miércoles, 8 de marzo de 2017

JUANA DE IBARBOUROU: REINA DE LA PAZ


No con yelmo y coraza, sino solo con tu apaciguadora sonrisa, desciendes entre los hombres que combaten, madre mía. Tú puedes hacer suave la índole cruel y transformar en reposo el furor, sólo con que poses sobre el pecho agitadop tus dedos de alabastro. Al que maldice, loco de odio, dile tu buena palabra de prudencia. Ningún odio será de hierro para el eco celeste de tu voz y ningún corazón, si tú llegas a él, se endurecerá en el cólera.


Auxilia, en dulzura,a los que batallan; baja, Señora,con tu cortejo de ángeles, hasta los ejércitos.Te pedimos las madres, Madre nuestra,que dictes tus órdenes de amor a los hombres que ya no saben sino herir. Y que las cristuras mortales aprendan de ti, que eres la paz, a mirarse en calma y a tenderse la mano en las encrucijadas. Oh Reina de la Paz, nonos abandones!

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