miércoles, 26 de agosto de 2020

SAN AGUSTÍN: TARDE TE AMÉ

Estabas conmigo, y yo no estaba contigo. Me retenían alejado de ti las cosas que no podían existir sin ti. Yo me recorría todas las cosas, buscándote a ti, y por llegar a ellas me abandonaba a mí. Interrogué a la tierra, si ella era mi Dios, y me respondió que no; y lo mismo me confesaron todas las cosas que hay en ella. Interrogué al mar y a los abismos, y a los reptiles que hay en ellos, y me respondieron: Nosotros no somos tu Dios; búscale por encima de nosotros. Interrogué a las suaves brisas, y me dijo todo el aire con sus habitantes: Se equivoca Anaxímenes, pues yo no soy tu dios. Pregunté al cielo, al sol, a la luna y a las estrellas. Tampoco nosotros somos tu dios, responden. Y dije a todas las cosas que me rodean por las entradas de mi carne: Me habéis dicho acerca de mi Dios que vosotras no sois, decidme algo de Él. Y todas exclamaron con gran voz: Él nos hizo. Pregunté después a la mole del mundo: Dime si tú eres mi Dios o no. Y me dijo con voz potente: Yo no soy, responde; sino que por El soy yo; al que tú buscas en mí, ése me hizo a mí; busca por encima de mí al que me gobierna a mí, y que también te hizo a ti.

 Tarde te amé, hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te amé; y Tú estabas dentro, y yo fuera; aquí te buscaba, y yo deforme me precipitaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste. 


Estabas conmigo, y yo no estaba contigo. Me retenían alejado de ti las cosas que no podían existir sin ti. Yo me recorría todas las cosas, buscándote a ti, y por llegar a ellas me abandonaba a mí. Interrogué a la tierra, si ella era mi Dios, y me respondió que no; y lo mismo me confesaron todas las cosas que hay en ella. Interrogué al mar y a los abismos, y a los reptiles que hay en ellos, y me respondieron: Nosotros no somos tu Dios; búscale por encima de nosotros. Interrogué a las suaves brisas, y me dijo todo el aire con sus habitantes: Se equivoca Anaxímenes, pues yo no soy tu dios. Pregunté al cielo, al sol, a la luna y a las estrellas. Tampoco nosotros somos tu dios, responden. Y dije a todas las cosas que me rodean por las entradas de mi carne: Me habéis dicho acerca de mi Dios que vosotras no sois, decidme algo de Él. Y todas exclamaron con gran voz: Él nos hizo. Pregunté después a la mole del mundo: Dime si tú eres mi Dios o no. Y me dijo con voz potente: Yo no soy, responde; sino que por El soy yo; al que tú buscas en mí, ése me hizo a mí; busca por encima de mí al que me gobierna a mí, y que también te hizo a ti.