viernes, 19 de octubre de 2018

HANS URS VON BALTHASAR: DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

Fijaos en lo que dice el juez injusto.A menudo, como ocurre en el evangelio de hoy, Jesús toma como punto de partida en sus parábolas las situaciones inmorales tal y como las que se dan en el mundo -aquí el juez injusto, en otros lugares el administrador astuto, el hijo pródigo, el rico necio, el rico epulón, los obreros de la viña-, lo que le permite, a partir de situaciones familiare para sus oyentes, elevarse hacia leyes eternas, hacia el reino de los cielos. El punto de comparación es aquí (como en la parábola del amigo inoportuno que llama a media noche) la insistencia de la súplica importuna, que no injusta. Si esto hacen los malos..., que no hará el Dios bueno? Jesús quiere hacérnoslo comprender claramente. Dios quiere hacerse rogar, incluso quiere dejarse importunar por el hombre. Si Dios da la libertad al hombre y hace incluso un pacto con él, no solamente respeta su libertad, sino que incluso se ha unido a su partener en la Alianza, sin perder por ello su libertad divina: dará siempre al que pide lo que sea mejor para él: "cosas buenas" (Mt 7,11), "el Espíritu Santo" (Lc 11,12). El que pide algo a Dios en el Espíritu de Cristo es infaliblemente escuchado (jn 14, 13-14). Y el Evangelio añade: sin tardar; Dios no escucha luego, más tarde, sino que escucha y corresponde enseguida, con lo que mejor corresponde a la demanda. Pero la oración de petión presupone la fe, y aquí el Evangelio termina con unas palabras que dan que pensar: "Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? Esta pregunta va dirigida a nosotros, que escuchamos aquí y ahora, y no a otros.

Mientras Moisés tenía en alto la mano, vencía Israél. La imagen de las manos levantadas de Moisés durante la batalla con Amalec es sumamente elocuente en la primera lectura. Mientras Josué ataca, Moisés reza y al mismo tiempo hace penitencia, pues es ciertamente pesado y doloroso tener durante tantas horas las manos levantadas hacia Dios. Así está hecha la cristiandad: unos combaten fuera mientras otros - en el convento o en la soledad de su cuarto- rezan por los que luchan. Pero la imagen va aún más lejos: como a Moisés le pesaban las manos, Aarón y Jur tuvieron que sostener sus brazos hasta la puesta del sol, hasta que Israél finalmente venció en la batalla. Las manos levantadas de los orantes y contemplativos en la Iglesia deben ser sostenidas al igual que las de Moisés, porque sin oración la Iglesia no puede vencer, no en los combates del siglo, sino en las luchas espirituales que se le exigen.Todos nosotros debemos orar y ayudar a los demás a perseverar en la oración, y a no poner su confianza en la actividad externa, si es que queremos que la Iglesia no sea derrotada en los duros combates de nuestro tiempo.

Proclama la palabra insiste a tiempo y a destiempo.La palabra de la que habla segunda lectura no es la palabra de la pura acción, de la batalla de Josué, sino de la palabra de la oración de petición, de las manos en alto de Moisés. Permanece en lo que has aprendido, es decir, en lo que conoces de la Sagrada Escritura, que en ningun sitio recomienda la pura ortopraxis. Sólo cuando el hombre de Dios, es instruido por la Escritura inspirada por Dios, está perfectamente equipado para toda obra buena, y la primera obra buena es la oración, que debe recomendarse a los cristianos con toda comprensión y pedagogía.

jueves, 18 de octubre de 2018

DÓNDE ESTÁN LOS RESTOS DEL EVANGELISTA SAN LUCAS?



La ciencia confirma la autenticidad de las reliquias de san Lucas. Desvelado el enigma del cuerpo del autor del tercer Evangelio


Gracias a largos estudios interdisciplinares, encargados por el arzobispo de Padua, monseñor Antonio Malttiazzo, un grupo de científicos están de acuerdo en sostener que el cuerpo conservado dentro de una caja de plomo (se trata de un esqueleto sin cabeza al que le falta sólo el cúbito derecho y el astrágalo izquierdo) pertenecía al autor del tercer Evangelio, médico de profesión, que murió a los 84 años en Beocia y sepultado en Tebe.
El cuerpo del evangelista, que escribió en griego con un léxico refinado en torno al año 63, fue trasladado a Constantinopla, en la época del emperador Constancio, en el siglo IV, y luego a Padua durante las Cruzadas. Desde entonces se conserva en la iglesia de Santa Justina. El cráneo fue en cambio trasladado en 1354 de Padua a Praga a la catedral de San Vito por voluntad del emperador Carlos IV.
En esta laboriosa operación científica, que ha durado años, los atestados de autenticidad son obra de prestigiosos genetistas, historiadores, biólogos y antropólogos. Los datos recogidos, además, coincidirían con un documento de finales del siglo II que habla de la muerte de Lucas y que afirma que murió en edad avanzada. Ha sido sin embargo el examen del carbono 14 el que ha eliminado definitivamente cualquier duda: la datación del esqueleto se remonta al primer siglo de la era cristiana.
El esqueleto depositado en Santa Justina fue causalmente descubierto en 1177, en una caja de plomo marcada con tres cabezas de ternero y la inscripción «S. L. Evang». En torno al 1460, llega a Venecia sin embargo otro cuerpo de San Lucas procedente de Bosnia. Nace así entre Padua y Venecia una controversia sobre la autenticidad de las respectivas reliquias. En 1980, una consulta en el archivo metropolitano de Praga indicó que los restos la cabeza del Evangelista que está en la catedral de San Vito fueron traídos en 1364 de Padua para enriquecer la colección de Carlos IV de Luxemburgo.
Las lecciones de Lucas, según Juan Pablo II

En estos días está teniendo lugar en la misma ciudad de Padua un Congreso Internacional dedicado al evangelista. Con este motivo el Papa ha enviado un mensaje al arzobispo de esa ciudad. En el texto, Juan Pablo II se detiene a analizar los rasgos fundamentales de la narración de Lucas. Sobre todo, hace énfasis en la acción del Espíritu Santo que guía a los primeros testigos de la fe hacia Roma y luego hacia el mundo entero a través de un recorrido plagado de amenazas. Un sendero que se hacía más difícil porque –escribe el Papa– Cristo «camina por un camino difícil, pone condiciones extremamente exigentes y se dirige hacia un destino paradójico, el de la Cruz». Y sin embargo, añade, al seguirlo, la Iglesia es confortada por su perenne y constante presencia.

Otro rasgo fundamental del tercer Evangelio, dice el Papa, es la atención por la figura de la Madre de Cristo: según una tradición, san Lucas tenía también el talento de la pintura y sería autor de diversas imágenes de la Virgen. Lo que sí es cierto es que sus páginas están llenas de descripciones casi visuales de la vida de la Virgen, desde la Anunciación a Pentecostés, y que en los siglos han proporcionado motivo a las obras de diversos artistas.
Por último, según las reflexiones del Pontífice, Lucas destaca un aspecto especialmente actual de la Iglesia, es decir, su carácter misionero basado sobre el punto firme de la «unicidad y la universalidad de la salvación realizada por Cristo». Un anuncio de gracia, del que –concluye Juan Pablo II– «nuestro tiempo tiene necesidad más que nunca».
Las sorpresas de un estudio científico

El Congreso Internacional de Padua, que ha recibido las palabras del Papa, tiene por tema: «San Lucas Evangelista, testigo para el 2000 de la fe que une». El acontecimiento se propone celebrar la obra y la figura del santo, patrono de los médicos y los pintores, a través de documentación, estudios, testimonios de la historia y de la tradición litúrgica.

En el curso del Congreso se han presentado los resultados del reconocimiento de las reliquias del santo. En el origen de esta investigación antropológica está la petición hecha hace algunos años por el arzobispo ortodoxo Hyeronimos, metropolita de la ciudad de Tebe, de un fragmento de las reliquias de san Lucas para colocarlo en el que la tradición considera el lugar donde fue sepultado originariamente.
Tras dos años de estudio, llegan los resultados de la investigación sobre los restos que se conservan en Padua. ¿Cuál es la actitud de la Iglesia? «Ciertamente la ciencia no podrá decirnos con certeza absoluta la credibilidad –responde el padre Gianandrea Di Donna, secretario general del Congreso, en declaraciones a «Zenit»–. Pero podemos decir que los resultados obtenidos gracias a este estudio científico no niegan la tradición secular respecto a los restos del santo».
Fuente : ROMA, 18 oct (ZENIT.org).-

SAN JUAN PABLO II: EL CUERPO DE SAN LUCAS EN PADUA

MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

CON OCASIÓN DEL RECONOCIMIENTO
DEL CUERPO DE SAN LUCAS

1. Entre las glorias de esa Iglesia, es muy significativa la relación particular que la une a la memoria del evangelista san Lucas, cuyas reliquias, según la tradición, conserva en la espléndida basílica de Santa Justina: tesoro precioso y don verdaderamente singular, que ha llegado a través de un camino providencial. En efecto, san Lucas, según antiguos testimonios, murió en Beocia y fue enterrado en Tebas. Desde allí, como refiere san Jerónimo (cf. De viris ill. VI, I), sus huesos fueron transportados a Constantinopla, a la basílica de los Santos Apóstoles. Sucesivamente, según las fuentes que las investigaciones históricas van explorando, fueron trasladados a Padua.

El reconocimiento del cuerpo del santo evangelista y el Congreso internacional dedicado a él ofrecen ahora una ocasión propicia para renovar la atención y la veneración a esta "presencia", arraigada en la historia cristiana de esa ciudad. Se ha querido dar al congreso una significativa dimensión ecuménica, subrayada por el hecho de que el arzobispo ortodoxo de Tebas, Hieronymos, ha pedido un fragmento de las reliquias para depositarlo en el lugar donde aún hoy se venera el primer sepulcro del evangelista.

Las celebraciones que se desarrollan con ocasión de dicho congreso brindan un nuevo estímulo, para que esa amada Iglesia que está en Padua redescubra el verdadero tesoro que san Lucas nos dejó: el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles. Al alegrarme por el empeño puesto en esta dirección, deseo considerar brevemente algunos aspectos del mensaje lucano, para que esa comunidad encuentre orientación y aliento en su camino espiritual y pastoral.

2. San Lucas, ministro de la palabra de Dios (cf. Lc 1, 2), nos introduce en el conocimiento de la luz discreta, y al mismo tiempo penetrante, que ella irradia iluminando la realidad y los acontecimientos de la historia. El tema de la palabra de Dios, hilo de oro que atraviesa los dos escritos que componen la obra lucana, unifica también las dos épocas que él contempló: el tiempo de Jesús y el de la Iglesia. Casi narrando la "historia de la palabra de Dios", el relato de san Lucas sigue su difusión desde Tierra Santa hasta los confines del mundo. El camino propuesto por el tercer evangelio está profundamente marcado por la escucha de esta palabra que, como semilla, se ha de acoger con bondad y prontitud de corazón, superando los obstáculos que le impiden echar raíces y dar fruto (cf. Lc 8, 4-15).

Un aspecto importante que san Lucas pone de relieve es el hecho de que la palabra de Dios también crece y se consolida misteriosamente a través del sufrimiento y en un ambiente de oposiciones y persecuciones (cf. Hch 4, 1-31; 5, 17-42; passim). La palabra que san Lucas indica está llamada a transformarse, para cada generación, en un acontecimiento espiritual capaz de renovar la existencia. La vida cristiana, suscitada y sostenida por el Espíritu, es diálogo interpersonal que se funda precisamente en la palabra que nos dirige el Dios vivo, pidiéndonos que la acojamos, sin reservas, en la mente y el corazón. Se trata, en definitiva, de convertirse en discípulos dispuestos a escuchar con sinceridad y disponibilidad al Señor, siguiendo el ejemplo de María de Betania, que "eligió la mejor parte", porque, "sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra" (cf. Lc 10, 38-42).

Desde esta perspectiva, deseo animar, en la programación pastoral de esa amada Iglesia, el plan de las "Semanas bíblicas", el apostolado bíblico y las peregrinaciones a Tierra Santa, el lugar donde la Palabra se hizo carne (cf. Jn 1, 14). También quisiera estimular a todos, presbíteros, religiosos, religiosas y laicos, a practicar y promover la lectio divina, hasta que la meditación de la sagrada Escritura llegue a ser un elemento esencial de su vida.

3. "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame" (Lc 9, 23). Para san Lucas ser cristianos significa seguir a Jesús por el camino que él recorre (cf. Lc 19, 57; 10, 38; 13, 22; 14, 25). Jesús mismo es quien toma la iniciativa e invita a seguirlo, y lo hace de modo decidido e inconfundible, mostrando así su identidad completamente fuera de lo común, su misterio de Hijo, que conoce al Padre y lo revela (cf. Lc 10, 22). La decisión de seguir a Jesús nace de la opción fundamental por su persona. A quien no se siente fascinado por el rostro de Cristo le resulta imposible seguirlo con fidelidad y constancia, entre otras cosas porque Jesús camina por una senda difícil, pone condiciones muy exigentes y se dirige hacia un destino paradójico: la cruz. San Lucas subraya que Jesús no acepta componendas y exige el compromiso de toda la persona, un decidido desapego de toda nostalgia del pasado, de los condicionamientos familiares y de la posesión de los bienes materiales (cf. Lc 9, 57-62; 14, 26-33).

El hombre siempre estará tentado de atenuar estas exigencias radicales y adaptarlas a sus propias debilidades, o de renunciar al camino emprendido. Pero precisamente aquí se muestran la autenticidad y la calidad de vida de la comunidad cristiana. Una Iglesia que viviera de componendas sería como la sal que pierde el sabor (cf. Lc 14, 34-35).

Es necesario abandonarse a la fuerza del Espíritu, capaz de infundir luz y, sobre todo, amor a Cristo; es preciso abrirse a la fascinación interior que Jesús ejerce en los corazones que aspiran a la autenticidad, rechazando las medias tintas. Desde luego, esto es difícil para el hombre, pero resulta posible con la gracia de Dios (cf. Lc 18, 27). Por otra parte, si el seguimiento de Cristo implica llevar a diario la cruz, esta, a su vez, es el árbol de la vida que lleva a la resurrección. San Lucas, que acentúa las exigencias radicales del seguimiento de Cristo, es también el evangelista que describe la alegría de quienes se convierten en discípulos de Cristo (cf. Lc 10, 20; 13, 17; 19, 6. 37; Hch 5, 41; 8, 39; 13, 48).

4. Es conocida la importancia que san Lucas da en sus escritos a la presencia y a la acción del Espíritu, desde la Anunciación, cuando el Paráclito desciende sobre María (cf. Lc 1, 35), hasta Pentecostés, cuando los Apóstoles, impulsados por el don del Espíritu, reciben la fuerza necesaria para anunciar en todo el mundo la gracia del Evangelio (cf. Hch 1, 8; 2, 1-4). El Espíritu Santo es el que forja a la Iglesia. San Lucas delineó en los rasgos de la primera comunidad cristiana el modelo en el que debe reflejarse la Iglesia de todos los tiempos: es una comunidad unida con "un solo corazón y una sola alma", y asidua en la escucha de la palabra de Dios; una comunidad que vive de la oración, comparte con alegría el Pan eucarístico y abre su corazón a las necesidades de los pobres hasta compartir con ellos sus bienes materiales (cf. Hch 2, 42-47; 4, 32-37). Toda renovación eclesial deberá hallar en esta fuente inspiradora el secreto de su autenticidad y de su lozanía.

Desde la Iglesia madre de Jerusalén, el Espíritu ensancha los horizontes e impulsa a los Apóstoles y a los testigos hasta Roma. En el ámbito de estas dos ciudades se desarrolla la historia de la Iglesia primitiva, una Iglesia que crece y se dilata a pesar de las oposiciones que la amenazan desde fuera y las crisis que frenan su camino desde dentro. Pero en todo este recorrido, lo que realmente interesa a san Lucas es presentar a la Iglesia en la esencia de su misterio, constituido por la presencia perenne del Señor Jesús, el cual, actuando en ella con la fuerza de su Espíritu, la consuela y la anima en las pruebas de su camino en la historia.

5. Según una tradición piadosa, san Lucas es considerado el pintor de la imagen de María, la Virgen Madre. Pero el verdadero retrato que san Lucas realiza de la Madre de Jesús es el que aparece en las páginas de su obra: en escenas ya familiares para el pueblo de Dios, traza una imagen elocuente de la Virgen. La Anunciación, la Visitación, el Nacimiento, la Presentación en el templo, la vida en la casa de Nazaret, la disputa con los doctores y la pérdida de Jesús en el templo, así como Pentecostés, han proporcionado un amplio material, a lo largo de los siglos, para la creatividad incesante de pintores, escultores, poetas y músicos.

Por esta razón, el Congreso internacional ha programado oportunamente una reflexión sobre el tema del arte y a la vez ha organizado una exposición de obras de gran valor.
Sin embargo, lo más importante es captar que, a través de escenas de vida mariana, san Lucas nos introduce en la interioridad de María, permitiéndonos descubrir al mismo tiempo su función única en la historia de la salvación.

María es quien pronuncia el fiat, un sí personal y pleno a la propuesta de Dios, definiéndose "esclava del Señor" (Lc 1, 38). Esta actitud de adhesión total a Dios y de disponibilidad incondicional a su Palabra constituye el modelo más alto de fe, la anticipación de la Iglesia como comunidad de los creyentes. La vida de fe crece y se desarrolla en María mediante la meditación sapiencial de las palabras y los acontecimientos de la vida de Cristo (cf. Lc 2, 19. 51). Ella "meditaba en su corazón", para comprender el sentido profundo de las palabras y de los hechos, asimilarlo y luego comunicarlo a los demás.
El cántico del Magníficat (cf. Lc 1, 46-55) manifiesta otro rasgo importante de la "espiritualidad" de María: ella encarna la figura del pobre, capaz de poner plenamente su confianza en Dios, que derriba a los poderosos de sus tronos y enaltece a los humildes.
San Lucas nos delinea también la figura de María en la Iglesia de los primeros tiempos, mostrándola presente en el Cenáculo en espera del Espíritu Santo: "Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús y de sus hermanos" (Hch 1, 14).

El grupo reunido en el Cenáculo constituye como la célula germinal de la Iglesia. Dentro de él María desempeña un papel doble: por una parte, intercede en favor del nacimiento de la Iglesia por obra del Espíritu Santo; y, por otra, comunica a la Iglesia naciente su experiencia de Jesús.

Así, la obra de san Lucas ofrece a la Iglesia que está en Padua un estímulo eficaz para valorar la "dimensión mariana" de la vida cristiana en el camino del seguimiento de Cristo.

6. Otra dimensión esencial de la vida cristiana y de la Iglesia, sobre la cual la narración lucana proyecta una luz intensa, es la de la misión evangelizadora. San Lucas indica el fundamento perenne de esta misión, es decir, la unicidad y la universalidad de la salvación realizada por Cristo (cf. Hch 4, 12). El acontecimiento salvífico de la muerte-resurrección de Cristo no concluye la historia de la salvación, sino que marca el comienzo de una nueva fase, caracterizada por la misión de la Iglesia, llamada a comunicar a todas las naciones los frutos de la salvación realizada por Cristo. Por esta razón san Lucas ofrece después del evangelio, como consecuencia lógica, la historia de la misión. Es el mismo Resucitado quien da a los Apóstoles el "mandato" misionero: "Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: "Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para el perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.

Vosotros sois testigos de estas cosas. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto"" (Lc 24, 45-48).

La misión de la Iglesia comienza en Pentecostés "desde Jerusalén", para extenderse "hasta los confines de la tierra". Jerusalén no indica sólo un punto geográfico. Significa más bien un punto focal de la historia de la salvación. La Iglesia no parte desde Jerusalén para abandonarla, sino para injertar en el olivo de Israel a las naciones paganas (cf. Rm 11, 17).

La tarea de la Iglesia consiste en introducir en la historia la levadura del reino de Dios (cf. Lc 13, 20-21). Se trata de una tarea ardua, descrita en los Hechos de los Apóstoles como un itinerario fatigoso y accidentado, pero encomendado a "testigos" llenos de entusiasmo, de iniciativa y de alegría, dispuestos a sufrir y a dar su vida por Cristo. Reciben esta energía interior de la comunión de vida con el Resucitado y de la fuerza del Espíritu que él les da. ¡Qué gran recurso puede constituir para la Iglesia que está en Padua la confrontación continua con el mensaje del Evangelista, cuyos restos mortales custodia!

7. Espero que esa comunidad diocesana, a la luz de esta visión lucana, con plena docilidad a la acción del Espíritu, testimonie con audacia creativa a Jesucristo, tanto en su propio territorio, como, según su hermosa tradición, mediante la cooperación misionera con las Iglesias de África, América Latina y Asia.

Ojalá que este compromiso misionero reciba un ulterior impulso en este Año jubilar, que celebra el bimilenario del nacimiento de Cristo e invita a la Iglesia a una profunda renovación de vida.

Precisamente el evangelio de san Lucas recoge el discurso con el que Jesús, en la sinagoga de Nazaret, proclama el "año de gracia del Señor", anunciando a los pobres la salvación como liberación, curación y buena nueva (cf. Lc 4, 14-20). El mismo evangelista presentará también la fuerza sanante del amor misericordioso del Salvador en páginas conmovedoras, como las de la oveja perdida y del hijo pródigo (cf. Lc 15).

Nuestro tiempo tiene más necesidad que nunca de este anuncio. Por tanto, aliento encarecidamente a esa comunidad para que su compromiso por la nueva evangelización sea cada vez más fuerte y eficaz. La exhorto asimismo a proseguir y desarrollar las iniciativas ecuménicas de colaboración que ha emprendido con algunas Iglesias ortodoxas en el ámbito de la caridad, de la cultura teológica y de la pastoral. Que el Congreso internacional sobre san Lucas represente una etapa significativa en el camino de esa Iglesia, ayudándole a arraigarse cada vez más en la tierra de la palabra de Dios y a abrirse con renovado impulso a la comunión y a la misión.

Con estos sentimientos, le imparto de corazón a usted, venerado hermano, y a cuantos han sido confiados a su cuidado pastoral, una especial bendición apostólica.
                                                                                         Vaticano, 15 de octubre de 2000


miércoles, 17 de octubre de 2018

SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA (+107)

Lo único que para mi habéis de pedir es fuerza interior y exterior, a fin de que no sólo de palabra, sino también de voluntad me llame cristiano y me muestre como tal... Escribo a todas las Iglesias, y a todas les encarezco que estoy presto a morir de buena gana por Dios, si vosotros no lo impedís. A vosotros os suplico que no tengáis para conmigo una benevolencia intempestiva. Dejadme ser alimento de las fieras, por medio de las cuales pueda yo alcanzar a Dios. Trigo soy de Dios que ha de ser molido por los dientes de las fieras, para ser presentado como pan limpio de Cristo. En todo caso, más bien halagad a las fieras para que se conviertan en sepulcro mío sin dejar rastro de mi cuerpo: así no seré molesto a nadie ni después de muerto. Cuando mi cuerpo haya desaparecido de este mundo, entonces seré verdadero discípulo de Jesucristo. Haced súplicas a Cristo por mí para que por medio de esos instrumentos pueda yo ser sacrificado para Dios... Hasta el presente yo soy esclavo: pero si sufro el martirio, seré liberto de Jesucristo, y resucitaré libre en él. Y ahora, estando encadenado, aprendo a no tener deseo alguno.(Carta a los Efesios)

lunes, 8 de octubre de 2018

MIGUEL ANGEL FUENTES IVE¿CONOCE EL DEMONIO LO QUE PENSAMOS Y LO QUE DECIMOS?


Consulta: Estimado Padre, escribo desde Brasil. Creo en la Biblia Sagrada como la Palabra de Dios; pero acerca de Satanás, me gustaría que me hiciera algunas aclaraciones: ¿sabe el demonio lo que pensamos?, ¿oye lo que decimos?, ¿hay peligro de rezar en voz alta, en el sentido de que, sabiendo lo que pedimos a Dios, él perjudique nuestros planes?

Respuesta:
Estimado:

El pensamiento del hombre, considerado en sí mismo, no puede ser conocido sino por Dios y por la persona de quien tal pensamiento procede, como explica Santo Tomás 1 . Esto mismo dice la Sagrada Escritura: El corazón es lo más retorcido; no tiene arreglo: ¿quién lo conoce? Yo, Yahveh, exploro el corazón, pruebo los riñones, para dar a cada cual según su camino, según el fruto de sus obras (Jer 17, 9-10). También San Pablo lo atestigua: ¿Qué hombre conoce lo íntimo del hombre sino el espíritu del hombre que está en él? (1Co 2, 11).

Pero el demonio puede conjeturar cuáles son nuestros pensamientos por otra vía indirecta, a saber, nuestros estados anímicos y físicos, del mismo modo que un médico reconoce una afección psíquica por ciertos síntomas externos. Nuestros pensamientos, en efecto, se traducen en alteraciones físicas, como el abatimiento corporal, la mirada opaca y la lentitud de movimientos manifiestan pensamientos de preocupación. Si esto ayuda a que los hombres entrevean con cierta probabilidad cuáles son los pensamientos ocultos de algunas personas, mucho más puede hacerlo tanto el ángel bueno como el malo, pues tienen más experiencia que nosotros sobre el modo de proceder de los hombres en general y de muchos de ellos en particular (por ejemplo, nuestros ángeles guardianes conocen muy bien nuestro modo habitual de pensar y obrar, sobre todo cuando tenemos mucha confianza con ellos y acostumbramos a comunicarnos en la oración; y del mismo modo, los demonios conocen a los pecadores, especialmente aquellos habituados a seguir sus inspiraciones). De aquí que San Agustín diga que “los demonios a veces descubren con toda facilidad las disposiciones de los hombres, y no sólo las que manifiestan de palabra, sino también las concebidas en el pensamiento” 2 , porque en el cuerpo se refleja el estado del alma; pero el mismo santo, en su obra “Retractaciones” afirma que no puede asegurar cómo sucede esto 3 . Este conocimiento es, sin embargo, no sólo indirecto sino también puramente conjetural, es decir, aproximado. Porque una misma persona puede tener movimientos físicos parecidos a pesar de que sus pensamientos o deseos de la voluntad sean distintos (por ejemplo, puede palidecer y quedarse helado ante un pensamiento nefasto que lo asusta, como, por ejemplo, pensar en la muerte de un ser amado, o ante un pensamiento que considera demasiado bueno, como la posibilidad de que le propongan matrimonio); más diferencia hay entre personas distintas que pueden reaccionar con parecidas manifestaciones orgánicas ante fenómenos psíquicos diversos. Ni el ángel bueno ni el malo pueden ir más allá de estos hechos externos y tratar de atar cabos para deducir cuáles podrán ser nuestros pensamientos. Dice al respecto Lépicier: “Si bien en el presente estado de vida no podemos ejercitar nuestras facultades mentales sin el concurso de los sentidos, ya internos, ya externos, no obstante, sí puede una sola y misma modificación orgánica dirigirse a varios objetos; o en otros términos, puede servir para expresar diversos conceptos formales. Con nuestra voluntad libre podemos imprimir a nuestras operaciones mentales una infinidad de aspectos, y dirigirlas a finalidades diversísimas, de forma que no sea posible, ni siquiera a la aguda inteligencia angélica, conocer, contra nuestra voluntad, cuál sea nuestro propósito actual o la finalidad de nuestras operaciones mentales” 4 . Y esto siempre y cuando Dios no quiera, por su parte, entorpecer las observaciones de los demonios respecto de alguna persona en particular. De aquí, por ejemplo, las grandes dudas que asaltaban a los demonios respecto de Jesús, como se pone en evidencia en las tentaciones en el desierto donde el diablo pone a prueba a Nuestro Señor para saber si realmente Él es el Mesías.

En cambio, de modo directo, es decir, los pensamientos tal cual están en nuestra mente o los deseos e intenciones en nuestra voluntad, no los pueden conocer, a menos que nosotros le abramos voluntariamente el alma. Así explica Santo Tomás hablando no sólo de los demonios sino de los ángeles en general 5 . En las “Colaciones de los Padres del Desierto” Juan Casiano escribía: “Los espíritus inmundos no pueden conocer la naturaleza de nuestros pensamientos. Únicamente les es dado columbrarlos merced a indicios sensibles o bien examinando nuestras disposiciones, nuestras palabras o las cosas hacia las cuales advierten una propensión por nuestra parte. En cambio, lo que no hemos exteriorizado y permanece oculto en nuestras almas les es totalmente inaccesible. Inclusive los mismos pensamientos que ellos nos sugieren, la acogida que les damos, la reacción que causan en nosotros, todo esto no lo conocen por la misma esencia del alma, antes bien, por los movimientos y manifestaciones del hombre exterior” 6 .

Respondiendo, pues, a sus preguntas, debo decirle: el demonio no sabe lo que pensamos ni lo que queremos a menos que nosotros voluntariamente le permitamos que lo conozca; puede sospechar lo que pensamos, pero no puede estar seguro. No hay ningún peligro en rezar en voz alta, pues aunque sepa cuáles son nuestros planes nada puede contra ellos sin la permisión de Dios. Por otra parte, en nuestras oraciones no hay nada que debamos ocultar ya que, como explican San Agustín y Santo Tomás, todo cuanto podamos rezar correctamente, se puede resumir, en última instancia en el “Padrenuestro” (“la oración dominical es perfectísima, porque, como escribe San Agustín, si oramos digna y convenientemente, no podemos decir otra cosa que lo que en la oración dominical se nos propuso” 7 ), y esta oración el demonio la conoce y nada puede hacer contra ella; podrá poner obstáculos, pero chocará siempre contra la eficacia que Jesús ha dado a las oraciones que hagamos en su nombre: Todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis (Mt 21, 22; cf. Mc 11, 24); Todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré (Jn 14, 13-14).
-----------------------------------
1 Cf. Santo Tomás, De malo, 16, 8.
2 San Agustín, Sobre la adivinación de los demonios, c. 5.
3 San Agustín, Retractaciones, L. 2, c. 30.
4 Lépicier, A. M., Il mondo invisibile, Vincenza (1922), 43, n. 4.
5 Cf. Santo Tomás, Suma Teológica, I, 57, 4.
6 Juan Casiano, Colaciones, 7.
7 Santo Tomás, Suma Teológica, II-II, 83, 9.



viernes, 5 de octubre de 2018

SANTA FAUSTINA KOWALSKA: CRONOLOGÍA

25 de agosto de 1905 - Sor Faustina nace en la aldea de Glogowiec (actualmente la provincia de Konin).
27 de agosto de 1905 - Es bautizada en la parroquia de San Casimiro en Swnice Warckie (diócesis de Wtoclawek) y recibe el nombre de Elena.

1912 - Por primera vez oye en su alma la voz que la llama a la vida perfecta.

1914 - Recibe la Primera Comuniónsetiembre de 1917 - Comienza la educación en la escuela primaria.

1919 - Empieza a trabajar en casa de los amigos de la familia Bryszewski en Aleksandrów Lódzki.

30 de octubre de 1921 - Recibe el Sacramento de la Confirmación administrado por el Obispo Vicente Tymieniecki en Aleksandrów Lódzki.

1922 - Vuelve a la casa familiar para pedir a los padres el permiso de entrar en un convento; recibe la negativa. otoño de 1922 - Elena va a Lódz. Durante un año trabaja en la tienda de Marejanna Sadowska, en la calle Abramowskiego 29 (2/2/1923 - 1/7/1924).

julio de 1924 - Sale a Varsovia con la intención de entrar en un convento. Se presenta en la casa de la Congregación de la Madre de Dios de la Misericordia, en la calle Zytnia 3/9. La Superiora promete recibirla, pero antes le encomienda reunir una pequeña dote.

1 de agosto de 1925 - Después de un año de trabajo como sirvienta, Elena Kowalska vuelve a presentarse a la Superiora del convento en la calle Zytnia. Es admitida al postulantado.

23 de enero de 1926 - Ingresa en la casa del noviciado en Cracovia.
30 de abril de 1926 - Recibe el hábito y el nombre de Sor María Faustina.
marzo-abril de 1927 - Pasa por el período de oscuridad espiritual, que durará un año y medio.

16 de abril de 1928 - El Viernes Santo el ardor del amor divino penetra a la novicia sufriente que olvida los sufrimientos experimentados, conoce con más claridad lo mucho que Cristo sufrió por ella.

30 de abril de 1928 - Al terminar el noviciado y después del retiro espiritual de 8 días, hace los primeros votos (temporales).

6-10 de octubre de 1928 - El Capítulo General que se celebra en la Congregación elige como Superiora General a la Madre Micaela Moraczewska, que va a ser la Superiora de Sor Faustina durante toda la vida. Será también su ayuda y consuelo en los momentos difíciles.

31 de octubre de 1928 - Sale a casa de la Congregación en Varsovia, en la calle Zytnia, para trabajar en la cocina.

21 de febrero-11 de junio de 1929 - Es enviada a la recién fundada casa de la Congregación en la calle Hetmanska, en Varsovia.

7 de julio de 1929 - Una breve estancia en Kierkrz, cerca de Poznan, para sustituir en la cocina a una hermana enferma.

octubre de 1929 - Sor Faustina está en la casa varsoviana de la Congregación, en la calle Zytnia.

mayo-junio de 1930 - Regresa a la casa de la Congregación en Plock. Trabaja en la panadería, en la cocina y en la tienda adjunta a la panadería.

22 de febrero de 1931 - Tiene una visión del Señor Jesús que le encomienda pintar una imagen según el modelo que ella ve.

noviembre de 1932 - Sor Faustina viene a Varsovia para su tercera probación (de cinco meses), a la que las hermanas de la Congregación se someten antes de hacer los votos perpetuos. Antes de la probación tiene el retiro espiritual en Walendów.

18 de abril de 1933 - Sale a Cracovia para celebrar el retiro espiritual de ocho días, antes de los votos perpetuos.

1 de mayo de 1933 - Hace los votos perpetuos (el obispo Estanislao Rostov preside la ceremonia).

25 de mayo de 1933 - Viaja a Vilna.
2 de enero de 1934 - Por primera vez visita al pintor E. Kazimorowski, que ha de pintar la imagen de la Divina Misericordia.

29 de marzo de 1934 - Se ofrece por los pecadores y especialmente por aquellas almas que han perdido confianza en la Misericordia de Dios.

junio de 1934 - Queda terminada la imagen de la Divina Misericordia. Sor Faustina llora porque el Señor Jesús no es tan bello como ha sido en la visión.

12 de agosto de 1934 - Un fuerte desfallecimiento de Sor Faustina. El padre Miguel Sopocko le administra el sacramento de los enfermos.

13 de agosto de 1934 - Mejora el estado de salud de Sor Faustina.

26 de octubre de 1934 - Cuando Sor Faustina, junto con las alumnas, regresa de jardín para cenar (a las seis menos diez) ve al Señor Jesús encima de la capilla en Vilna tal y como lo vio en Plock, es decir, con los rayos pálido y rojo. Los rayos envuelven la capilla de la Congregación, la enfermería de las alumnas y después se extienden sobre el mundo entero.

15 de febrero de 1935 - Recibe la noticia de una grave enfermedad de su madre y va a la casa familiar en Glogowiec. En el camino de regreso a Vilna se detiene en Varsovia para ver a la Madre General Micaela Moraczeweska y a su antigua maestra, Sor María Josefa Brzoza.

19 de octubre de 1935 - Sale a Cracovia para participar en el retiro espiritual de ocho días.

8 de octubre de 1936 - Hace una visita al arzobispo Romuald Jalbrzykowski, metropolitano de Vilna, y le comunica que el Señor Jesucristo exige la fundación de una Congregación nueva.

21 de marzo de 1936 - Sale de Vilna y se dirige a Varsovia.

25 de marzo de 1936 - Es trasladada a la casa de la Congregación en Walendów.abril de 1936 - Es trasladada a la casa en la localidad de Derdy (a 2km de Walendów).

11 de mayo de 1936 - Sale de Derdy y va a Cracovia para estar ahí hasta su muerte.

14 de setiembre de 1936 - Un encuentro con el arzobispo Jalbrzykowski quien, estando de paso en Cracovia, visita la casa de la Congregación.

19 de setiembre de 1936 - Un examen en el sanatorio de Pradnik (hoy, el Hospital Juan Pablo II).

9 de diciembre de 1936-27 de marzo de 1937 - La estancia en el hospital de Pradnik.

29 de julio-10 de agosto de 1937 - La estancia en el balneario de Rabka.

21 de abril de 1938 - Empeora su estado de salud y regresa.
agosto de 1938 - La última carta a la Superiora Genera, en la que Sor Faustina pide perdón por las desobediencias de toda la vida y la cual termina con las palabras "Hasta la vista en el cielo".

25 de agosto de 1938 - Sor Faustina recibe el sacramento de los enfermos.

2 de setiembre de 1938 - Al visitar a Sor Faustina en el hospital, el padre Sopocko la encuentra en éxtasis.

17 de setiembre de 1938 - Sor Faustina regresa del hospital al convento.

5 de octubre de 1938 - A las once menos cuarto de la noche, Sor María Faustina Kowalska, tras largos sufrimientos soportados con gran paciencia, ha ido a encontrarse con el Señor para recibir la recompensa.

7 de octubre de 1938 - Su cuerpo fue sepultado en la tumba común, en el cementerio de la Comunidad, situado al fondo del jardín de la casa de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en Cracovia-Lagiewiniki.

21 de octubre de 1965 - En la arquidiócesis de Cracovia es iniciado el proceso informativo sobre la beatificación de Sor Faustina.

25 de noviembre de 1966 - El trasaldo de los restos mortales de Sor Faustina del cementerio a la capilla de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en Cracovia-Lagiewniki.

31 de enero de 1967 - Una solemne sesión presidida por el cardenal Karol Wojtyla pone el punto final al proceso informativo diocesano. Las actas del proceso son enviadas a Roma.

31 de enero de 1968 - Con decreto de la Congregación para la Causa de los Santos se abre el proceso de beatificación de la Sierva de Dios Sor Faustina.

19 de junio de 1981 - La Sagrada Congregación de la Causa de los Santos, después de completar la investigación de todos los escritos de la Sierva de Dios Sor Faustina, emite un documento declarando que "nada se interpone para continuar" con su causa.

7 de marzo de 1992 - En presencia del Santo Padre, la Congregación de la Causa de los Santos promulga el decreto de las Virtudes Heroicas mediante el cual la Iglesia reconoce que Sor Faustina practicó todas las virtudes cristianas de manera heroica. Como resultado, ella recibe el título de "Venerable" Sierva de Dios y se abre el camino para verificar el milagro atribuido a su intercesión.

21 de diciembre de 1992 - El Santo Padre publica la aceptación del milagro como concedido por la intercesión de Sor Faustina y anuncia la fecha para su solemne beatificación.

18 de abril de 1993 - Sor Faustina es beatificada por el Papa Juan Pablo II en Roma el primer domingo después de Pascua (día revelado por Nuestro Señor a Sor Faustina como la Fiesta de la Misericordia).

30 de abril de 2000 - La Beata Faustina es canonizada por el Papa Juan Pablo II en Roma el primer domingo después de Pascua, en la Fiesta de la Misericordia.

30 de abril de 2000 - El papa, Juan Pablo II, declaro el segundo domingo de Pascua como el “Domingo de la Misericordia Divina” en el mundo entero.

29 de junio de 2002 - El Sumo Pontífice, Juan Pablo II, estableció que el “Domingo de la Misericordia Divina” se enriquezca con la indulgencia plenaria.

SANTA FAUSTINA KOWALSKA: DIARIO (nª 890)



El amor es un misterio que transforma todo lo que toca en cosas bellas y agradables a Dios. El amor de Dios hace al alma libre; es como una reina que no conoce el constreñimiento del esclavo, emprende todo con gran libertad del alma, y que el amor que vive en ella es el estímulo para obrar. Todo lo que la rodea, le da a conocer que solamente Dios es digno de su amor. El alma enamorada de Dios y en Él sumergida, va a sus deberes con la misma disposición con que va a la santa comunión y cumple las acciones más simples con gran esmero, bajo la mirada amorosa de Dios; no se turba si con el tiempo alguna cosa resulta menos lograda, ella está tranquila, porque en el momento de obrar hizo lo que estaba en su poder.

Cuando sucede que la abandona la viva presencia de Dios, de la que goza casi continuamente, entonces procura vivir de la fe viva; su alma comprende que hay momentos de descanso y momentos de lucha. Con la voluntad está siempre con Dios. Su alma es como un oficial entrenado para la lucha, desde lejos ve dónde se esconde el enemigo y está preparada para el combate, ella sabe que no está sola; Dios es su fortaleza.

martes, 2 de octubre de 2018

PAPA FRANCISCO: EL ÁNGEL CUSTODIO EXISTE, NO ES FANTASÍA

(RV).- (Con audio). El ángel custodio existe, no es una doctrina fantasiosa, sino un compañero que Dios nos ha puesto en el camino de nuestra vida. Lo dijo el Papa Francisco en su homilía de la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, en el día en que la Iglesia celebra la memoria de los Santos Ángeles Custodios.

El Pontífice destacó que las lecturas del día presentan dos imágenes: la del ángel y la del niño. Y dijo que Dios ha puesto a nuestro lado a un ángel para custodiarnos. De ahí que afirmara que “si alguno de nosotros creyera que puede caminar solo, se equivocaría tanto”, caería “en esa equivocación tan fea que es la soberbia, o sea creer que se es grande”, autosuficiente. Mientras Jesús – prosiguió diciendo el Papa – enseña a los apóstoles que hay que ser como los niños. “Los discípulos discutían acerca de quién era el más grande entre ellos: había una disputa interna… el afán de hacer carrera, ¡eh! Estos que son los primeros obispos tenían esa tentación de hacer carrera. ‘Eh, yo quiero llegar a ser más grande que tú…’.

No es un buen ejemplo lo que hacían los primeros obispos, pero es la realidad. Y Jesús les enseña la verdadera actitud”, la de los niños: “la docilidad, la necesidad del consejo, la necesidad de la ayuda, porque el niño es, precisamente, el signo de la necesidad de ayuda, de docilidad para ir hacia adelante… Éste es el camino. No quien es más grande”.

Los que se acercan a la actitud de un niño están “más cerca de la contemplación del Padre”, dijo el Papa Francisco, porque escuchan con el corazón abierto y dócil al ángel custodio:

“Todos nosotros, según la tradición de la Iglesia, tenemos un ángel con nosotros, que nos custodia, nos hace sentir las cosas. Cuántas veces hemos escuchado: ‘Pero… esto… debería ser así, esto no va, debes estar atento…’: ¡tantas veces! Es la voz de nuestro compañero de viaje. Estar seguros de que él nos llevará hasta el final de nuestra vida con sus consejos, y por eso dar escucha a su voz, no rebelarnos … Porque la rebelión, las ganas de ser independiente, es una cosa que todos nosotros tenemos; es la soberbia, la que tuvo nuestro padre Adán en el Paraíso terrenal: la misma. No te rebeles: sigue sus consejos”.

“Nadie camina solo y ninguno de nosotros debe pensar que está solo” porque “este compañero” – dijo el Papa – está siempre”:

“Y cuando nosotros no queremos escuchar su consejo, escuchar su voz, es como decirle: ‘¡Pero, vete, vete!’. Echar al compañero del camino es peligroso, porque ningún hombre, ninguna mujer puede aconsejarse a sí mismo. Yo puedo aconsejar a otro, pero no puedo aconsejarme a mí mismo. Está el Espíritu Santo que me aconseja, está el ángel que me aconseja. Por eso tenemos necesidad. Esta no es una doctrina sobre los ángeles un poco fantasiosa: no, es realidad. Lo que Jesús, lo que Dios, ha dicho: ‘Yo envío un ángel ante ti para custodiarte, para acompañarte en el camino, para que no te equivoques’”.
El Papa Bergoglio concluyó su homilía diciendo:

“Yo, hoy, haría la pregunta: ¿cómo es mi relación con el ángel custodio? ¿Lo escucho? ¿Le digo buen día, a la mañana? ¿Le digo: ‘custódiame durante el sueño?’.¿Hablo con él? ¿Le pido consejo? Él está a mi lado. Esta pregunta podemos responderla hoy, cada uno de nosotros: ¿Cómo es mi relación con este ángel que el Señor ha enviado para custodiarme y acompañarme en el camino, y que ve siempre el rostro del Padre que está en los cielos?”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

lunes, 1 de octubre de 2018

DIÁCONO JORGE NOVOA: SANTA TERESA DE LISIEUX, ITINERARIO DE SU VOCACIÓN (1)


Un itinerario es un recorrido, una ruta, un camino, en el que están siempre presentes una serie de mojones, de realidades más marcadas, que son núcleos en torno a los cuales la vida cristiana se despliega. Teresa en el itinerario de su vocación, presenta tres núcleos centrales que todo lo concentran; los deseos, la búsqueda y el hallazgo. Cada uno de ellos puede reaparecer en el siguiente; en la búsqueda hay deseos, en el hallazgo siempre hay nuevas búsquedas, por lo cual es necesario comprender que están íntimamente vinculados y compenetrados.

Teresa de Lisieux es un universo, sus escritos presentan los temas medulares de la fe que son los lugares de su existencia. Estas líneas que compartimos, son una ventana que permite ver el alma colosal de una santa, acercarse por la ventana tiene sus dificultades, si tratamos de permanecer fuera, pero la casa que contemplamos no nos es totalmente desconocida. La mirada puede transportarnos al interior de la vida de Teresa, pero también puede conducirnos al interior de nuestra vida, ojalá que al acercarnos a la ventana para ver por ella a Teresa, nos animemos también a vivir como ella.

I- Los deseos
¿Por qué has puesto estos deseos en mi corazón?. Así, surge incesantemente la pregunta que Teresa de Lisueux dirige a Dios, al contarnos su vocación. Teresa quiere ser soldado, sacerdote, mártir y doctor, todas estas vocaciones la atrapan pues descubre en ellas, una entrega radical, un modo de cumplir en su propia vida la frase de su maestro, "habiéndolos amado hasta el extremo". Así como Jesús amó a sus discípulos, hasta el extremo, ella lo ama a Él y quiere servirlo sin reservas en la Iglesia. Vive nutriéndose de ese amor que va hasta los límites de la existencia, hasta ese espacio, en donde solamente se puede permanecer por amor.
Pero, ¿cómo realizar existencialmente, en ésta vida cotidiana, un ideal así? Quiere ser tantas cosas, y todas ellas aparecen como imposibles para la pequeñez de Teresa, si estos deseos son irrealizables, ella no comprende los movimientos de su alma, que anhela ardientemente entregarse por Cristo. No los comprende, porque sabe que tienen su origen en Dios y si Él, pide algo, ello se debe a que dará la gracia necesaria para llevarlo adelante.
"¡Jesús, Jesús! Si fuese a escribir todos mis deseos, tendrías que prestarme tu Libro de la Vida"

Ha sido invitada por Jesús a subir hacia las "cumbres del Amor" pero, Teresa se descubre pequeña para las grandes cumbres, ella es tan sólo un pajarito frágil, allí, solo llegan las águilas (los grandes santos y santas de la Iglesia), pero hay algo que Dios ha puesto en su pequeñez que la asemeja a las águilas; son los deseos de su corazón y la agudeza de su mirada.
La agudeza de su mirada
Aunque se reconoce como un pajarito sencillo, desea volar hacia el astro adorable que la "atrae". Ciertamente que sus medios son pobres para lograr un fin tan alto, pero, desborda en un ingenioso amor que no se doblega ante los obstáculos, la mirada que por su propia limitación le hace percibir su objeto muy distante, se torna por el amor cada vez más aguda. Se ha posado sobre la faz de su amado que la atrae irresistiblemente invitándola a compartir con Él toda su existencia.
El deseo se nutre de la percepción de su amado, sosteniendo la búsqueda de caminos que hagan posible la entrega total y generosa de su alma que quiere volar hacia las "cumbres del amor". En algún instante las miradas se han encontrado, y ello le ha arrebatado su corazón, mientras que permanentemente se siente impulsada a "dejarlo todo para seguirle".
El discípulo Juan, conocido por todos, con aquel dulce calificativo, amado, ha destacado en sus escritos con mucho énfasis esta realidad, "nosotros hemos visto...", esta relación amorosa, permite reconocer a la persona amada a la distancia, la figura que se delinea sobre la orilla del mar de Tiberíades (Jn 21), es reconocida inmediatamente por Juan, que dice a Pedro "es el Señor".
"Yo sé, Señor, que tú no mandas nada imposible. Tú conoces mejor que yo mi debilidad y mi imperfección"(Manuscrito C) ¿Pero por qué estos deseos, Jesús, de comunicar los secretos de tu amor? (Fin del manuscrito B)
Detengámonos un poco en los deseos que aparecen en nuestro corazón. Ciertamente, no todos tienen su origen en Dios, nuestro corazón siente el peso del pecado y en muchas oportunidades sufre la debilidad de una naturaleza que sin la gracia sucumbe ante el menor de los temporales.
Aprender a escuchar la voz de Dios en los deseos del corazón, es una gracia que hay que pedir. Hay que reconocer el origen de los deseos que se manifiestan en nosotros y los movimientos que generan en nuestro espíritu.
Explican los maestros de la vida espiritual, como de dos modos tienta el enemigo tratando de evitar que se realice el plan de Dios en nosotros; el primero está caracterizado por una especie de presentación amplificada de los obstáculos. Ante una moción buena, comienzan los cuestionamientos que quieren evitarlo o reducir su intensidad. "Está bien sacrificarse, pero, creo que te has excedido un poco", "Tú ocúpate de los tuyos", según la propia Teresita la entrega puede ser vista como " una locura" etc…Intenta el mal espíritu, por medio de éstas mociones, presentar el camino lleno de dificultades, tratando que los deseos sólo queden en buenas intenciones. De allí el dicho popular, "empedrado está de buenas intenciones, el camino que lleva al infierno". En este enfrentamiento, el enemigo trata de desalentar al hombre para que retroceda o se detenga, es decir, para que no avance siguiendo las buenas mociones que Dios pone en su corazón.
En el segundo modo, obra de manera totalmente opuesta, ya que no lo puede detener, lo acelera. Deja de poner sospechas sobre la viabilidad de estas mociones y su origen, ellas vienen de Dios y son maravillosas, pero, en su realización siempre exigirán algo más.

Tal vez este ejemplo ayude, basta contemplar a esas personas que se integran a las parroquias y al poco tiempo; son catequistas, están en el grupo de liturgia, atienden el merendero, etc. Van aceptando un compromiso tras otro, todos para servir a Cristo y la Iglesia, pero, al poco tiempo ese creyente desaparece, el demonio ha puesto sobre sus hombros una carga tan pesada que no podía llevar. Lo ha acelerado. La paz que debe reinar en su corazón está ausente por esta vorágine de lo religioso, que lo hace añorar "las cebollas de Egipto".
Un nuevo asalto da cuando se intenta retomar la senda, al abandonar algunas tareas, se siente mejor, pero, la voz del enemigo le recrimina esos abandonos,... "no pudiste por Cristo llevar a delante esos propósitos".
Dios se sirve de nuestros errores para nuestro bien, ciertamente que no los quiere, pero los permite, y una vez experimentados nos instruye lentamente. Nos lleva al desierto (como lugar de la purificación) para hablarnos íntimamente.
Las mociones que Dios pone en nuestro corazón traen paz, confianza, alegría, nunca son portadoras de intranquilidad, tedio, desasosiego o tristeza, ellas fortalecen al creyente, para que siga esa voz de Dios que resuena en su interior. Lejos están estas mociones de producir un estado de evasión ( o la paz del inconsciente), ciertamente, que nos pone en el lugar del combate, pero, en nuestro corazón reina el consuelo del Señor.

SANTA TERESITA DE LISIEUX: VIVIR DE AMOR

En la última noche, la noche del amor,
hablando claramente y sin parábolas,
Jesús decía así:
«Si alguno quiere amarme, que guarde mi palabra (1),
que la guarde fielmente. Mi Padre le amará,
y vendremos a él, moraremos en él,
será para nosotros una morada viva,
será nuestro palacio.
 

Pero también queremos que more él en nosotros,
lleno de paz, que more en nuestro amor.»

¡Vivir de amor quiere decir guardarte
a ti, Verbo increado, Palabra de mi Dios!
Lo sabes, Jesús mío, yo te amo,

me abrasa con su fuego (2) tu Espíritu de Amor.
Amándote yo a ti, atraigo al Padre,
mi débil corazón se entrega a él sin reserva.
¡Oh augusta Trinidad, eres la prisionera, la santa prisionera (3) de mi amor!


Vivir de amor vivir es de tu vida,
glorioso Rey, delicia de los cielos.
Por mí vives oculto en una hostia,

por ti también, Jesús, vivir quiero escondida.
Soledad necesitan los amantes (4),
que hablen sus corazones noche y día.
Me hace feliz tan sólo tu mirada,
¡vivo de amor!

Vivir de amor
no es en la cima del Tabor su tienda
plantar el peregrino de la vida.
Es subir al Calvario

a zaga de las huellas de Jesús,
y valorar la cruz como un tesoro (5)...
En el cielo, mi vida será el gozo,
y el dolor será ido para siempre.
Mas aquí desterrada, quiero, en el sufrimiento,
¡vivir de amor!

DIÁCONO JORGE NOVOA: SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS

Teresa Martín nació el 2 de enero de 1873, a la edad de 4 años muere su madre, quedando bajo el cuidado de su hermana mayor Paulina, y de su padre Luis Martín. Estas dos figuras, su padre y Paulina su hermana, serán de gran consuelo durante toda su vida. Ante la muerte de su madre se mudan a Lisieux para ponerla bajo la protección de una tía. Cuando Teresa cuenta nueve años, sufre la separación de su hermana Paulina que ingresa en el Carmelo. A los 15 años entra en el Carmelo con una autorización especial debido a su corta edad. Muere el 30 de septiembre de 1897.

Teresa fue enterrada el 4 de octubre de ese año, en el nuevo cementerio de las Carmelitas, que ella inauguró. Se puso sobre su tumba una cruz de madera, con esta inscripción: "Sor Teresa del Niño Jesús, 1873-1897". La Madre Inés de Jesús (Priora) que había pintado la cruz, había escrito antes, estas palabras: "Que quiero, Dios mío, llevar lejos tu fuego; acuérdate". Pero resultó que esta inscripción fue borrada por el obrero que llevó la cruz, cuando la pintura estaba fresca., "La Madre Inés de Jesús vio en este hecho una indicación de lo alto, y sustituyó la inscripción borrada por otra que figura en ella desde entonces: "Quiero pasar mi cielo haciendo bien en la tierra", inscripción que ella no se había atrevido a poner desde un principio" .

"Teresa no ha aportado por sí misma ninguna novedad conceptual a la doctrina cristiana. Ha sido proclamada doctora de la Iglesia no por una particular aportación propia a la doctrina de la gracia, que ya definieron de manera clara y realista tantas fórmulas dogmáticas hasta el decreto de la justificación de Trento. Más bien, como recordó en París, Juan Pablo II, la enseñanza de Teresa es " la expresión luminosa de su experiencia personal de la gracia"

Al penetrar en la vida de Sta. Teresita; en su amado Carmelo, sus compañeras, su Francia natal y todo lo que hace al entorno de esta nueva doctora de la Iglesia, nos invade una gran alegría. Al dar una mirada rápida a todo el entorno, se dibuja en nuestro rostro una leve sonrisa; nada de todo lo encontrado explica el fenómeno desatado por Teresa. Como dice Péguy:"si se viese el inicio de tus santos, si se viese brotar el inicio del reino de tus santos".

"Hay santos que no solo permanecen escondidos para sí mismos (como es el caso de todo verdadero santo), sino también para el mundo, pero que sin darse cuenta han producido los mayores frutos de la historia en virtud de sencillos actos de oración y de entrega de sí mismos que sin embargo, valorados psicológicamente, parecen no ser nada especial"1 .

Una hermana de clausura, que vivió tan sólo 24 años, nueve de ellos fueron en medio del claustro, conocida únicamente por sus hermanas de congregación, familiares y amigos, ha desatado una repercusión poco creíble. Su vida transcurre cuando el siglo XIX muere, "Teresa era una pequeña hija de la burguesía francesa. Vivió una vida normal, en un período que por lo que se refiere a la historia de la Iglesia los expertos consideran mediocre, sin grandes novedades ni pasiones".
¿Por qué esta repercusión?. Comenta Jean Guitton, que en 1954 escribió un ensayo sobre el genio espiritual de la doctrina de Sta. Teresita; "porque Teresa expresa en un lenguaje sencillo, infantil, genial -es decir ingenuo- lo que dijo San Pablo, que la caridad difundida por el espíritu en los corazones de los fieles es todo, y que un único acto de esa caridad vale más que todas las prácticas ascéticas. Así Teresa testimonió, casi sin darse cuenta, el conocido pensamiento de Pascal :

"Todos los cuerpos, el firmamento, las estrellas, la tierra y sus reinos no valen lo que el más pequeño de los espíritus; porque éste conoce todo esto y se conoce a sí mismo; y los cuerpos nada. Todos los cuerpos juntos, y todos los espíritus juntos, y todas sus acciones, no valen la más pequeña acción de caridad. Este es un orden infinitamente más elevado. De todos los cuerpos juntos no se puede hacer surgir un pequeño pensamiento: es imposible, es de otro orden. De todos los cuerpos y de todos los espíritus no sería posible sacar ni siquiera una única ación de verdadera caridad: esto es imposible, es de otro orden, es sobrenatural."

1. Hans Urs von Balthasar,TD vol III, pag.5.