Todo santo es hombre antes que santo, y santo puede llegar a serlo cualquier hombre...El santo es una medicina porque es un antídoto. A la verdad, ésa es la razón por la que el santo es de ordinario mártir; se le toma por veneno porque es un antídoto. Sucede de ordinario que él vuelve al mundo a sus cabales, exagerando lo que el mundo olvida, que no es siempre el mismo elemento en todas las edades.Sin embargo, cada generación busca a su santo por instinto, y él no es lo que la gente quiere, sino lo que necesita.
Esta es, sin duda, la significación de aquellas tan mal interpretadas palabras de los primeros santos: "vosotros sois la sal de la tierra", que dieron motivo al ex-Kaiser para notar con toda solemnidad que sus fornidos alemanes eran la sal de la tierra, queriendo decir con ello que eran los más robustos y, por consiguiente, los mejores.
Pero la sal sazona y preserva la carne,lo dijo no porque es semejante a la carne, sino porque le es desemejante. Jesús no dijo a sus apóstoles que ellos eran solamente los hombres excelentes, sino que eran excepcionales,que eran gente permanentemente incongrua e incompatible, y el texto acerca de la sal de la tierra es,sin duda, tan agudo, penetrante y subido como el gusto de la sal. A que eran gente excepcional se debía que no debían perder su cualidad excepcional. "Si la sal pierde su sabor,¿con qué se ha de reparar?, es una pregunta más encumbrada que un mero lamento sobre el precio de la mejor carne.
Si el mundo viene a ser demasiado mundano, puede ser reprochado por la Iglesia; más si la Iglesia llega a hacerse demasiado mundana, no puede ser reprochada de mundana por el mundo. De ahí la paradoja de la historia, que cada generación es convertid apor el santo que más la contradice...
TOMADO DE SU OBRA TOMÁS DE AQUINO.
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