Al día siguiente me sorprendió el titular: OBISPO INDIGNADO POR ANTECEDENTES EN MINAS. A continuación, una síntesis de mis respuestas, en cuatro o cinco párrafos. Ahora, una vez superada la indignación que le provocó el título a este futuro obispo, ofrezco la entrevista completa para que cada uno saque sus conclusiones.
- ¿Cómo recibió la noticia de su designación como obispo? ¿La esperaba o fue sorpresiva?
- Desde hace un tiempo diría que "circulaba" mi nombre. No era la primera vez que esto pasaba, así había sido en otras oportunidades, de modo que traté de no darle más importancia. Pero... ¡esta vez era verdad! Fue una sorpresa a medias..., pero no ha dejado de ser sorpresa: he sentido alegría por la confianza que el Santo Padre Benedicto XVI ha tenido en mí y, al mismo tiempo, el temor de no estar a la altura de lo que se espera de un obispo. Pero la gracia de Dios ayuda. Confío plenamente en Él y en su Madre, la Santísima Virgen.
- ¿Cuál es su percepción del estado de la fe de los uruguayos? ¿somos gente de fe?, ¿se ha alejado la gente de la Iglesia, como se dice entre el común de la gente?
- De esto se puede hablar horas... y de hecho se habla. Mi percepción, hablando en general, es que tenemos fe en Dios y que nos falta profundizar en ella. También, que deberíamos manifestarla con alegría y libertad interior. Por otra parte, no creo que la gente se haya alejado de la Iglesia, sino que hay muchas personas que de veras desean acercarse a ella y encontrar en ella lo que la Iglesia tiene para dar: el conocimiento del amor con el que Dios nos quiere, la enseñanza de Jesucristo y los sacramentos, que son los canales por los que Dios llega a nosotros.
- ¿Cuáles son sus principales y primeros objetivos al encarar la conducción de la diócesis de Minas?
- Lo primero de todo..., ¡conocer la diócesis! Aprender de sus sacerdotes, escuchar a las personas... Esta mañana del domingo estuve visitando a tres sacerdotes de la diócesis de Minas que ya están retirados en el Hogar Sacerdotal, después de haber trabajado en Minas muchos años, y ya aprendí de ellos bastantes cosas, sólo con verlos y oírlos hablar. Ese es mi primer y fundamental objetivo. Después de escuchar, conocer y rezar, Dios nos ayudará a encontrar los caminos más adecuados para cumplir la misión de la Iglesia.
- El año pasado, el anterior obispo de Minas, Mons. Barboza, renunció a su cargo, tras hacerse público que presuntamente mantuvo relaciones homosexuales. ¿Cree que esto afectó a la comunidad de Minas? ¿Es necesario hacer un trabajo pastoral para para que vuelvan a acercarse fieles que quizás por este hecho se alejaron?
- Sin duda que ese hecho debe haber afectado a la comunidad de Minas. Pero la vida misma de la Iglesia enseña que la fe en Dios y en su Iglesia está por encima de los errores humanos; después de un tiempo de sequía la lluvia vuelve a caer y otra vez hay flores y frutos y cosecha. Estoy seguro de que Minas no será la excepción.
- Al asumir este cargo, ¿piensa adoptar alguna medida o forma de trabajo, para evitar que lo que sucedió con Barboza, pueda repetirse con algún otro sacerdote de la comunidad?
- Repito que lo primero que tengo que hacer es escuchar; lo segundo, escuchar; y lo tercero, escuchar.
- ¿Qué opina de las denuncias de pedofilia que en distintas partes del mundo acechan a la Iglesia Católica? ¿Cree que se ha hecho una burbuja del tema o que se trata de una suerte de ataque contra la Iglesia o son reales las denuncias?
- La Santa Sede ha dado normas muy precisas, que se pueden consultar en Internet, para prevenir que en el futuro no vuelvan a ocurrir cosas como las que han sucedido. Es verdad que los casos que se han dado, en comparación con el número total de sacerdotes, son muchos menos que los que ocurren en otras instituciones o ambientes. Algunos aprovechan y pretenden desprestigiar a la Iglesia. Pero hay que reconocer que la indignación que ha producido lo ocurrido, por la que el Papa no ha dejado de pedir perdón muchas veces, es una muestra de que es muy alto y valioso lo que la Iglesia predica y que el mundo tiene derecho a esperar de sus ministros conductas por completo coherentes con este mensaje. De aquí nuestra gran responsabilidad de no defraudar.
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