Está a la venta en librerías la nueva edición de su autobiografía. Con cien páginas más y muchas sorpresas: sobre el post-concilio, los judíos, la mujer, la castidad, la homosexualidad.
ROMA, 16 de noviembre de 2010 – Dentro de dos días saldrá a la venta en las librerías italianas la nueva edición ampliada de las memorias del cardenal Giacomo Biffi, de 82 años de edad, milanés, arzobispo de Boloña desde 1984 hasta el 2003.La primera edición del libro, publicada en el 2007, impactó muy fuerte.
En la Cuaresma de ese mismo año Benedicto XVI había llamado a Biffi para predicar los ejercicios espirituales en el Vaticano. De ese primer volumen impactaron los juicios con los que el cardenal criticaba la ingenuidad de Juan XXIII, los frutos negativos del Concilio Vaticano II, los silencios sobre el comunismo, los "mea culpa" de Juan Pablo II y tantas otras cosas más.También esta nueva edición suscitará seguramente comentarios. Al hacer un recorrido de su vida, Biffi ha agregado nuevos capítulos y nuevas reflexiones, siempre con su estilo punzante, irónico y anticonformista.Las páginas agregadas son un centenar, de las que anticipamos líneas abajo tres extractos: sobre las aberraciones del post-concilio, sobre la Iglesia y los judíos, sobre la ideología de la homosexualidad.
Pero en esta segunda edición del libro hay muchas otras cosas nuevas.Todo un capítulo está dedicado, por ejemplo, al "desafío de la castidad", con reflexiones originales y sorprendentes sobre la respuesta cristiana – incluido el celibato "por el reino de los cielos" – a las teorías y a las prácticas sexuales dominantes.Otra amplia "acotación" se refiere a la concepción que el cristianismo tiene de la mujer, revolucionaria respecto a las que han prevalecido en diferentes épocas y en diferentes culturas.
Otras páginas vuelven a un Papa muy criticado, Pío IX, con observaciones agudas sobre las decisiones a largo plazo que él tomó.Además, como milanés de pura sangre que es, el cardenal Biffi no se calla sobre las vicisitudes del rito ambrosiano, el antiquísimo y espléndido rito litúrgico en uso en la diócesis de Milán desde los tiempos de san Ambrosio.Luego de haber corrido serios riesgos de ser abolido inmediatamente después del Concilio, el rito ambrosiano ha sido adaptado a las novedades conciliares, con un imponente trabajo del cual Biffi ha sido uno de los protagonistas, cuando era obispo auxiliar de Milán.Pero recientemente ha sucedido algo que el mismo Biffi ya ha denunciado públicamente, y que resume de este modo en la nueva edición de sus memorias:"A partir del año 2008, la serie de los libros ambrosianos ha comenzado a acrecentarse con los volúmenes de un sorprendente leccionario ofrecido a los cultores de la liturgia milanesa."Allí se encuentra de todo: arqueologismos triviales y a veces también engañosos; riesgosas iniciativas rituales; perspectivas teológicas poco fundadas y equívocas; propuestas pastorales sin un buen sentido e inclusive algún curioso atractivo lingüístico."Es una empresa de gran envergadura, audaz sin ninguna duda y ambiciosa; más audaz que sabia, más ambiciosa que iluminada. Permanecerá viva largo tiempo en la memora sorprendida de nuestra Iglesia."Ahora sólo podemos confiar en la esperanza que un 'opus singulare' como éste no se convierta en el primer ejemplo de una nueva serie de textos litúrgicos, elaborados con análogo descaro y con el mismo deplorable resultado".
Hay otra referencia a la diócesis de Milán en un capítulo que el cardenal Biffi ha agregado hacia el final del libro, para confortar a quien teme una declinación o inclusive una desaparición del cristianismo en el mundo.Para mostrar que Dios "puede siempre torcer a favor de los creyentes las situaciones que aparentan ser las más desesperadas", Biffi presenta dos ejemplos.El primero es el nombramiento de Ambrosio en el año 374 como obispo de Milán:"Luego de veinte años de episcopado de Ausencio, un hombre de fe contaminada, desposado con la emperatriz arriana Justina y dócil instrumento de la intromisión de la corte en la vida de la 'nación santa', humanamente hablando nadie hubiera apostado una moneda sobre la recuperación del catolicismo milanés. Pero vino Ambrosio y cambió todo.
'Luego de la tardía muerte de Ausencio – escribe san Jerónimo en su 'Chronicon' – Ambrosio se convierte en obispo de Milán y toda Italia retornó a la verdadera fe".El segundo ejemplo es la llegada de Carlos Borromeo en 1566 como pastor de la diócesis:"En la segunda mitad del siglo XVI, luego del largo período en el que fue imposible encontrar “de facto” pastores nombrados (formando parte del episcopado, entre otros, los dos mundanos prelados de Ferrara, Hipólito I e Hipólito II de Este) ninguno podía decentemente esperar un reflorecimiento del cristianismo ambrosiano. Pero en 1566 llegó Carlos Borromeo, un cardenal de veintisiete años, y comenzó la verdadera 'Reforma católica'".
Comenta Biffi:"En ambos casos el milagro se produjo a través del comportamiento indecente de los hombres. La elección episcopal de Ambrosio, un leal y hábil funcionario imperial, estaba en los planes de Valentiniano I para aumentar su intromisión política en la vida eclesial. La carrera de Carlos Borromeo comenzaba gracias al deplorable nepotismo del papa Pío IV, hermano de su mamá."Es, una vez más, el humorismo de Dios, quien se divierte sacando el bien del mal. Como se ve, también en las estaciones más deprimentes el pueblo de los creyentes puede siempre mirar a lo alto, rezar con ánimo sereno y esperar".En este capítulo no dice una sola palabra sobre los obispos de Milán de los últimos treinta años. Pero basta leer todo el libro de memorias para entender cómo los juzga Biffi.
Para él, la época luminosa de los grandes obispos de Milán en el siglo XX – herederos genuinos de san Ambrosio y de san Carlos Borromeo – ha concluido con Giovanni Colombo, mientras que sus sucesores Carlo Maria Martini y Dionigi Tettamanzi no han brillado en absoluto. Después de ellos, solamente hay que esperar otro "milagro".
Por último, otro capítulo nuevo de este libro del cardenal Biffi se refiere a Giuseppe Dossetti, político y luego sacerdote, hombre clave del Concilio Vaticano II, personalidad extraordinariamente influyente en la cultura católica de las últimas décadas, no sólo en Italia.Biffi conoció bien a Dossetti, quien vivía en la diócesis de Boloña. Lo define como un "auténtico hombre de Dios" y como un "discípulo generoso del Señor". Pero ante la pregunta: "¿Ha sido también un verdadero teólogo y un maestro confiable en la sagrada doctrina?", la respuesta del cardenal es no.
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