miércoles, 30 de mayo de 2018

JULIO ALONSO AMPUERO: SAN PABLO


San Pablo, inicialmente llevaba el nombre hebreo de Saúl y pertenecía a la tribu de Benjamín. El nació en la ciudad Kalikiana de Tarso (Asia Menor), que se destacaba, en aquel tiempo, por su academia griega y la cultura de sus habitantes. Como oriundo de Tarso y originario de los judíos libres de la esclavitud romana, Pablo tenía los derechos del ciudadano romano. En Tarso, recibió su primera educación y allí mismo conoció la cultura pagana, ya que en su prédica y epístolas se encuentra claro el signo de haber conocido a los escritores paganos (Hch 17,28; I Cor. 15,33; Tito 1,12).
Su definitiva instrucción, la recibió en Jerusalén, en la famosa academia rabínica del renombrado maestro Gamaliel (Hch.22,3) que era considerado un gran conocedor de la Ley a pesar de pertenecer a la fracción farisea. Era un libre pensador (Hch. 5,34) y admirador de la sabiduría griega.
Allí mismo, según la costumbre hebrea, el joven Saúl aprendió a construir carpas, lo que le ayudó, a ganarse el sustento con su propio trabajo (Hch. 18,3; II Cor. 11,8; II Tes. 3,8). Aparentemente, el joven Saúl se preparaba para ser rabino, ya que inmediatamente después de terminar su educación, se mostró celoso de las tradiciones fariseas y perseguidor de la fe cristiana. Posiblemente por la designación del Sanedrín él fue testigo de la muerte del primer mártir Esteban (Hch. 7,58; 8,1) y luego recibió el poder oficial de perseguir a los cristianos, hasta fuera de los límites de la Palestina y Damasco (Hch. 5,1-2).

El Señor viendo en el, una vasija elegida para Él, en el camino a Damasco, y de una manera milagrosa, lo llamó al servicio apostólico. Durante ese viaje una luz intensa iluminó a Saúl y él cayó ciego a la tierra.

De la luz se escuchó la voz: "¿Saúl, Saúl, Saúl, porque me persigues? A la pregunta de Saúl: "¿Quién eres?" el Señor respondió: "Yo soy Jesús a quién persigues."

El Señor le mandó ir a Damasco, dónde se le indicaría que hacer. Los acompañantes de Saúl escucharon la voz de Cristo, pero no vieron la luz. Conducido a Damasco, el ciego Saúl fue instruido en la fe y al tercer día bautizado por Ananías. Desde ese tiempo él se hizo un esforzado predicador de la enseñanza, que anteriormente perseguía. Durante un tiempo fue a Arabia y luego volvió a Damasco para la prédica de Cristo.

El furor de judíos por su conversión a Cristo lo obligó a huir a Jerusalén (Hch. 9,23) en el año 38 después de Cristo, donde él se unió a los creyentes y conoció a los Apóstoles. Por el atentado a su vida de los helénicos, Saúl fue a su ciudad natal de Tarso. De allí, cerca del año 43, él fue llamado por Bernabé a Antioquía, para la prédica, y luego viajaron juntos a Jerusalén, trayendo ayuda a los indigentes (Hch. 11,30).

Poco después de su vuelta a Jerusalén, por mandato del Espíritu Santo, Saúl junto con Bernabé, comenzó su primer viaje apostólico, que duró desde año 45 al 49, atravesando toda la Isla de Chipre. Convierte a la fe al procónsul Sergio Pablo y desde ese tiempo comienza a llamarse Pablo.

Durante el viaje misionero de Pablo y Bernabé fueron fundadas las comunidades cristianas en las ciudades de Asia menor: Antioquía persa; Iconia; Listra y Derbia. En el año 49, San Pablo participó del Concilio Apostólico en Jerusalén, donde ardientemente negaba la necesidad de cumplir las ceremonias de la ley de Moisés, para los cristianos, convertidos del paganísmo.
Al volver a Antioquía, San Pablo, junto con Sila, hizo el segundo viaje apostólico. Primero visitó las iglesias de Asia Menor, previamente fundadas por él, luego pasó a Macedonia, donde fundó las comunidades de Filippos, Tesalónica y Veri. En Listra, San Pablo encontró a su discípulo Timoteo y desde Troada, continuó su viaje junto con él,el Apóstol Lucas.

De Macedonia San Pablo pasó a Grecia donde predicó en Atenas y Corinto, permaneciendo un año y medio. Desde allí envió dos epístolas a los Tesalonisenses. El segundo viaje duró del año 51 al 52. En el año 54 o 55, San Pablo fue a Jerusalén, visitando en el camino a Efeso y Cesaréa, y desde Jerusalén llegó a Antioquía (Hch.17 y 18).
Después de una breve estadía en Antioquía San Pablo comenzó su tercer viaje apostólico (52-55), visitando primero como era su costumbre, a las iglesias fundadas previamente, luego se quedó en Efeso, donde durante dos años predicó cada día en la escuela de Tirán.

De allí escribió su epístola a los Galatas (a causa de la exacerbación de la fracción judaica) y su primera epístola a los Corintios (a causa de los desordenes surgidos allí y en respuesta a la carta de los Corintios a él). Una insurrección popular contra el Apóstol Pablo, dirigida por el orfebre Demetrio, obligó al Apóstol a dejar Efeso e irse a Macedonia (Hch. 1,9). En el camino él recibió la carta de Tito sobre el estado de la iglesia de Corinto y la influencia benéfica de su epístola. Por eso el envió con Tito, desde Macedonia, su segunda epístola a los Corintios. En poco tiempo, él llegó personalmente a Corinto y escribió desde allí su epístola a los Romanos, haciendo planes, de ir a Jerusalén, pasar por Roma, y más al Occidente.

Después de despedirse en Mileto de los presbíteros de Efeso, San Pablo llegó a Jerusalén, donde, a causa de un levantamiento popular contra él, fue arrestado por los romanos y puesto en prisión, primero por el procónsul Felix y luego por su sucesor Festo. Esto aconteció en el año 59 o 60.

En el año 61, San Pablo, como ciudadano romano y por su pedido fue enviado a Roma para que lo juzgue el César. Tuvo un naufragio cerca de la Isla de Malta y llegó a Roma recién en el verano del 62. Los gobernantes romanos le tenían una gran consideración y pudo predicar libremente. Con esto termina el relato de su vida en el libro de los Hechos de los Apóstoles (Cap. 27 - 28). Desde Roma San Pablo escribió sus epístolas a los Filipenses (con el agradecimiento por la ayuda monetaria enviada a con Epafrodito); a los Colosenses; a los Efesios; al Filemón, habitante de Colosas (a causa de un esclavo Onésimo que huyó). Estas cuatro epístolas fueron escritas en el 63 y enviadas con Tíquico.

Los destinos subsiguientes del Apóstol Pablo no se conocen con exactitud. Algunos consideran que permaneció en Roma, y que por orden de Nerón, fue muerto como mártir en el año 64. Pero hay bases para pensar que luego de los dos años en prisión, le fue otorgada la libertad e hizo su 4º viaje apostólico.

A esto indican las epístolas pastorales a Timoteo y Tito. Después de su defensa ante el Senado y el Emperador, San Pablo fue liberado y viajó al Oriente. Quedando largo tiempo en la isla de Creta, dejó allí a su discípulo Tito, para la consagración de los presbíteros en todas las ciudades (Tito 1,15), lo que testifica asimismo, que el consagró a Tito como obispo de la iglesia de Creta.

Más tarde, en su epístola a Tito, el Apóstol Pablo le instruye como cumplir las obligaciones de obispo. De esta epístola se ve también, que él pensaba pasar el invierno del 64 en Nicopol, cerca de Tarso (Tito 3,12).

Durante la primavera del 65 visitó a las restantes iglesias de Asia Menor y en Mileto dejó a Trofimo enfermo. A causa de éste se produjo el levantamiento de Jerusalén contra el Apóstol, seguido de su primer arresto (II Tim. 4,20). No se sabe si pasó por Efeso, ya que dijo que los presbíteros de Efeso no verán más su cara (Hch. 20,25). Pero aparentemente en este tiempo consagró a Timoteo como obispo para Efeso.

Luego el Apóstol pasó por Troade(a), donde en casa de Carpo, dejó su vestimenta sacerdotal y los libros religiosos (II Tim. 4,13). Seguidamente, fue a Macedonia, escuchando sobre la turbulencia de Efeso, de las falsas enseñanzas y escribiendo su 1ª epístola a Timoteo. Permaneció algún tiempo en Corinto (II Tim. 4,20) e Italia y llegó hasta Roma, donde dejó a Pedro, continuando, ya en el 66 más hacia Occidente y llegando posiblemente a España.
Después de volver a Roma, fue encarcelado por segunda vez y así quedó hasta su muerte. Hay una tradición que dice, que en Roma, él predicó hasta en la corte de Nerón y convirtió a la fe de Cristo, a la concubina preferida del Emperador. Por eso fue juzgado. Por la Gracia de Dios, como dice él mismo, se salvó de las mandíbulas de los leones, o sea de ser devorado por las fieras en el circo, pero fue encarcelado.

En su segundo encarcelamiento él escribió en Efeso la 2ª Epístola a Timoteo, invitándolo a Roma, para despedirse, ya que presentía su muerte cercana. La tradición no dice, si tuvo tiempo Timoteo de ver a su maestro con vida, pero relata que el Apóstol no esperó mucho tiempo, su corona de mártir. Después de nueve meses de encarcelamiento, él fue muerto cerca de Roma por la espada - como ciudadano romano. Esto aconteció aproximadamente en el año 67 d.C. y en el 12 - décimo segundo - año del reinado de Nerón.

PADRE J.A. FORTEA: LA INFESTACIÓN DE UN LUGAR


La infestación es el fenómeno por el que un demonio posee un lugar. La infestación de la casa puede ocurrir cuando en esa casa se ha practicado de forma continuada espiritismo, ritos satánicos, santería o cualquier otra forma de esoterismo.

El demonio al poseer un lugar puede mover cosas a voluntad o provocar ruidos u olores. La infestación nunca provoca la posesión de ninguna de las personas que viven en ese lugar.

En esos casos el sacerdote puede orar una vez en la casa y después animar a la familia a que cada día se reúna cada día para orar todos juntos. Pueden rezar el rosario, leer la Biblia unidos, echar una vez al día agua bendita por las habitaciones, reunirse ante una imagen sagrada y suplicar su protección, etc.

En los casos de infestación, las familias piden al sacerdote que lo haga todo, pero el sacerdote debe hacer entender a sus inquilinos que ellos mismos pueden hacer lo que le piden a él. La oración unida de una familia puede perfectamente quebrantar el poder del demonio sobre ese lugar si perseveran orando juntos durante semanas o meses. Si después de ese tiempo los fenómenos persisten, entonces hay que hablar con el sacerdote.

viernes, 25 de mayo de 2018

JUAN PABLO II : SÓLO EN DIOS DESCANSA MI ALMA ( Sl 61)


1. Acaban de resonar las dulces palabras del Salmo 61, un canto de confianza, que comienza con una especie de antífona, repetida en la mitad del texto. Es como una jaculatoria fuerte y serena, una invocación que es también un programa de vida: «Sólo en Dios descansa mi alma, porque de Él viene mi salvación; sólo Él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré» (versículos 2-3.6-7).

2. El Salmo, sin embargo, más adelante pone en contraposición dos formas de confianza. Son dos opciones fundamentales, una buena y otra perversa, que comportan dos conductas morales diferentes. Ante todo, está la confianza en Dios, exaltada en la invocación inicial, donde aparece un símbolo de estabilidad y seguridad, la «roca», es decir, una fortaleza y un baluarte de protección.

El Salmista confirma: «De Dios viene mi salvación y mi gloria, él es mi roca firme, Dios es mi refugio» (versículo 8). Lo dice tras haber evocado las confabulaciones de sus enemigos que «sólo piensan en derribarme de mi altura» (Cf. versículos 4-5).

3. Pero está también la confianza de carácter idólatra, ante la que el orante fija con insistencia su atención crítica. Es una confianza que lleva a buscar la seguridad y la estabilidad en la violencia, en el robo y en la riqueza.

Entonces, se hace un llamamiento sumamente claro: «No confiéis en la opresión, no pongáis ilusiones en el robo; y aunque crezcan vuestras riquezas, no les deis el corazón» (versículo 11). Evoca tres ídolos, proscritos como contrarios a la dignidad del hombre y a la convivencia social.

4. El primer falso dios es la violencia a la que la humanidad sigue recurriendo por desgracia también en nuestros días ensangrentados. A este ídolo le acompaña un inmenso cortejo de guerras, opresiones, prevaricaciones, torturas y asesinatos execrables, cometidos sin remordimiento.


El segundo falso dios es el robo, que se manifiesta en la extorsión, en la injusticia social, en la usura, en la corrupción política y económica. Demasiada gente cultiva la «ilusión» de satisfacer de este modo su propia codicia.

Por último, la riqueza es el tercer ídolo al que «se apega el corazón» del hombre con la esperanza engañosa de poderse salvar de la muerte (Cf. Salmo 48) y asegurarse el prestigio y el poder.

5. Al servir a esta tríada diabólica, el hombre olvida que los ídolos no tienen consistencia, es más, son dañinos. Al confiar en las cosas y en sí mismo, olvida que es «un soplo», «apariencia», es más, si se pesa en la balanza, sería «más leve que un soplo» (Salmo 61,10; Cf. Salmo 38, 6-7).

Si fuéramos más conscientes de nuestra caducidad y de nuestros límites como criaturas, no escogeríamos el camino de la confianza en los ídolos, ni organizaríamos nuestra vida según una jerarquía de pseudo-valores frágiles e inconsistentes. Optaríamos más bien por la otra confianza, la que se centra en el Señor, manantial de eternidad y de paz. Sólo Él «tiene el poder»; sólo Él es manantial de gracia; sólo Él es plenamente justo, pues paga «a cada uno según sus obras» (Cf. Salmo 61, 12-13).

6. El Concilio Vaticano II dirigió a los sacerdotes la invitación del Salmo 61 a «no apegar el corazón a la riqueza». El decreto sobre el ministerio y la vida sacerdotal exhorta: «han de evitar siempre toda clase de ambición y abstenerse cuidadosamente de toda especie de comercio» (Presbyterorum ordinis, n. 17).

Ahora bien, este llamamiento a rechazar la confianza perversa y a escoger la que nos lleva a Dios es válido para todos y debe convertirse en nuestra estrella polar en el comportamiento cotidiano, en las decisiones morales, en el estilo de vida.

7. Es verdad, es un camino arduo, que comporta incluso pruebas para el justo y opciones valientes, pero siempre caracterizadas por la confianza en Dios (Cf. Salmo 61, 2). Desde este punto de vista, los Padres de la Iglesia vieron en el orante del Salmo 61 una premonición de Cristo y pusieron en sus labios la invocación inicial de total confianza y adhesión a Dios.

En este sentido, en el «Comentario al Salmo 61», san Ambrosio argumenta: «Nuestro Señor Jesús, al asumir la carne del hombre para purificarla con su persona, ¿no debería haber cancelado inmediatamente la influencia maléfica del antiguo pecado? Por la desobediencia, es decir, violando los mandamientos divinos, la culpa se había introducido, arrastrándose. Ante todo, por tanto, tuvo que restablecer la obediencia para bloquear el foco del pecado... Asumió con su persona la obediencia para transmitírnosla» 

(«Comentario a los doce salmos» --«Commento a dodici Salmi»-- 61,4: SAEMO, VIII, Milano-Roma 1980, p. 283). 

miércoles, 23 de mayo de 2018

DIÁCONO JORGE NOVOA: LA TRINIDAD DIABÓLICA EN EL APOCALIPSIS

En el libro del Apocalipsis (caps. 12 y 13) aparece presentada  una trinidad diabólica. El Diablo siempre falsifica la obra de Dios. Ella aparece conformada por el Dragón rojo, de quién se explicitan otros nombres en el mismo libro, para develar que estamos ante el mismo ser personal: “la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero…” (Ap 12,9). También se nos advierte que la tierra es el “habitat” de acción, porque “fue arrojado” (Ap. 12,13) y que persigue  a los hijos de la Mujer: “los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús” (Ap 12,17).

Completan esta trinidad diabólica la  Bestia del Mar (Ap. 13,1) que recibió del Dragón el poder, ella será el instrumento que éste utilizará para ejercer sus planes, derramando sangre y persecución. Decía un gran escritor católico: “cuando me quiero enterar como está el mundo, leo el Apocalipsis”. La Bestia del Mar es un "poder temporal", que puede ser religioso, político, militar, económico, cientifico, un poder que inicialmente puede ser legal, y que luego, desconociendo sus límites, se absolutiza. Aquí está la tentación del poder temporal (en tiempos del Apocalípsis el Imperio Romano),  en lugar de dar a Dios lo que es de Dios, lo reclama para sí, y se convierte en Bestia ejecutando los planes del Dragón. La figura de la Bestia del Mar emerge a lo largo de los siglos con diversos rostros y distinta intensidad para "perseguir y derramar sangre". A medida que se acerque el fin, crecerá en su insaciable deseo de "persecución y sangre".

Completa la trinidad diabólica, la Bestia que surge de la Tierra (Ap 13,11). Esta Bestia aparece identificada con el número 666, número simbólico que  refiere al Emperador, al hombre que está al frente del Imperio y que se vuelve su promotor y protector. Hay en su presentación una cierta suerte de seudo mesianismo, es el "profeta" del  Dragón, que generará cierto encantamiento fundado en la "mentira". EL poder militar y político, cuando reclama para sí lo que pertenece a Dios, históricamente configura a la perfección los planes del Dragón. Nerón, Domiciano, Dioclesiano,….Stalin,…etc….. son las configuraciones históricas, en este caso concreto en el plano político y militar, de los planes del Dragón, ejecutados por la Bestia que viene del mar..

jueves, 17 de mayo de 2018

PENTECOSTÉS



Exhortando a la oración y a la participación en la misión, el misterio de Pentecostés ilumina la piedad popular: también esta "es una demostración continua de la presencia del Espíritu Santo en la Iglesia. Éste enciende en los corazones la fe, la esperanza y el amor, virtudes excelentes que dan valor a la piedad cristiana. El mismo Espíritu ennoblece las numerosas y variadas formas de transmitir el mensaje cristiano según la cultura y las costumbres de cualquier lugar, en cualquier momento histórico".

Con fórmulas conocidas que vienen de la celebración de Pentecostés (Veni, creator Spiritus; Veni, Sancte Spiritus) o con breves súplicas (Emitte Spiritum tuum et creabuntur...), los fieles suelen invocar al Espíritu, sobre todo al comenzar una actividad o un trabajo, o en situaciones especiales de angustia. También el rosario, en el tercer misterio glorioso, invita a meditar en la efusión del Espíritu Santo. Los fieles, además, saben que han recibido, especialmente en la Confirmación, el Espíritu de sabiduría y de consejo que les guía en su existencia, el Espíritu de fortaleza y de luz que les ayuda a tomar las decisiones importantes y a afrontar las pruebas de la vida. Saben que su cuerpo, desde el día del Bautismo, es templo del Espíritu Santo, y que debe ser respetado y honrado, también en la muerte, y que en el último día la potencia del Espíritu lo hará resucitar.

Al tiempo que nos abre a la comunión con Dios en la oración, el Espíritu Santo nos mueve hacia el prójimo con sentimientos de encuentro, reconciliación, testimonio, deseos de justicia y de paz, renovación de la mente, verdadero progreso social e impulso misionero. Con este espíritu, la solemnidad de Pentecostés se celebra en algunas comunidades como "jornada de sacrificio por las misiones".

FUENTE:Directorio de piedad popular

miércoles, 16 de mayo de 2018

SALVADOR CARRILLO ALDAY: LOS CARISMAS DEL ESPÍRITU PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA COMUNIDAD


En una catequesis histórica, S.S. Pablo VI dijo: "La necesidad de la Iglesia supone una carencia imprescindible por parte del hombre; la necesidad de que el prodigio de Pentecostés tenía que continuar en la Historia de la iglesia y del mundo; y ello en la doble forma en la que el don del Espíritu Santo se concede a los hombres:

  • primero, para santificarlos (y esta es la forma primaria e indispensable por la que el Hombre se convierte en objeto del amor de Dios, gratum faciens, como dicen los teólogos), y,
  • después, para enriquecerlos con prerrogativas especiales que llamamos carismas (gratis data), ordenados al bien del prójimo y especialmente de la comunidad de los fieles" (16 de octubre de 1974).

I. EL ESTADO DE GRACIA.
Pues bien, cuando el Espíritu Santo toma posesión del creyente y lo convierte en su Templo, el hombre queda instantáneamente justificado: la acción de Dios lo invade; gracias a la confesión brotada del corazón se le otorga el perdón de los pecados: y el alma queda elevada a un estado de convivencia con la vida divina: 2 Pe.1,4, que llamamos "estado de gracia'', ''estado de filiación adoptiva", estado de vida sobrenatural que vale más que la vida natural y al que de suyo está asegurada la plenitud y la felicidad de la vida eterna.


II -LOS CARISMAS DEL ESPIRITU.
Pero, además de hacerlo hijo de Dios, el Espíritu Santo, al venir al creyente, lo hace un "miembro vital'' de un cuerpo: el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. "Así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, y no desempeñan todos los miembros la misma función; así también nosotros, siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unos miembros de los otros, pero teniendo carismas diferentes, según la gracia que nos ha sido dada .,": Rom.12, 4-6a.
Esta realidad es fundamental. Todos nosotros con Jesús formamos un solo cuerpo, formado por la cabeza y por los miembros que desempeñan funciones específicas diferentes, pero todas ordenadas al bien del cuerpo total. La cabeza es Cristo; nosotros, sus diversos miembros. Y una sola alma: el Espíritu Santo que da vida y mueve a todo el cuerpo Un solo Espíritu en Jesús y en cada uno de nosotros.
Ahora bien, el Espíritu, alma de nuestro ser sobrenatural, nos comunica, además de la vida divina, "gracias. dones, carismas, funciones, actividades", para poder cumplir nuestra misión de ser "tal miembro en el cuerpo total de Cristo". Estos dones espirituales gratuitos, que llamamos "carismas" no son directamente gracias en orden a la santificación personal, sino que son ''manifestaciones del Espíritu para el provecho común: I Cor.12,7.
Los carismas no son, por tanto, sólo aptitudes o capacidades naturales, sino dones que el Espíritu Santo comunica o hace surgir en cada miembro del cuerpo de Cristo para que cada uno sirva al cuerpo total.


III- DIVERSIDAD DE LOS CARISMAS.
Los carismas son innumerables; tan abundantes, como necesidades tenga la comunidad para ser construida; son de variada importancia, según sirvan más o menos a la edificación de la iglesia: y sobre todo son de diferente naturaleza, según la función específica que tienen que desempeñar.
San Pablo animaba a los corintios a que aspiraran a los carismas del Espíritu "¡Ambicionad los carismas su, superiores ¡Id en pos de la caridad, pero ambicionad también los dones espirituales!" ''Ya que ambicionáis Los dones del Espíritu, procurad abundar en ellos para la edificación de la asamblea'': cfr ICo 12,31: 14,1.12.
Unos carismas manifiestan un carácter de gracia transitoria: por ejemplo, una visión, una palabra profética, una luz de sabiduría, una iluminación de conocimiento. Otros se muestran como carismas estables, como son los "ministerios": por ejemplo, el ser apóstol, el carisma sacerdotal, la diaconía de enseñanza.
Unos carismas edifican la Iglesia en una forma: por ejemplo, los carismas de exhortación y de asistencia; otros, en otra: por ejemplo, los carismas de curación de milagros.
Unos carismas miran a un estado de vida: por ejemplo, el matrimonio y la virginidad: lCo 7,7: otros se ordenan a una actividad concreta en el cuerpo de Cristo: por ejemplo, el presidir, el ejercer la misericordia: Rm 12,8.
Sin embargo, lo que tienen de común es que, a más de ser una gracia gratuita de Dios, todos realizan su función en virtud de una moción positiva, actual, sobrenatural y transeunte del Espíritu Santo.
Los textos principales del Nuevo Testamento que tratan de los "dones del Espíritu" o "dones espirituales" son los siguientes.
    ''A cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para la utilidad común. Porque a uno se le da, por el Espíritu, palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia, según el mismo Espíritu, a éste, fe, en el mismo Espíritu: a aquél, carismas de curaciones, en el único Espíritu; a otro, operaciones de milagros; a otro. profecía; a otro discernimiento de espíritus; a éste, diversidad de lenguas; a aquel, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las obra el único y mismo Espíritu distribuyéndolas en particular, a cada uno, como quiere": ICo 12, 7,1 1.
    "Vosotros sois cuerpo de Cristo, y cada uno por su parte es miembro. En la comunidad, Dios ha establecido a algunos, en primer lugar, como apóstoles: en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como maestros; luego, el poder de los milagros: luego, el don de las curaciones, de asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas": ICo 12,27,28.
    "Pero, teniendo carismas diferentes, según la gracia que nos ha sido dada. Si es el don de profecía, ejerzámoslo en la medida de nuestra fe. Si es el ministerio, en el ministerio. La enseñanza, enseñando. La exhortación, exhortando. El que da, con sencillez. El que preside, con solicitud. El que ejerce la misericordia, con jovialidad " Rm 1 2,6_8.
    "El mismo "dio" a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros; para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo": Ef 4,11_13.
    ''Que cada cual ponga al servicio de los demás el carisma que ha recibido, como buenos administradores de las diversas gracias de Dios. Si alguno habla, sean palabras de Dios. Si alguno presta un servicio, hágalo en virtud del poder recibido de Dios; para que Dios sea glorificado en todo por Jesu_Cristo, para quien es la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén'': IP 4,10,11.
    Ver además los siguientes textos: ICo 3,5.10: 7,7, 13,1,3; 14,6; 2Co 6,3: 12,1,12; Ti 1,5; ITi 1,12; Mc 16, 17; Hch 6,4; 11,27: 13,1: 20,28.

IV -¿SISTEMATIZACION DE LOS CARISMAS?
Una sistematización rígida de los carismas sería inadecuada. Una imagen puede iluminar el hecho. Así como entre los colores del arco iris. unos son bien definidos, pero todos resultan de la fusión de los colores firmes; de manera semejante sucede en los carismas. Unos son precisos y pueden clasificarse bajo un solo apartado; otros, en cambio, por razón de su riqueza, presentan notas variadas que les permiten ser colocados en dos o más apartados. Además, hemos dicho que los carismas son innumerables.
Por todo esto, sin pretender en manera alguna hacer una clasificación exacta, perfecta y completa de los carismas mencionados en los textos, -y sólo a manera de ejemplo -he aquí un ensayo de agrupación.

l. Carismas de ''apostolado'', "enseñanza", "gobierno".
Apóstoles: lCo 12,28; Ef 4,11.
Profetas: lCo 12,28; Ef 4,11.
Pastores: Ef 4,]1; Hch 20,28. Maestros: ICo 12,28; Rm 12,7; Ef 4,11.
Evangelistas: Ef 4,11; Hch 21,8.
Epíscopos, presbíteros, diáconos: Hch 14,23; 15,2: 20,17.28; Flp 1,1; Tito 1,5.
Diaconías diferentes: Hch 6,1-6; Rm 12,7; Ef 4,12; IP 4,11.


2. Carismas de conocimiento y de palabra.
Palabra de profecía: ICo 12,10: Rm 12,6.
Palabra de sabiduría: I Co 12,8.
Palabra de conocimiento ( ciencia ): I Co 12,8.
Revelaciones: lCo 14,26.
Penetración de misterios: lCo 13,2.
Visiones: Hch 2,17; 9,3,17.
Discernimiento: I Co 12,10; 14,29.
Xenoglosia: Hch 2,6.11: Mc 16,17.
Lenguas ( glosolalia ): I Co 12,10.29: Hch 10,46; 19,6.
Interpretación de lenguas: lCo 12.10.30.

3. Carismas de servicio.
Funciones administrativas: 1 Co 12.28.
Presidir: Rm 12,8.
Asistencia en las necesidades: lCo 12,28.
Exhortar: Rm 12,8.
Obras de misericordia: Rm 12,8.
Distribución de los propios bienes: lCo 13,3.
Entrega de la propia vida: lCo 13,3.

4. Carismas de poder.
Fe: Hch 14,9; lCo 12,9.
Curaciones: Mc 16,18; lCo 12,9.28.
Obras de poder: Hch 4,30; lCo 12,10.28.
Exorcismos: Mc 16,17.

5. Carismas de estado de vida.
Matrimonio: l Co 7,7.
Celibato, virginidad, soltería consagrada: lCo 7, 7.34.


REFLEXIONES
1. Ante el amplísimo panorama de los carismas, ''manifestaciones del Espíritu para el provecho común"es preciso tomar conciencia de que también nosotros, también yo, soy un miembro vital en el Cuerpo de Cristo, y tengo en él una actividad y una función que desempeñar; y para ello el Espíritu Santo me ha dado sus dones.
2. No todos los carismas que comunica el Espíritu han sido mencionados en las listas precedentes. San Pablo nunca quiso ofrecer un catálogo exhaustivo de las "manifestaciones del Espíritu". Cada época de la historia, cada lugar del universo, cada circunstancia por las que atraviesa la Iglesia, requieren la manifestación del Espíritu y su acción poderosa y constructiva, y El distribuye sus dones, funciones, actividades y ministerios de acuerdo a las necesidades concretas de la historia de salvación.
3. Es necesario, por tanto, que yo descubra con claridad cuál o cuáles son los "dones espirituales" que el Señor ha puesto en mi para ayudar a la construcción de mi comunidad cristiana. Para eso necesito orar y pedir la luz del Espíritu Santo.
4. Más aún, siguiendo el consejo de San Pablo, debo atreverme a implorar del Espíritu Santo que me comunique sus carismas, los que El quiera y tenga destinados para mi, con el fin de cumplir sobre la tierra mi papel de edificación en el Cuerpo de Cristo.

DIÁCONO JORGE NOVOA: EL ESPÍRITU SANTO CONSUELO PARA EL CAMINO


A medida que nos acercamos a la solemnidad de la Ascensión del Señor, las lecturas bíblicas manifiestan un binomio, que refleja la tensión presente en la vida de los discípulos de Jesús. Es frecuente  que el Señor hable de su partida, cosa que congela los corazones de sus discípulos, es cierto que la meta de su partida es “el Padre” o “la casa del Padre”, y ello trae cierto consuelo, porque siempre Jesús ha expresado como meta de su existencia, el retorno a la casa del Padre. Pero,  no resulta extraño, que ellos se inquieten y pregunten por la suerte que correrán, luego de su  partida.
Los discursos de Jesús también comprenden un anuncio a modo de “promesa”, se menciona una y otra vez, el advenimiento “del Paráclito”, que tendrá la misión de consolar y defender (recordando y enseñando) .

Quién puede consolar el corazón humano, ante el vació dejado por la partida física de Jesús? Únicamente Dios puede ocupar  en el corazón del hombre, el vacío dejado por Dios. Solamente el Espíritu Santo puede “consolar” de la desazón generada por la partida del Hijo de Dios.

Jesús sabe que luego de gustar de su compañía y amistad, sería muy difícil, ante su ausencia, continuar la misión encomendada. Pero ahora, el Paráclito les “enseñará y recordará todo”, porque consuela no con la medida humana, sino con la vida que brota de la Pascua del Señor.

Sabe Jesús que necesitamos del Espíritu Santo para nuestra peregrinación, Él sostiene nuestra esperanza, permitiéndonos por la gracia, experimentar realmente el amor del Señor que nos consuela y anima en el camino.

El Padre y el Hijo, en Pentecostés, responden de modo superabundante a las inquietudes del corazón humano, vienen y nos constituyen como morada suya, por la presencia del Espíritu Santo la nostalgia encuentra el consuelo deseado, comunicándonos interiormente el misterio de Jesús: camino, verdad y vida. El destino del Hijo, en el Espíritu, se vuelve destino de los discípulos, vivido en la fe, esperanza y caridad.

miércoles, 9 de mayo de 2018

Beato Bernardo F. de Hoyos (1711-1735):Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús

Bernardo de Hoyos murió muy joven, apenas 24 años de edad. Había nacido enTorrelobatón (20-ago-1711). De allí, con 11 años, pasó a Villagarcía de Campos como colegial. Ingresa en el noviciado que tenía en esa localidad la Compañía de Jesús, a punto de cumplir los 15 años, y pasará después por Medina del Campo(estudios de Filosofía) y Valladolid (estudios de Teología y ordenación sacerdotal). Todo, como se ve, muy poco especial. En su caso lo especial va por dentro: su vida de fe y amor con Cristo alcanza cotas poco comunes, con un perfil de vida mística semejante al de otros grandes santos (Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, M. Ángeles Sorazu…), viviendo ya con apenas 19 años lo que los teólogos llaman el desposorio espiritual con Jesús, en el contexto de una vida exterior de lo más común. Es en ese marco donde hay que situar los acontecimientos que le suceden en mayo de 1733, cuando Bernardo cuenta con 21 años: Jesús le introduce en el misterio de su amor redentor por los hombres, y le pide que lo dé a conocer.

A ello dedicará sus energías mientras le dure la vida, pues dos años y medio después contrae unas fiebres malignas, y muere.Su proceso de beatificación no se introducirá hasta 1895, debido a los condicionamientos de la circunstancia histórica (dificultades que atraviesa en ese momento la Compañía de Jesús en España, y su posterior expulsión en 1767, etc.) que coincidieron, además, con los momentos más propicios para que prospere una causa (testigos contemporáneos, investigación directa de los hechos, escritos, etc).Eso mismo explica por qué ha tardado tanto, pues tras comenzar la fase diocesana del proceso en 1895 y concluirla en 1899, enviando toda la documentación resultante a Roma para que diera comienzo la fase apostólica, la causa solo cobró ritmo a partir de la norma de la Santa Sede para las llamadas “causas históricas” (1930), en los que la falta de testigos contemporáneos se suple con una exhaustiva investigación historiográfica.

viernes, 4 de mayo de 2018

DIÁCONO JORGE NOVOA: INCAPACES PARA RECONOCER EL MOMENTO DE DIOS


 «¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen?Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: “Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis llorado.”«Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: “Demonio tiene.” Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.” Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos.»


San Cirilo cuenta la siguiente tradición, que refiere a este pasaje bíblico: "Había cierto modo de entretenerse entre los hijos de los judíos. Se dividía una turba de niños en dos partes, para burlarse de las vicisitudes rápidas de la vida presente. Los unos cantaban y los otros se lamentaban. Los que lloraban no se alegraban con los que cantaban, ni los que se alegraban se conformaban con los que lloraban. Después se reprendían mutuamente y vituperaban su falta de simpatía".

El juicio de Jesús sobre su generación es realmente contundente, son como niños que no aciertan a recibir la gracia que Dios dispensa para un tiempo determinado. Juan Bautista con su austeridad de vida invitaba a la conversión   y a la penitencia, y los jefes religiosos desoyeron sus palabras rechazándolas  e incluso tramaron contra su vida. Estaban invitados a llorar por sus propios pecados y arrepentirse, y en su lugar, criticaban al Bautista y le trataban de endemoniado. Estaban tan ciegos, que juzgan al Bautista como endemoniado. Llamaban, dice san Cirilo, poseído por  el demonio "al que mortifica la ley del pecado oculta en sus miembros".



El Bautista les parece demasiado austero y rigorista, y Jesús es condenado por oposición con él, se dice que en lugar de ayunar, come y lo hace con los que son considerados pecadores. Descalifican a los hombres de Dios, porque tienen sus corazones corrompidos, las razones que esgrimen son banales. Esto es lo que ocurre con el ejemplo de los niños en las plazas.

Hoy diríamos, y de hecho lo vemos, NO LES SIRVE NADA, todas son excusas  que se proponen para no enfrentar el pecado con sus consecuencias y la necesidad de conversión.  Esto los incapacita para reconocer la gracia de Dios en cada momento de la vida, como dice la Escritura, " todo tiene su tiempo bajo el sol".

Llegó el Bautista que preparaba el camino para el Mesías, y fue rechazado, luego llegó el Mesías y fue crucificado. Para algunos, la verdad es como un juego de niños caprichosos, que no alcanzan a reconocer en la austeridad del Bautista, ni en la familiaridad y alegría de Jesús.

jueves, 3 de mayo de 2018

DIÁCONO JORGE NOVOA: SATANÁS, LA INCONSTANCIA, LAS PREOCUPACIONES DE LA VIDA Y LA SEDUCCIÓN DE LAS RIQUEZAS

La parábola del sembrador describe maravillosamente la acción de la Palabra de Dios,que busca fecundar el corazón humano. Ella recorre caminos intrincados para alcanzarlo, con misteriosos peligros que asechan su fecundidad; pájaros, terrenos pedregosos y zarzas. La tierra no acoge la buena semilla que viene a fecundarla.

El Señor ha explicado la parábola del sembrador, y ello permite reconocer a  los agentes que actúan en favor de la infecundidad de la semilla. Quienes son los pájaros, el terreno pedregoso y las zarzas? El Señor revela a los suyos, que  estas imágenes refieren a tres modos de actuar sobre el corazón humano; Satanás, la inconstancia, los afanes de la vida y la seducción de las riquezas.

No debemos olvidar,que estas acciones, presentadas de modo independiente, en muchas ocasiones se dan intrincadamente unidas. La acción del mal Espíritu muchas veces está presente en la inconstancia o en los afanes de la vida y la seducción de las riquezas.La presentación según nuestro parecer, tiene un crecimiento en intensidad, el primero resalta por su prontitud. La semilla al quedar esparcida  al borde del camino, vino inmediatamente el Enemigo para arrebatarla. Y el texto, manifiesta la eficacia de esta acción, la semilla esparcida fue "robada". En la inconstancia, se nota que hay frutos saludable de la presencia y acogida de la Palabra, la recibe con " alegría", pero las adversidades,que aparecen bajo la expresión "dificultades o persecuciones", lo vencen inhibiendo la vida de Dios que está germinando en su corazón. En el último caso, la reciben y escuchan, pero han crecido en sus corazones "zarzas" que luchan por impedir que la semilla se desarrolle.

Satanás en las Sagradas Escrituras es presentado como padre de la mentira, homicida desde el principio, en el libro del Apocalipsis es un Dragón que asecha la Vida que Dios engendra en el mundo, esa que está en los hijos de la Mujer. En los creyentes, que mantienen el testimonio de Jesús y guardan los mandamientos. Aquí tenemos dos signos de vida, que permiten reconocer la presencia y desarrollo de la semilla sembrada, que odia Satanás y quiere erradicar de la tierra. Todo aquel que de testimonio de Jesús, y guarde sus mandamientos será combatido por el Enemigo. Cambia las estrategias, con el único objeto de volver infecunda la vida que Dios engendra en el mundo.

No debemos temer al Diablo. Debemos vivir de cara al Padre celestial que no abandona a sus Hijos, y en obediencia al Hijo y su Buena Noticia, fecundada en nosotros por la acción del Espíritu Santo. Ya San Pablo, se preguntaba por  el "temor"; a qué debemos temer?, y concluía respondiendo que Cristo nos ha liberado de todos los temores, y san Juan nos enseña que el amor expulsa el temor. Cuanto más unidos a Cristo estamos,  más nos alejamos del temor y nos acercamos al Amor.

El vicio de la inconstancia , según Santo Tomás, está vinculado a la imprudencia, es por lo tanto un pecado contra la prudencia. A la prudencia corresponde preferir el bien mayor al menor, desistir de lo mayor es imprudencia. De allí, que no persistir en alcanzar el bien mayor, es decir ser inconstantes, es un pecado contra la prudencia. Si retrocedemos del buen propósito realizado,  y no perseveramos en la práctica del bien, apartándonos de su camino, por la elección de un desorden o por no enfrentar lo arduo de sus exigencias,  hemos incurrido en el vicio de la inconstancia.  El santo utiliza en latín, la palabra molitie, para designar la inconstancia, ella se traduce por blandura. Somos blandos en enfrentar las adversidades para perseverar en el bien, con esto queda  claramente  expresado lo que el Señor nos quiere enseñar. Si ejercitamos la prudencia estaremos fortaleciéndonos  contra la inconstancia.

La vida está llena de incertidumbres e interrogantes,  a las que la fe permite enfrentar y resolver, para muchos estas situaciones se tornan sofocantes como las "zarzas ".La fe no te libra de las dificultades , te enseña a vivirlas según la voluntad de Dios. Te fortalece, por la acción de la gracia, para enfrentarlas, y te libera de "morir" sofocado por su acción. No se trata de proponer una alienación, sino un camino de santificación, el que creó todas las cosas, conoce mejor que nadie tu corazón y en Jesucristo nos ha enseñado el camino para "vivirlas". El dinero no es malo, pero, para muchos es el Dios que puede liberarte de todos estos problemas, y su seducción se torna poderosa para el corazón humano.  También se muestra impotente ante el sufrimiento, el fracaso y la enfermedad. Jesús nos advierte para que no dejemos crecer en nosotros estos "yuyos" peligrosos, que luego de apoderarse de nuestro corazón intentarán inhibir lo sembrado por Dios.

miércoles, 2 de mayo de 2018

DIÁCONO JORGE NOVOA: EL GRANO DE MOSTAZA Y LA LEVADURA...

Decía, pues: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé?
Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.»
Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.»


Jesús, por las realidades visibles quiere introducirnos en las invisibles, siendo el Hijo de Dios conoce que entre ambos términos se puede establecer una relación, una semejanza. Jesús utiliza dos imágenes para enseñarnos sobre el Reino de Dios:  la semilla del grano de mostaza y la levadura, veamos la intención del Señor.

Por la  imagen del grano de mostaza tomada de la agricultura, accedemos al misterio del Reino de Dios,  conocemos el contraste que se da entre la pequeñez inicial, y su vigor y fortaleza final. La semilla del grano de mostaza es pequeña, y al crecer, da origen a un árbol importante que permite 
cobijar a las aves del cielo . El Reino de Dios tiene un origen pequeño, silencioso, incluso puede ser considerado por algunos "poderosos", como insignificante, pero alberga en su interior una potencialidad maravillosa. En la obra de Dios la proporcionalidad se da a escala sobrenatural. En el silencio de Nazaret, Jesús tuvo una existencia marcada por esta verdad, en la vida sencilla y oculta con José y María, Él creció sin llamar la atención, como dice la Palabra, en estatura y gracia delante de Dios y los hombres.

San Ambrosio también explica como el grano de mostaza se refiere  a la fe : "Se habla en otro lugar del grano de mostaza comparándolo a la fe. Luego si el reino de Dios y la fe son semejantes al grano de mostaza, la fe es también el reino de los cielos que se encuentra dentro de nosotros".

El ejemplo de la mujer que utiliza la levadura en la masa, refiere a la capacidad de transformar, desde lo poco lo mucho, con el dinamismo vital de la fe, esperanza y  caridad. Dios actúa desde dentro, lo hace en la historia, con la obediencia del Hijo, "anonadándose,  abajándose, despojándose del poder y reconocimiento  que le correspondían por ser Dios.

En el primer ejemplo el contraste es entre lo pequeño y lo grande, aquí entre lo poco y lo mucho, en ambos casos se invita acceder por la fe a las" medidas de Dios". La obra de Dios crece en medio de nosotros, debemos aprender a reconocerla con una mirada de fe aguda, que abandone los modos de medir que tienen los hombres, y acepten que en lo "poco y pequeño" se encuentra el Reino de Dios.  La levadura y el grano de mostaza son ejemplos de estas realidades por las que el Señor nos enseña a reconocer el Reino de Dios.