Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó: «El Cristo de Dios.» Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie.
Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.»
La confesión de fe de Pedro es la confesión de fe de la Iglesia. Nos recordaba el beato Juan Pablo II, "Tú eres el Cristo": sobre esta profesión de fe de Pedro, y sobre la consiguiente declaración de Jesús: "Tú eres Pedro", se funda la Iglesia. Un fundamento invencible, que las fuerzas del mal no pueden destruir, pues lo protege la voluntad misma del "Padre que está en los cielos" (Mt 16, 17).
La nave de la Iglesia al atravesar los mares de la historia calmos y también tempestuosos, es portadora de esta confesión de fe para la humanidad, Jesús es el Cristo, el Mesías esperado. Esta palabra sembradora de esperanza es su riqueza y el origen de sus sufrimientos, por ser fiel a ella, debe estar dispuesta a dar la vida. Aquí está el origen de su gozo, saberse amada por el Señor y portadora de la revelación de Dios para la humanidad.
La pretensión de Jesús, atestiguada por la Iglesia, lejos está de equipararse a la de un líder revolucionario o social, El expresa claramente que la suerte de la humanidad está directamente vinculada con su existencia.Su pretensión confesada por la Iglesia es inaudita, en uno de los platillos del fiel de la balanza se encuentra Él y en el otro toda la humanidad. Jesús es el salvador de la humanidad y el único mediador entre Dios y los hombres.
¡Cristo es único e irrepetible! grita Juan Pablo II, y agrega en Cruzando el umbral de la Esperanza:"No habla solamente, como Mahoma, promulgando principios de disciplina religiosa, a los que deben atenerse todos los adoradores de Dios. Cristo tampoco es simplemente un sabio en el sentido en que lo fue Sócrates, cuya libre aceptación de la muerte en nombre de la verdad tiene, sin embargo, rasgos que se asemejan al sacrificio de la Cruz.
Menos aún es semejante a Buda, con su negación de todo lo creado. Buda tiene razón cuando no ve la posibilidad de la salvación del hombre en la creación, pero se equivoca cuando por ese motivo niega a todo lo creado cualquier valor para el hombre. Cristo no hace esto ni puede hacerlo, porque es testigo eterno del Padre y de ese amor que el Padre tiene por Su criatura desde el comienzo. El Creador, desde el comienzo, ve un múltiple bien en lo creado, lo ve especialmente en el hombre formado a Su imagen y semejanza; ve ese bien, en cierto sentido, a través del Hijo encarnado. Lo ve como una tarea para Su Hijo y para todas las criaturas racionales. Esforzándonos hasta el límite de la visión divina, podremos decir que Dios ve este bien de modo especial a través de la Pasión y Muerte del Hijo."
Quieren las corrientes del humanismo ateo desvirtuar la imagen de Cristo, buscan reducirlo a un hombre heroico e idealista, reduciendo su obrar al ejercicio de la solidaridad, silenciando su ser de Hijo Eterno y la relación permanente que dirige toda su vida. Para esta autodemolición de la imagen cristiana estorba la Iglesia, de allí el rechazo visceral que realizan de la esposa de Cristo, que sigue navegando en los mares tempestuosos. Por ello perturban los que predican la vida eterna, santidad, adoración, sacramentos y sacramentales, exorcismos y tantas otras realidades sobrenaturales que enriquecen nuestra fe.
La confesión de fe afirma que Cristo ha Resucitado,venciendo la muerte y abriéndonos las puertas del cielo, demos gracias por el don de la fe y por el santo Bautismo que nos unió a Cristo, como sarmientos a la vid, para ser hijos de la Iglesia y confesar con ella, tú eres el Cristo.
1 comentario:
me gustò mucho entrar a este blogger y ver las cosas hermosas que tiene. ademàs si el se ve en la radio hablando es el dìacono jorge que linda expresiòn se ve en su car nos trasmite a jesùs gracias su hna. amiga en cristo Jesùs monica e carro e-mail moqueda60@hotmail.com
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