2. Durante todo este tiempo de fe y esperanza, nos hemos unido en una plegaria permanente junto a millones de personas en todo Chile y el mundo. Agradecemos de un modo particular al Santo Padre Benedicto XVI su especial cercanía y preocupación.
3. Al concluir esta Operación San Lorenzo, nos alegra ver y oír a estos hermanos mineros, a sus seres queridos, a las autoridades y a tantas personas en todo Chile, agradeciendo al Padre Dios por este regalo, por este milagro con que nos bendice. Valoramos, en este sentido, el admirable esfuerzo de técnicos, profesionales y demás trabajadores, compatriotas y extranjeros, que han contribuido a la preparación y ejecución del rescate.
4. Sigamos orando por los 33 mineros de Atacama y sus familias. Que este reencuentro con la vida sea una oportunidad para que ellos y todos nosotros valoremos lo más preciado que tenemos: la vida, la dignidad de hijos de Dios, la fe, el tesoro de la familia, el valor de un trabajo justamente recompensado y en condiciones seguras y siempre dignas.
5. Estos 33 hermanos, con su testimonio de unidad y solidaridad, también nos han unido a todos los chilenos. Su fortaleza y esperanza nos invitan a trabajar juntos, como sociedad, para ir al “rescate” de tantos hermanos que sufren la pobreza y marginación, buscando hacer de Chile “una mesa para todos”.
EL COMITÉ PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE† Alejandro Goic Karmelic Obispo de Rancagua
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