. Saludo a todos cordialmente. En nombre del Colegio de los cardenales saludo con deferencia a los jefes de Estado, de gobierno y a las delegaciones de los diferentes países. Saludo a las autoridades y a los representantes de las Iglesias y comunidades cristianas, al igual que a los de las diferentes religiones. Saludo a los arzobispos, a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles, llegados de todos los continentes; de forma especial a los jóvenes a los que Juan Pablo II definía como el futuro y la esperanza de la Iglesia. Mi saludo alcanza también a todos los que en cualquier lugar del mundo están unidos a nosotros a través de la radio y la televisión, en esta participación conjunta en el solemne rito de despedida del querido pontífice.      

«Sígueme». Cuando era joven estudiante, Karol Wojtyla era un apasionado de la literatura, del teatro, de la poesía. Mientras trabajaba en una fábrica química, rodeado y amenazado por el terror nazi, escuchó la voz del Señor: ¡Sígueme! En este contexto tan particular comenzó a leer libros de filosofía y de teología, entró después en el seminario clandestino creado por el cardenal Sapieha y después de la guerra pudo completar sus estudios en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica de Cracovia. Muchas veces en sus cartas a los sacerdotes y en sus libros autobiográficos nos habló de su sacerdocio, en el que fue ordenado el 1 de noviembre de 1946. En esos textos interpreta su sacerdocio a partir de tres frases del Señor. Ante todo ésta: «No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca» (Juan 15, 16). La segunda palabra es: «El buen pastor da su vida por las ovejas» (Juan 10, 11). Y por último: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor» (Juan 15, 9).

En estas tres frases podemos ver el alma entera de nuestro Santo Padre. Realmente ha ido a todos los lugares sin descanso para llevar fruto, un fruto que permanece. «Levantaos, vamos», es el título de su penúltimo libro. «Levantaos, vamos». Con esas palabras nos ha despertado de una fe cansada, del sueño de los discípulos de ayer y hoy. «Levantaos, vamos», nos dice hoy también a nosotros. El Santo Padre fue además sacerdote hasta el final porque ofreció su vida a Dios por sus ovejas y por toda la familia humana, en una entrega cotidiana al servicio de la Iglesia y sobre todo en las duras pruebas de los últimos meses. Así se ha convertido en una sola cosa con Cristo, el buen pastor que ama sus ovejas. Y finalmente «permaneced en mi amor»: el Papa, que buscó el encuentro con todos, que tuvo una capacidad de perdón y de apertura de corazón para todos, nos dice hoy también con estas palabras del Señor: «Permaneciendo en el amor de Cristo, aprendemos, en la escuela de Cristo, el arte del verdadero amor».

«Sígueme». En julio de 1958 comienza para el joven sacerdote Karol Wojtyla una nueva etapa en el camino con el Señor y tras el Señor. Karol fue, como era habitual, con un grupo de jóvenes apasionados de canoa a los lagos Masuri para pasar unos días de vacaciones juntos. Pero llevaba consigo una carta que le invitaba a presentarse ante el primado de Polonia, el cardenal Wyszynski, y podía adivinar el motivo del encuentro: su nombramiento como obispo auxiliar de Cracovia. Dejar la docencia universitaria, dejar esta comunión estimulante con los jóvenes, dejar la gran liza intelectual para conocer e interpretar el misterio de la criatura humana, para hacer presente en el mundo de hoy la interpretación cristiana de nuestro ser, todo aquello debía parecerle como un perderse a sí mismo, perder aquello que constituía la identidad humana de ese joven sacerdote. Sígueme, Karol Wojtyla aceptó, escuchando en la llamada de la Iglesia la voz de Cristo. De este modo, se dio cuenta de que es verdadera la palabra del Señor: «Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará» (Lucas 17, 33). Nuestro Papa, todos lo sabemos, nunca quiso salvar su propia vida, guardársela; se entregó sin reservas, hasta el último momento, por Cristo y por nosotros. De esa forma experimentó que todo lo que había puesto en manos del Señor se lo devolvía de una nueva manera: el amor a la palabra, a la poesía, a las letras fue una parte esencial de su misión pastoral y dio nueva frescura, actualidad nueva, atracción nueva al anuncio del Evangelio, precisamente cuando éste es signo de contradicción.


«Sígueme». En octubre de 1978 el cardenal Wojtyla escucha de nuevo la voz del Señor. Se renueva el diálogo con Pedro narrado en el Evangelio de esta ceremonia: «Simón de Juan, ¿me quieres?...


Apacienta mis ovejas». A la pregunta del Señor: Karol ¿me quieres?, el arzobispo de Cracovia respondió desde lo profundo de su corazón: « Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». El amor de Cristo fue la fuerza dominante en nuestro querido Santo Padre; quien lo ha visto rezar, quien lo ha oído predicar, lo sabe. Y así, gracias a su profundo arraigamiento en Cristo pudo llevar un peso, que supera las fuerzas puramente humanas: ser pastor del rebaño de Cristo, de su Iglesia universal. Éste no es el momento de hablar de los diferentes aspectos de un pontificado tan rico. Quisiera leer solamente dos pasajes de la liturgia de hoy, en los que aparecen elementos centrales de su anuncio. En la primera lectura dice San Pedro --y el Papa nos dice con San Pedro--: «Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en cualquier nación el que le teme y practica la justicia le es grato. Él ha enviado su Palabra a los hijos de Israel, anunciándoles la Buena Nueva de la paz por medio de Jesucristo que es el Señor de todos» (Hechos 10, 34-36). Y en la segunda lectura, San Pablo --con San Pablo nuestro Papa difunto-- nos exhorta intensamente: «Por tanto, hermanos míos queridos y añorados, mi gozo y mi corona, manteneos así firmes en el Señor» (Filipenses 4, 1).


¡Sígueme! Junto al mandato de apacentar su rebaño, Cristo anunció a Pedro su martirio. Con esta palabra conclusiva, que resume el diálogo sobre el amor y sobre el mandato de pastor universal, el Señor recuerda otro diálogo, que tuvo lugar en la Última Cena. Esa vez, Jesús dijo: «Adonde yo voy, vosotros no podéis venir». Pedro dijo: «Señor, ¿a dónde vas?». Le respondió Jesús: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde.» (Juan 13, 33.36). Jesús va de la Cena a la Cruz y a la Resurrección y entra en el misterio pascual; Pedro, sin embargo, todavía no le puede seguir. Ahora, tras la Resurrección, llegó este momento, este «más tarde». Apacentando el rebaño de Cristo, Pedro entra en el misterio pascual, se dirige hacia la Cruz y la Resurrección. El Señor lo dice con estas palabras, «cuando eras joven…, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras» (Juan 21, 18). En el primer período de su pontificado el Santo Padre, todavía joven y repleto de fuerzas, bajo la guía de Cristo fue hasta los confines del mundo. Pero después compartió cada vez más los sufrimientos de Cristo, comprendió cada vez mejor la verdad de las palabras: «Otro te ceñirá...». Y precisamente en esta comunión con el Señor que sufre anunció el Evangelio infatigablemente y con renovada intensidad el misterio del amor hasta el fin.

Él nos ha interpretado el misterio pascual como misterio de la divina misericordia. Escribe en su último libro: El límite impuesto al mal «es en definitiva la divina misericordia» («Memoria e identidad», página 70). Y reflexionando sobre el atentado dice: «Cristo, sufriendo por todos nosotros, ha conferido un nuevo sentido al sufrimiento; lo ha introducido en una nueva dimensión, en un nuevo orden: el del amor... Es el sufrimiento que quema y consume el mal con la llama del amor y obtiene también del pecado un multiforme florecimiento de bien» (página 199). Alentado por esta visión, el Papa ha sufrido y amado en comunión con Cristo, y por eso, el mensaje de su sufrimiento y de su silencio ha sido tan elocuente y fecundo.

Divina Misericordia: El Santo Padre encontró el reflejo más puro de la misericordia de Dios en la Madre de Dios. El, que había perdido a su madre cuando era muy joven, amó todavía más a la Madre de Dios. Escuchó las palabras del Señor crucificado como si estuvieran dirigidas a él personalmente: «¡Aquí tienes a tu madre!». E hizo como el discípulo predilecto: la acogió en lo íntimo de su ser («eis ta idia»: Juan 19,27) -- Tous tuus. Y de la madre aprendió a conformarse con Cristo.

Ninguno de nosotros podrá olvidar que en el último domingo de Pascua de su vida, el Santo Padre, marcado por el sufrimiento, se asomó una vez más a la ventana del Palacio Apostólico Vaticano e impartió la bendición «Urbi et Orbi» por última vez. Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora en la ventana de la casa del Padre, nos ve y nos bendice. Sí, bendíganos, Santo Padre. Confiamos tu querida alma a la Madre de Dios, tu Madre, que te ha guiado cada día y te guiará ahora a la gloria eterna de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. Amén.

lunes, 18 de octubre de 2021

HORACIO BOJORGE SJ: SAN LUCAS, MÉDICO

SAN LUCAS, MÉDICO GRIEGO (1 de 19)

1) ¿Quién fue San Lucas?

He aquí la más antigua noticia escrita que nos haya quedado acerca de San Lucas evangelista:

“San Lucas fue de nacionalidad, sirio de Antioquia, médico de profesión, y habiendo sido primero discípulo de los apóstoles, después acompañó a San Pablo hasta su martirio. Sirvió al Señor sin tacha. Se mantuvo célibe y no tuvo hijos. Murió lleno del Espíritu Santo a los ochenta y cuatro años en Beocia [según otras copias del manuscrito en Bitinia, y según el manuscrito griego: en Tebas de Beocia]. Cuando ya se habían escrito los Evangelios de Mateo en Judea y de Marcos en Italia, Lucas, movido por el Espíritu Santo, escribió el suyo en Acaya, al principio del cual dice que ya se han escritos otros, pero que tiene por muy necesario exponerles a los fieles griegos de la gentilidad con todo rigor la tradición de la economía [= el plan de salvación], para que no sucumban a la atracción de las fábulas judías, ni se aparten de la verdad seducidos por las invenciones hueras de la herejía. Por este motivo comenzó [su evangelio] desde el nacimiento de Juan, con quien comienza el Evangelio, precursor de Nuestro Señor Jesucristo y asociado a Él en la obra de purificación evangélica, así como en la vía del Bautismo del Espíritu y de la Pasión. Después, el mismo Lucas escribió los Hechos de los Apóstoles”.

Este es el retrato de San Lucas más completo y más antiguo que conocemos. Se encuentra en latín como prólogo al evangelio según San Lucas en algunos manuscritos de la versión bíblica conocida como Vetus Latina. Pero su original griego se remonta posiblemente al año 160-180 d.C., y es por lo tanto anterior o contemporáneo del Código Muratori.
Esta noticia biográfica de San Lucas combina los datos explícitos de las Sagradas Escrituras con los que pueden deducirse de ella y con los que ha recogido de la tradición oral. El autor los tiene por igualmente ciertos sin distinguir diversos grados de certeza entre unos y otros y con esa certeza nos los transmite.

Esta semblanza que nos hace de San Lucas la antigua tradición eclesial, ha resistido airosamente el análisis crítico moderno. Los embates de la crítica han dado lugar a una revisión del grado de certeza mayor o menor con aquel pueden afirmarse sus diferentes rasgos. El testimonio de la tradición nos parece abonado por la convergencia de argumentos. Y si, con la discusión, el retrato de Lucas no se ha enriquecido con nuevos rasgos, éstos se han visto confirmados y han ganado en nitidez y certeza.
 
El retrato de Lucas es apenas un bosquejo trazado con escasas pinceladas. Es nuestro intento ir retocando en sucesivas entregas de este blog, este boceto biográfico de Lucas.

A partir de lo que eran los médicos griegos de aquella época, trataré de reconstruir la semblanza interior de este hombre, prestando especial atención a su perfil intelectual. ¿Qué pudo darle su origen, su formación, su educación, sus estudios? ¿Qué grado de disciplina y de método tuvo o pudo tener la mente de este hombre? ¿Cómo calibrar el valor de su testimonio y de su capacidad crítica ante el hecho cristiano? Su testimonio es particularmente atendible ante hechos como la concepción y el parto virginal de María, el nacimiento virginal de Jesucristo, las sanaciones milagrosas obradas por Cristo y los apóstoles entre las que se destaca el milagro de la resurrección de Eutico, que él presenció y nos certifica como médico en los Hechos de los Apóstoles 20, 7-9.
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Si por inadvertencia he publicado una foto que tiene derechos reservados le ruego me avise para bajarla del blog y le pido mis disculpas bojorgeh@gmail.com

PRÓLOGO DE SAN LUCAS


El prólogo al Evangelio de Lucas (Lc 1,1-4) es un elegante parágrafo con el que Lucas introduce y presenta su obra, escrito al estilo de los grandes historiadores greco-romanos y en el que expone su método y su objetivo al escribir el libro. Él es el único de los cuatro evangelistas que comienza el libro con un prólogo en el que explica sus pretensiones y el modo de realizarlas.

El evangelio según san Marcos, comienza en realidad en plena acción; la introducción propiamente dicha no ocupa ni una línea. San Mateo da inicio a su narración, con una genealogía, según modelos veterotestamentarios; ya esta mera forma sitúa al escrito de Mt en relación con la literatura palestinense. El evangelio según San Juan abre con una composición de estilo hímnico. Al principio del libro de los Hechos de los Apóstoles, la segunda parte de la obra de Lucas, otro prólogo, más breve, nos remite al primero (Hch 1,1-2).

El prólogo desde el punto de vista gramatical y literario consta de un solo período, algunas traducciones modernas rompen la longitud del párrafo, para facilitar su lectura; pero esto desvirtúa el carácter literario de la composición. Aunque presenta elementos parecidos, en Lc 3,1-2 y en Hch 1,1-2, aunque con una calidad literaria inferior, es evidente que la impronta lucana, despliega en ellos su propia capacidad literaria dentro de los moldes de la época.

Esta comparación con un escrito  de Flavio Josefo, historiador de la época, iluminará el entorno cultural. Al estudiar el prólogo, no se debe pasar por alto su equilibrada composición, tanto en la prótasis (vv.1-2) como en la apódosis (vv 3,4) (apódosis= retribución; es la proposición en que se completa el sentido de otra proposición condicional llamada prótasis). Este paralelismo aparece mejor en el texto griego, las traducciones no logran siempre plasmar el equilibrio. También aparecen una serie de contrastes de tipo formal entre "muchos" y "yo", entre "componer un relato ordenado" y "escribírtelo por su orden"

Ante todo Lucas anuncia que va a hablar de “los acontecimientos que han tenido lugar entre nosotros” (v. 1). Con estas palabras alude fundamentalmente a los hechos de la vida de Jesús, aunque también se incluyen obviamente los acontecimientos de la historia de la Iglesia, tal como son narrados en los Hechos de los Apóstoles. No es Lucas el primero que se ocupa en narrar estos sucesos (v. 3a). Existen otros que lo han hecho antes que él (es lógico pensar en el evangelio de Marcos). Lucas, un cristiano de la tercera generación, ha elaborado “lo que transmitieron quienes desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra” (v. 2); es decir, ha recogido en parte las tradiciones presentes en los evangelios de Marcos y Mateo, reflexionando sobre lo que se decía de Jesús y de su obra en la antigua comunidad cristiana. Sobre esta base de historia (“los acontecimientos que han tenido lugar entre nosotros”) y de tradición (“lo que transmitieron quienes desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra”) Lucas ha compuesto su evangelio en una forma original y cuidadosa, con un fondo religioso innegable y una expresión literaria de gran belleza. A continuación define su método: se ha informado “con todo cuidado” y ha pretendido escribir “con orden”. Él no es testigo ocular de lo que narra, pero se ha informado cuidadosamente para contarlo todo con exactitud. La lectura de su obra nos hará comprender que se trata más bien de un orden didáctico que cronológico, de la exposición pensada y reflexionada de los acontecimientos y de la enseñanza de Jesús. Lucas dedica su libro a Teófilo (cf. Hch 1,2), según la costumbre de los escritos helenísticos. Naturalmente que Lucas tiene en mente un público más amplio y lo que pretende es confirmar las enseñanzas que han recibido sus destinatarios, representados en Teófilo (v. 4).

Lc escribe como miembro de la tercera generación, de ahí que subraya cuidadosamente la distancia con respecto a "los acontecimientos" y "los testigos oculares y servidores de la Palabra". Enuncia claramente su propia contribución, ha realizado su trabajo a base de una investigación personal sobre la actividad de Jesús y su continuación. Reivindica  tres cualidades para su investigación : integridad ("todo"), exactitud ("cuidadosamente") y exhaustividad (" desde los orígenes").

Cuando dice “me pareció” no excluye la acción de Dios; porque Dios es quien prepara la voluntad de los hombres. No es una imitación servil, está en relación con los moldes estilísticos de la época, pero su lenguaje tiene una serie de matices peculiares, que no se pueden entender sino en términos de un relato del acontecimiento Cristo. No se limita exclusivamente a contar los hechos, como si fuera un historiador profano, ni a dar una interpretación  de los acontecimientos desde una neutralidad distante. Los hechos que narra, son los de la historia de la salvación, tienen un pasado que cae de lleno dentro de las promesas anunciadas por Dios en la AA. Su propósito es escribir, no repetir, un relato  de la actividad de Jesús y de su continuación.

En el prólogo encontramos, por tanto, los diversos elementos que componen el evangelio de Lucas y que tienen que ser tenidos en cuenta al momento de leerlo e interpretarlo. Como punto de partida están los hechos de la historia de Jesús, a través de los cuales Dios nos ha ofrecido su rostro y su palabra salvífica. Como interpretación de estos hechos aceptamos la experiencia de la iglesia primitiva que los ha reflexionado y los ha trasmitido. El punto final es el trabajo literario de Lucas que ha dado orden a todo el relato. La Dei Verbum en el n. 19 menciona estos tres momentos en la historia de la formación de los evangelios: (1) hechos y dichos de Jesús, (2) nueva inteligencia de la iglesia apostólica que medita, celebra y anuncia el misterio de Cristo y (3) la obra de síntesis, selección y redacción de los evangelistas al momento de escribir.

v.1. Puesto que (epeideper)
La primera palabra es una conjunción causal, expresa el motivo de un hecho o una situación ya conocida. Esta es la única vez que sale en toda la Biblia de los LXX.
  
     Muchos (polloi)
No es fácil determinar con precisión quienes y cuántos son esos muchos a los que se refiere Lc. Al mencionar a sus predecesores, admite su dependencia y el intento de realizarlo, evidentemente, que esto  le viene por el don del Espíritu Santo, de ser uno de los evangelistas.

       Han emprendido la tarea (epicheirein)
Se puede traducir también: "han intentado", "se propusieron", epicherein= poner manos a 
la obra. En general es utilizado para describir los esfuerzos que exige.

      Componer un relato ordenado Anatassesthai, significa poner en orden, poner en formación, recopilar y, sobre todo, componer. Este sentido es el que mejor cuadra, Lc tiene la intención de emprender esa tarea.

Etimológicamente "diegesis"(relato) tiene el sentido de una composición que se desarrolla progresivamente hasta su desenlace.

     Acontecimientos(Pragmata)
Son los hechos, los sucesos, que constituyen el centro de interés primario de todo historiador, pero, esos acontecimientos no tienen el sentido trivial de puros hechos fácticos, se trata de acontecimientos de la historia de la salvación.
    
Que se han cumplido
La expresión griega, según el significado del perfecto griego, designa los hechos ocurridos en el pasado que siguen desarrollándose en el presente por medio de sus efectos. Los acontecimientos tienen una dimensión actual en la vida de la comunidad cristiana. El verbo pleroporein significa, "colmar la medida" "llevar a su plenitud"
      
Entre nosotros
Este plural es todo el pueblo de la nueva historia de la salvación. El nosotros del v.1 incluye no sólo  a los muchos predecesores de Lc y a los que "desde el principio, fueron testigos oculares y servidores de la Palabra" sino incluso al propio Lc y a los demás cristianos de la tercera generación.

v.2   Como nos
Con este plural Lc  se refiere a sus propia generación, distinguiéndola de "los testigos oculares....

       han trasmitido
El aoristo paredosan, que Lc emplea precisamente aquí, y que aparece en ningún otro texto del NT, es la forma literaria clásica del verbo paradidonai, este verbo es una palabra técnica que se utiliza en el NT para describir el proceso de transmisión en la comunidad primitiva, parece que se refiere a la tradición oral, por contraste con los relatos de los predecesores que acaba de indicar.

      Los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra
Describe al grupo de los discípulos de Cristo, recordemos los requisitos para pertenecer al grupo de los doce.

v3.Yo también...he decidido
La traducción literal sería "a mi también me ha parecido".

     Después de investigarlo todo cuidadosamente
¿En qué sentido se emplea aquí, concretamente parekolouthekoti? Se entiende que la expresión designa el "seguir el desarrollo de los acontecimientos, o  investigarlos ", evidentemente, significa "seguir de cerca" o estar "íntimamente vinculado" a los sucesos.

    Todo cuidadosamente
La expresión incluye todos los acontecimientos y los relatos de los muchos predecesores de Lc. En este todo toma cuerpo la primera de las tres características que Lc reclama para su obra, es decir, la integridad. Su investigación ha sido completa.
Con akribos, a cuenta de la segunda característica de su investigación: la exactitud.

    Desde el principio
Tercera característica lucana, la exhaustividad. El verbo anothen significa, literalmente, significa, desde arriba; usado en sentido temporal, puede ser equivalente de ap'arches (Lc 1,2). El comienzo al que se hace alusión aquí parece ser a la tradición apostólica.

    Excelentísimo Teófilo
A partir del siglo III a.C, el nombre de Teófilo es relativamente frecuente en la onomástica de papiros encontrados en Egipto y Grecia, no era exclusivamente un nombre pagano, había judíos que también lo levaban. El personaje del prólogo, vuelve a aparecer en Hch, luego desaparece totalmente. No hay razón para poner en duda la existencia histórica de ese  personaje, tampoco hay razones convincentes para atribuir una interpretación simbólica del nombre. Dado el calificativo que utiliza Lc, kratistos, se puede decir que Teófilo pertenecía probablemente a una clase acomodada. Según la Tradición  probablemente Teófilo, fuera un catecúmeno.

v.4 Para que comprendas

Significa, "reconocer", "caer en la cuenta" de un hecho, o también "averiguar" "comprobar", como verbo compuesto que lleva la preposición "epi", tiene un matiz intensivo : "conocer profundamente".

viernes, 15 de octubre de 2021

MONSEÑOR JOSEFINO RAMIREZ: SANTA MARGARITA MARÍA Y LA REPARACIÓN

Querido padre Tomás:


La obra "Los miserables" de Victor Hugo tiene un mensaje de mucha actualidad. Trata de un pobre carpintero sin trabajo. Su crimen: haber robado un pedazo de pan para alimentar a sus hijos hambrientos. Su sentencia: cinco años de prisión.Al pretender escapar, es capturado para servir a la cruel justicia del gobierno por quince años más. En la prisión es olvidado por los suyos.

¿No podría ser ésta la historia de Jesús en el Santísimo Sacramento? Para alimentar espiritualmente a los hambrientos hijos de su Padre, Jesús se convierte en el Pan vivo bajado del cielo. Este es su crimen.Él no es retribuido con agradecimiento y adoración, es castigado poniéndolo en la prisión del sagrario.. Ahí en el calabozo es olvidado y abandonado por los suyos. Nos avergonzamos y no lo exponemos.Por estar demasiado ocupados, no lo honramos.la custodia es su trono de donde él quiere librarse para reinar con Rey de Amor.Pero, por el contrario, se le encierra y se le trata como a aquel "criminal" de los Miserables.

Jesús se describe a sí mismo como un prisionero de Amor.No hay exageración en lo que te digo. Todo esto es lo que Jesús reveló a Santa Margarita María. Ella estaba orando cuando se le apareció en el Santísimo Sacramento y le dijo. "He aquí este Corazón que ama tanto y, a cambio, es tan poco amado".Le explicó que la corona de espinas alrededor de su Corazón es un símbolo del dolor que sufre por la ingratitud e indiferencia de sus sacerdotes y de su pueblo a su amor en el Santísimo Sacramento. Luego, Jesús le manifestó que Él sufría más por esta indiferencia e ingratitud de lo que sufrió durante su Pasión. Por esta razón Jesús nos llama a cada uno diciéndonos: "tengo sed, una ardiente sed de ser amado por ustedes en el Santísimo Sacramento".

El Santísimo Sacramento es el Sagrado Corazón de Jesús en medio de nosotros.Hoy Él llora como lloró por Jerusalén ¡Cuanto desea Él reunir a cada uno de nosotros en su Corazón, así como la gallina reúne a sus polloelos debajo de sus alas!

Cambia su llanto en una sonrisa. Establece la adoración perpetua en tu parroquia y cambiarás las espinas de su Corazón en muchas flores de consuelo. Cada hora santa repara toda la indiferencia e ingratitud del mundo.¡Qué gracias tan grande!



Fraternalmente tuyo en su Amor Eucarístico.

FRASES ESCOGIDAS DE SANTA MARGARITA MARÍA ALACOQUE

"Dios es mi todo, y todo, fuera de El, es nada para mí".

"El Corazón de Jesús tanto cuidado tendrá de vosotros cuanto os confiéis y abandonéis a El".

"Cuando no miramos más que a Dios, ni buscamos otra cosa que su divina gloria, no hay nada que temer".

"En la voluntad de Dios encuentra su paz nuestro corazón y el alma su alegría y su descanso".

"Todas las más amargas amarguras no son más que dulzura en este adorable Corazón, donde todo se trueca en amor".

"Es preciso darlo todo para tenerlo todo; el amor divino no sufre mezcla de cosa alguna".

"Es bueno caminar por la fuerza de su Amor en sentido contrario a nuestras inclinaciones, sin Otro placer ni contento sino el de no tener ninguno".

"Las cruces, desprecios, dolores y aflicciones son los verdaderos tesoros de los amantes de Jesucristo crucificado".

"El mayor bien que podemos tener en esta vida es la conformidad con Jesucristo en sus padecimientos".


"El Corazón de Jesús es un tesoro oculto e infinito que no desea más que manifestarse a nosotros".

jueves, 7 de octubre de 2021

PROMESAS DE LA VIRGEN SOBRE EL SANTO ROSARIO


1. Los que fielmente me sirven mediante el rezo del Santo Rosario, recibirán insignes gracias.

2. Yo prometo mi protección especial, y las más notables gracias, a todos los que recitasen el Santo Rosario.

3. El Rosario será la defensa más poderosa contra las fuerzas del infierno. Se destruirá el vicio; se disminuirá el pecado; y se vencerá a todas las herejías.

4. Por el rezo del Santo Rosario florecerán las virtudes; y también las buenas obras. Las almas obtendrán la misericordia de Dios en abundancia. Se apartarán los corazones del amor al mundo y sus vanidades; y serán elevados a desear los bienes eternos. Ojalá que las almas hiciesen el propósito de santificarse por este medio.

5. El alma que se recomienda a mí por el rezo del Santo Rosario, no perecerá jamás.

6. El que recitase el Santo Rosario devotamente, aplicándose a meditar los Sagrados misterios, no será vencido por la mala fortuna. En su justo juicio, Dios no lo castigará. No sufrirá la muerte improvisa. Y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios; y será digno de alcanzar la vida eterna.


7. El que conserva una verdadera Devoción al Rosario, no morirá sin los Sacramentos de la Iglesia.

8. Los que fielmente rezan el Santo Rosario tendrán en la vida y en la muerte, la luz de Dios; y la plenitud de su gracia. En la hora de la muerte, participarán de los méritos de los Santos en el Paraíso.

9. Yo libraré del Purgatorio a los que han acostumbrado el rezo del Santo Rosario.
10. Los que permanecen como fieles hijos del Santo Rosario merecerán un grado elevado de gloria en el Cielo.
11. Se obtendrá todo lo que se me pidiere mediante la recitación del Santo Rosario.
12. Todos los que propagan el Santo Rosario recibirán mi auxilio en sus necesidades.
13. Para los devotos del Santo Rosario, he obtenido de mi Divino Hijo, la intercesión de toda la Corte Celestial, durante la vida y en la hora de la muerte.
14. Todos los que rezan Santo Rosario son hijos míos y hermanos de mi Único Hijo Jesucristo.
15. La Devoción al Santo Rosario es gran señal de la predestinación.

OTRAS PROMESAS DE LA VIRGEN

- Dijo la Virgen a Santa Gertrudis que “A todo aquel que la haya invocado diariamente conmemorando el poder, la sabiduría y el amor que le fueron comunicados por la Augusta Trinidad, a la hora de su muerte me mostraré a él con el brillo de una belleza tan grande que mi vista le consolará y le comunicará las alegrías celestiales”.

- Santa Brígida escuchó de la Virgen decir: “Yo, su Madre y Señora amantísima, saldré al encuentro de mis devotos a la hora de su muerte, para consolarlos y fortalecerlos”.

- La Virgen le dijo a Santa Matilde: “Yo a todos los que me sirven devota y santamente los quiero favorecer fidelísimamente en la hora de la muerte como madre piadosísima, y consolarlos y defenderlos”.

- La Virgen también le dijo a Santa Brígida: “Quiero, pues, que todas las Vísperas os reunáis tú y tu familia para cantar el himno AVE MARIS STELLA, y yo os auxiliaré en todas vuestras necesidades”. Y, hablando del Purgatorio le dijo: “Yo soy madre de Dios, y madre de todos los que están en el purgatorio; porque todas las penas que se han de dar a los que allí se purgan por los pecados, por mi intercesión se mitigan de alguna manera cada hora”.

- La Virgen le dijo a Santa Verónica Giuliani: “La fuente de las gracias es mi corazón, y éste será para ti voz ante Dios. No pidas nunca tú, haz pedir a mi corazón”.

- La Virgen le dijo a Don Bosco: “¡Yo amo a los Salesianos porque ellos me aman”. Apoyado en estas celestiales palabras Don Bosco dirá a sus hijos: “Cuando escribáis a vuestros padres y parientes decidles que todos los que tienen Salesianos e Hijas de María Auxiliadora se salvarán todos hasta la tercera y cuarta generación”.



lunes, 4 de octubre de 2021

G.K.CHESTERTON: LOS SANTOS VIVEN EN LA ETERNIDAD Y EN EL TIEMPO

Los santos son ante todo hombres; la santidad, que es del orden sobrenatural, se apoya en el orden natu­ral. El hombre es el único ser de la creación que puede ser santo, pero no hay dos santos iguales porque cada uno singulariza su santidad según los dones recibidos. A pesar de estar tan cercanos entre sí en el tiempo, santos como Domingo de Guzmán, Tomás de Aquino, Luis rey de Francia y Francisco de Asís, son muy dis­tintos en su santidad.

Los santos viven en la eternidad y en el tiempo, par­ticipan de Dios y de la historia, pero la intemporalidad de San Francisco es más evidente porque su lenguaje, que es el del amor y del corazón, llega a lo más profun­do del ser humano. La santidad es la plenitud en el amor, pero en la unión con el Amor hay moradas y creemos que el hombre Francisco llegó a la más cerca­na.
 

Su figura en el siglo XX adquiere contornos y di­mensiones similares a las que tuvo hace 800 años por­que el siglo que termina está sediento de amor. Ha be­bido el agua en fuentes envenenada y necesita fuentes puras. Se nos ocurre que el Amor lo ha elegido nueva­mente para acercarnos el mensaje de su Hijo, el Verbo Encarnado, nos entregó hace 20 siglos. Las palabras del mensaje son sencillas: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado", "Si amáis sólo a los que os aman, ¿qué tiene de particular, no lo hacen también los gentiles?. Amad a los que no os aman". "Dad de beber al sediento", "Lo que hiciéreis con el más pe­queño de vosotros conmigo lo estáis haciendo" y "El que quiere ir en pos de mí que tome su cruz y mi siga". Palabras extrañas al hombre moderno pero palabras de unión y de gozo que debemos empezar a balbucear y practicar como si fuéramos niños recién nacidos.

sábado, 2 de octubre de 2021

LOS ÁNGELES CUSTODIOS

Ya en el siglo II Orígenes decía:" Los Cristianos creemos que a cada uno designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja". 

Ya en el año 800 se celebra en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde 1111 existe una oración muy famosa :"Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custódiame en este día, ilumina mi entendimiento, dirige mía afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios. Amén."

En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.

San Bernardo en el año 1010, hizo un sermón muy célebre cerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia ( portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores ( que son muchos más de los que nos podríamos imaginar). Y confiemos en su ayuda ( que es muy poderosa porque es superior en poder al de los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan). 

San juan Bosco  narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocarán a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó :" Ángel de mi Guarda!". Cayeron sin sentido. Fueron a recoger a uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, éste recobró el sentido  y comentó...

"Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi ángel de la Guarda y sentí como sí me pusieran por debajo una sábana y me bajarán suavemente. Y luego, no recuerdo más.."

Ángel de mi guarda, mi dulce compañía,
No me desampares ni de noche ni de día,
Hasta qué me pongas en paz y alegría
Con todos los santos de Jesús, José y María...