domingo, 26 de octubre de 2008

Sra. Michelle MORAN, Presidente del Consejo del Servicio de Renovación Carismática Católica Internacional (I.C.C.R.S.) (GRAN BRETAÑA)


Mi comentario versa sobre la relación fundamental que existe entre el Espíritu Santo y la palabra de Dios (IL 3). Renovación Carismática ayuda a promover una nueva apertura a las gracias y a los dones del Espíritu Santo. Está trabajando para producir recursos que ayuden a las personas no sólo a tener acceso a las Escrituras, con todo lo que tiene de importante, sino también a vivir experiencias que cambien su vida a través del encuentro con la Palabra de Dios en la potencia del Espíritu Santo.

Cuando las personas se llenan de fe, sienten hambre de la Palabra de Dios. Algunos no consiguen saciar esta hambre a causa de una predicación en las homilías insuficiente. Sin duda hay que trabajar más en el ámbito de la formación para las homilías de los presbíteros. Sin embargo, para que la predicación sea algo vivo se requieren apertura y docilidad a la fuerza del Espíritu Santo. Querría sugerir que se ofreciese a todas las personas comprometidas en el ministerio de la predicación y de la proclamación la posibilidad de experimentar en su vida una renovación del Espíritu Santo.En la parte tercera del Documento de trabajo, “La Palabra de Dios en la misión d ela Iglesia”, se nos dice que, antes de empezar su ministerio público, Jesús estaba lleno de Espíritu Santo y era conducido por el Espíritu (cfr. Lc 4, 1). Así pues, el Espíritu Santo es un requisito fundamental para una evangelización y una misión eficaces. La atención orante hacia la Palabra de Dios, guiada por el Espíritu Santo, nos protegerá del excesivo activismo y nos llevará a un compromiso misionero fecundo para el mundo.

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