"¡Queridos hijos! Hoy estoy con ustedes y los bendigo a todos con mi bendición maternal de paz,y los exhorto a vivir aún más su vida de fe, porque aún son débiles y no son humildes.Los exhorto, hijitos, a hablar menos y a trabajar más en su conversión personal,para que su testimonio sea fecundo. Y que su vida sea una oración continua.
¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”
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