viernes, 30 de noviembre de 2012

TESTIMONIO DE CARLOTA RUIZ

Carlota Ruiz de Dulanto sufrió un accidente grave que la dejó parapléjica con apenas 25 años. Estaba trabajando en Michigan (EEUU) y durante un tornado le cayó un árbol en la espalda y le rompió la columna vertebral a nivel de las lumbares. Ella asegura que “no hago ningún esfuerzo extra. Hago lo que buenamente puedo. Yo tengo la suerte de que el Señor me mantiene. Tengo al Padre del Cielo que me quiere, me cuida, me ayuda y en los momentos duros me lleva en sus brazos. Es lo único que puedo decir”. FUENTE: http://bloggoyaproducciones.com/2012/09/18/la-historia-de-carlota-ruiz-paraplejica-su-marido-murio-y-descubre-a-dios/

MONSEÑOR JOSÉ IGNACIO MUNILLAS: ESPERANZA Y ESPERANZAS

El 24 de abril tuvimos entre nosotros la visita del Obispo de San Sebastián, Mons. Uriarte, invitado a nuestra Diócesis para hacer una presentación de la encíclica “Spe Salvi” (Salvados en la Esperanza). Sus reflexiones nos ayudaron a comprender hasta qué punto la felicidad del hombre está condicionada a la vivencia intensa de esta virtud, a pesar de que, al decir de algunos, la esperanza parece haber sido relegada a la condición de “cenicienta” de las virtudes teologales.

La primera constatación es que nuestra sociedad occidental padece una notable crisis de esperanza. Afirmaba Mons. Uriarte que “nuestro mundo occidental es muy rico en medios y muy pobre en fines”, hasta el punto de que “la depresión se ha convertido en la dolencia psíquica característica de nuestro tiempo”. Paradójicamente, los países desarrollados padecen con especial intensidad la desesperanza. Es un contraste que el hombre haya alcanzado cotas tan altas en el dominio del mundo, y que al mismo tiempo no tengamos claro adónde nos dirigimos y cuál es el sentido de la existencia.

No cabe duda de que hoy muchas personas construyen sus vidas persiguiendo solamente metas “parciales”, tales como abrirse paso en la profesión, sacar la familia adelante, ganar en calidad de vida, etc. Incluso parecen no necesitar de un sentido profundo y trascendente que dé una unidad a su vida. Pero, sin embargo, también los hay que se hacen la pregunta por el sentido definitivo de la vida: “¿es esto todo lo que da de sí la vida y todo lo que puedo hacer en ella?”.

El drama del hombre consiste en comprobar amargamente que, si no hay una “esperanza” definitiva, nuestras “esperanzas” están abocadas, tarde o temprano, a la frustración. Con fina ironía, Mons. Uriarte citaba en su conferencia las palabras del cómico Groucho Marx: “Vamos de victoria en victoria, hasta la derrota absoluta”. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ilusionarse en las metas parciales, si al final todo queda reducido a la nada? El hombre que no piensa en el sentido último de la existencia, es como un empresario al que no le preocupara el balance de su negocio.

El verdadero opio del pueblo

La teoría marxista acusó a la religión en general, y al cristianismo en particular, de ser el “opio del pueblo”. La esperanza en el más allá sería una manipulación de las clases dominantes a los pobres, de manera que pospongan su deseo de justicia en esta vida, a un destino eterno. La acusación de Karl Marx a la religión se resume en que ésta pretende que el hombre se evada de sus “esperanzas humanas”, para consolarlo con la “esperanza teologal”.

Sin embargo, han pasado muchos años desde que el marxismo formulase aquella ideología y, entre tanto, hemos sido testigos –por poner un ejemplo emblemático- de cómo los obreros católicos de Polonia comunista se apoyaban en la esperanza teologal, para ver realizadas sus esperanzas de un mundo más justo. Su testimonio, así como el de otros muchísimos cristianos, nos demostró que -como afirma el mismo Benedicto XVI en “Spe Salvi”- la esperanza en Dios no es sólo “informativa” sino “preformativa”; o dicho de otro modo, nuestra fe fundamenta y sostiene todos y cada una de las esperanzas de la vida en curso. En otras palabras, la experiencia cristiana ha superado la sospecha hacia una esperanza alienante: el presente carece de futuro, si el futuro no transforma el presente.

En realidad, lo que hoy estamos comprobando es que, el verdadero opio del pueblo es el materialismo –“pan y circo”-, ya que conduce al hombre a la renuncia de sus ideales más nobles en servicio a los demás, para encerrarlo en un egoísmo feroz. La falta de una “ESPERANZA” con mayúsculas, ha motivado que las esperanzas terrenas se hayan diluido en el bazar de nuestros egoísmos. Como apuntaba Mons. Uriarte en su conferencia, “muchos idealistas de ayer son los escépticos vividores de hoy, porque les ha faltado la esperanza teologal para sustentar sus esperanzas”.

Nuestras “esperanzas” abiertas a la “esperanza”

Esperar es inherente al ser humano. Es imposible vivir sin esperanzas. Pero el gran reto está en integrar “esperanzas” y “esperanza”. Es cierto que no tendría sentido una esperanza teologal que no se tradujera en esperanzas concretas. Pero también es verdad que el mundo presente corre el grave riesgo de devaluar tantas “esperanzas”, si no las abre a la trascendencia.

Para que nuestras esperanzas sean verdaderamente “humanas”, han de estar abiertas al infinito… Así lo afirmaba Mons. Uriarte: “El hombre es insaciable, y permanentemente insatisfecho. Cuando logramos una meta esperada, al poco surge espontáneamente en nosotros una inquietud por una meta más elevada. En realidad, el corazón humano es un ser limitado con un ansia ilimitada (…) Esta desproporción entre su ser limitado y su aspiración ilimitada, este “desajuste”, ¿no será signo de una llamada de Dios, portadora de una promesa en plenitud?” (…) El análisis del deseo humano puede ayudar a descubrir la radical vocación trascendente del hombre”.

Por todo ello, a pesar de que hayamos comenzado diciendo que nuestra sociedad occidental padece una crisis de esperanza, en realidad, debemos rechazar tanto la tentación del pesimismo, como la del optimismo ingenuo. Ninguno de los dos son cristianos. La esperanza cristiana consiste en vivir el presente con intensidad de “amor”, desde la “fe” en el futuro que nos ha sido regalado en Cristo.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

DIÁCONO JORGE NOVOA: NO QUEDARÁ PIEDRA SOBRE PIEDRA...


En aquel tiempo, algunos ponderaban las bellezas del Templo de Jerusalén, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:
-Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron:
-Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?
El contestó:
-Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mí nombre, diciendo: «Yo soy», o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos.

Este discurso profético de Jesús, anuncia la destrucción del Templo  de Jerusalén,hecho que acontecerá en el año 70, por los romanos. La belleza e imponente obra del Templo, que rebozaba de solidez, anuncia Jesús que será totalmente destruida. La frase es elocuente y lapidaria :" no quedará piedra sobre piedra". La profecía sobre la ruina del Templo, es contrastada con su majestuosa presencia, su imagen sólida y firme, que le auguraban largos años de presencia en el lugar.

La historia ha contemplado la caída de muchas realidades que en apariencia eran inamovibles. Imperios, modas,  liderazgos, monarquías, dictaduras , en fin, enumerarlas  sería imposible, con ellas presentamos algunas  a modo de ejemplo. Jesús instruye a sus discípulos sobre "lo que no pasará", en un discurso contrapone el cielo y la tierra( que pasarán) a sus palabras ( que no pasarán),San Pablo dirá lo mismo en la carta a los corintios al hablarnos del amor, la Iglesia que está edificada sobre Pedro, enfrentará el poder del infierno que no podrá con ella. Qué es verdaderamente sólido? Las palabras  y el amor de Jesús son la roca sobre la que el hombre debe edificar su existencia.

También tiene el Señor, para nosotros, una advertencia, cuidado con los embusteros, que se aprovechan de la curiosidad de la gente, engañándola con anuncios y vaticinios sobre el fin del mundo. Muchos vendrán en mi nombre, dice el Señor,  toda palabra que exceda las anunciadas por él, seran mentiras y engaños.

Dos son las armas que utilizan los embusteros, y que se consignan en el texto con estas fórmulas, "Yo soy" y el "momento está cerca" , la primera parece referirse a la falsificación o invocación de la autoridad del Mesías, mientras que la segunda expresa claramente que la temática será " el fin del mundo". La forma del "yo soy", ha sido diversa, unos invocando la abundancia mesiánica, otros, trayendo fechas más precisas sobre el fin. El criterio de discernimiento, se realiza, al confrontar lo expresado por Él, y consignado en la revelación pública, con las novedades que traen los pseudo maestros.

Jesús nos exhorta, a no ir tras estas falsas profecías que llenan nuestro corazón de curiosidades malsanas dañando nuestra vida espiritual. Crecemos en la verdad si nos abandonamos en Él, si ponemos en sus manos nuestro futuro y nuestras incertidumbres.

martes, 27 de noviembre de 2012

IVÁN DRAGICEVIC (MEDJUGORJE) EN MARZO EN URUGUAY

Los días 8 y 9 de marzo de 2013 estará visitando Uruguay el vidente de Medjugorje Ivan Dragicevic. Sin duda que es un gran regalo de Dios el poder contar con la visita de Ivan en nuestro país, ya que todas las personas que no conocen Medjugorje podrán disfrutar de escuchar su testimonio.

lunes, 26 de noviembre de 2012

MEDJUGORJE 25 DE NOVIEMBRE


Mensaje del 25 de noviembre de 2012 en Medjugorje, Bosnia-Herzegovina



“¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia, los invito a todos ustedes a renovar la oración. Ábranse a la Santa Confesión, para que cada uno de ustedes pueda aceptar mi llamada con todo el corazón. Yo estoy con ustedes y los protejo de la perdición del pecado, y ustedes deben abrirse al camino de la conversión y de la santidad, para que vuestro corazón arda de amor por Dios. Concedan-Le tiempo, y Él se donará a ustedes, y así, en la voluntad de Dios, podrán descubrir el amor y la alegría de vivir. Gracias por haber respondido a mi llamado.”

domingo, 25 de noviembre de 2012

MONS. HÉCTOR AGUER: ADVIENTO TIEMPO DE ESPERANZA


Queridos amigos nos encontramos en pleno tiempo de Adviento que es el período durante el cual los cristianos nos preparamos para celebrar la Navidad. En los umbrales de este tiempo, mas precisamente el 30 de noviembre, el Santo Padre Benedicto XVI ofreció a toda la Iglesia una Carta Encíclica sobre la esperanza cristiana titulada “Spe Salvi”.

Esta enseñanza pontificia comienza con una frase del Apóstol San Pablo: “en esperanza hemos sido salvados”. En esta expresión del Apóstol se encuentra resumida la realidad de la esperanza cristiana”.

Esto quiere decir, en primer lugar, que nosotros podemos esperar y esperar una meta futura, total, definitiva, porque en el tiempo el Hijo Eterno de Dios se ha hecho Hombre, nos ha mostrado el camino y ha muerto y resucitado por nosotros. Es decir, la esperanza cristiana se funda en un acontecimiento real que modifica nuestra vida concreta y la vida concreta de todos los hombres a lo largo de toda la historia.

Pero hay algo más. Ese fundamento real de la esperanza nos permite confiar en el futuro, no en un futuro intrahistórico solamente, temporal, sino en un futuro trascendente y eterno porque la meta, el objeto de la esperanza cristiana, es precisamente la vida eterna.

La Encíclica de Benedicto XVI define de algún modo la vida eterna mostrándonos que se trata de la posesión total y perfecta de la vida interminable y que esa grande esperanza, a la cual se dirige la vida de todo ser humano y el recorrido de la historia de la humanidad entera, es el fundamento de todas las legítimas esperanzas humanas que pueden referirse a un horizonte terreno.
Tenemos derecho a esperar muchas cosas. Nuestro deseo tiende a la consecución de muchas realidades temporales, históricas, de tantas cosas que necesitamos y que son el complemento de nuestra vida y que nos ayuda a aspirar a la felicidad pero esa grande esperanza es el fundamento de todas ellas.

Esa dirección hacia la vida eterna es la fuerza que asume, purifica y eleva todas las legítimas esperanzas humanas y es, además, la reserva que permanece aún cuando esas legítimas esperanzas humanas no alcancen a conseguir su objeto porque tenemos que reconocer que la vida del hombre es imperfecta y que estamos rodeados de precariedad, que muchas veces nuestras aspiraciones, nuestros deseos no se cumplen.

En nuestra vida puede insinuarse, también, la frustración y la tragedia pero, aún, en las peores circunstancias queda reservada y firme esa grande esperanza porque ella se refiere al amor de Dios, Nuestro Creador y Nuestro Padre.

Y podemos aferrarnos al amor de Dios, Nuestro Creador y Nuestro Padre, porque Él ha enviado a su Hijo y a eso se refiere nuestra próxima Navidad. Lo ha enviado para ser uno de nosotros, para indicarnos el camino y para, con su muerte y su resurrección, conseguirnos el don del Espíritu Santo que es el que nos permite aspirar a esa realidad total y definitiva de la vida eterna.

Aunque la cultura moderna haya eclipsado esa gran esperanza y haya querido reemplazar el Reino de Dios por el reino del hombre, en este momento de desconcierto cultural donde el hombre se ve dueño de tantas fuerzas para transformar el mundo pero al mismo tiempo con tanto vacío interior, con tanta duda acerca de su capacidad ética para conducir el progreso hacia un fin realmente humano, lo que queda es la reserva de esa grande esperanza.

Este es el aporte que nosotros, los cristianos, tenemos que brindar a nuestros contemporáneos. Por eso, de acuerdo a la enseñanza de Benedicto XVI debemos reelaborar una auténtica espiritualidad de la esperanza. Que esto nos ayude a preparar una feliz Navidad.

Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata

viernes, 23 de noviembre de 2012

MONSEÑOR LUIS MOLLAGHAN: LA FE Y LOS SACRAMENTOS SANAN

El arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, celebró la misa por el Día Nacional del Enfermo en la parroquia Nuestra Señora de la Salud, donde encomendó a la Santísima Virgen tanto a los enfermos como a los agentes sanitarios, médicos, enfermeras y a todo aquel que tiene la misión de cuidar a quienes padecen enfermedad.

Los fieles de la populosa parroquia en la periferia de la ciudad de Rosario, colmaron el templo, hasta donde se acercaron para recordar la importancia del cuidado de la vida, la prevención de las enfermedades -y en especial de las adicciones-, la petición por los agentes de la salud y por los que cuidan enfermos en las familias, lugares de internación o geriátricos.

El prelado recordó “la importancia de la fe para quienes, sobrellevando la enfermedad se acercan al Señor. En el encuentro con Él, pueden experimentar realmente que quien cree no está nunca solo. Dios por medio de su Hijo, no nos abandona en nuestras angustias y sufrimientos, está junto a nosotros, nos ayuda a llevarlas y desea curar nuestro corazón en lo más profundo”.

Asimismo, destacó que “la fe nos mueve a dar todo por el enfermo; la fe nos ayuda a sobrellevar la enfermedad, la fe nos da esperanza, y nos dice ‘levántate’”, porque, explicó, “la fe está en relación con la vida, no sólo para pensar en Él, para alcanzar un conocimiento suyo más hondo, sino para encontrarnos con Jesús y vivir como cristianos”.

El arzobispo rosarino aseguró que el amor y la generosidad de dar todo “brotan de la fe” y ayuda a “motivar y apreciar la entrega de quienes trabajan en la Pastoral de la Salud, y a quienes tienen la misión de cuidar enfermos”.

“En el encuentro con Jesús, experimentamos lo que el Papa repite frecuentemente: ‘¡quien cree no está nunca solo!’ Porque Dios está junto a nosotros. Esto se experimenta por la Palabra de Dios, la oración y la acción de los sacramentos”, indicó.

Por último, monseñor Mollaghan se refirió a la tarea de los sacerdotes que administran “las medicinas de Dios” de la Reconciliación, la Unción de los Enfermos y la Comunión, al exclamar: “Qué importante es llamar y recibir la visita del sacerdote que se acerca a los enfermos, como el buen samaritano que nos levanta y nos ayuda a creer, con la actitud de misericordia y de perdón. Necesitamos revitalizar la atención espiritual a los enfermos; y acudir con prontitud al enfermo que nos llama y nos necesita”.+ 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

MONSEÑOR JAIME FUENTES: MATRIMONIO IGUALITARIO


La Iglesia tiene varias cosas para decir acerca del mal llamado “matrimonio igualitario”: una, que el hombre y la mujer no se inventaron a sí mismos, sino que son una creación de Dios, tal como viene relatado en el libro del Génesis, el primero de la Biblia, que es común a judíos y cristianos. De los capítulos 1 y 2, se desprende claramente que Dios formó al varón y a la mujer como seres iguales en dignidad –los dos, hechos a imagen de Dios, es decir, con capacidad de amar, de libertad para elegir el bien y seguirlo voluntariamente- y sexualmente diferentes.



En segundo lugar, la diferenciación sexual tiene una finalidad natural obvia: es la expresión física del amor de los dos, encaminada no sólo al placer sino también a la procreación de otro ser.
El matrimonio es la unión contraída libremente entre un hombre y una mujer, y abierta a la procreación. Como su mismo nombre indica, el matrimonio es apertura a la maternidad (mater es madre, en latin, y munuses oficio, papel: papel de madre).
Entiendo que en distintas épocas la mujer ha sufrido abusos por parte del hombre y, en consecuencia, que hayan nacido corrientes feministas que reclaman, con razón, cambio de roles en el matrimonio: ya pasó la época del “macho” que no podía lavar pañales, por ejemplo. Pero de ahí a pretender cambiar la naturaleza misma del matrimonio y que sea lo mismo una unión homosexual que el matrimonio, hay un abismo.
Se puede preguntar, ¿qué pasa con dos personas del mismo sexo que se quieren y desean compartir su vida? Parecería lógico que tengan también un reconocimiento civil, pero no puede ser igual al que regula el matrimonio. Equiparar esta clase de uniones al matrimonio, entiendo que sería una grave discriminación hacia el hombre y la mujer casados, puesto que éste lleva consigo una serie de obligaciones y derechos mutuos que no se dan en otra clase de uniones. Asimismo, los niños tienen derecho a tener un padre y una madre, naturales o adoptivos, para crecer como personas. Está más que demostrado que no puede suplirse esta necesidad por los cuidados que puedan darle dos hombres o dos mujeres.
Pienso que la filosofía de género que alimenta estos planteos, es una auténtica ideología que, invocando la libertad sin límites y a cualquier precio, pretende, en la práctica, arrasar con los fundamentos mismos sobre los que está construida la sociedad. No es buen camino. Si la libertad no está ordenada según lo que dicta la razón, el sentido común, la persona no será más libre ni será mejor la sociedad. El artículo 40 de nuestra Constitución es muy claro: la familia es la base de la sociedad. Y el concepto de familia no se puede cambiar con votos. Si lo fuera, habrá que legislar también sobre los “matrimonios de a tres o de a cuatro”, seguir con la poligamia, con los andróginos…Un poco de sensatez, por favor

ENCUENTROS CON JESÚS: SÁBADO 24 DE NOVIEMBRE

Como todos los cuartos sábados de mes, te invitamos a participar de este retiro espiritual abierto y gratuito, que llamamos Encuentros con Jesús, la palabra que iluminará nuestro encuentro es el diálogo que mantienen Jesús con Nicodemo,  tomada del evangelio según san Juan.

Nicodemo no comprende cómo se realizará el nuevo nacimiento que Jesús le propone. Hay que nacer de nuevo...

SÁBADO  24 DE NOVIEMBRE- VÍSPERAS DE MARÍA REINA DE LA PAZ

16.00- ADORACIÓN Y SANTO ROSARIO
17.00- PREDICACIÓN DIÁC. JORGE NOVOA (Jn 3)
18.00- PASEO CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO
19.00- SANTA MISA

Luego de la misa, se realizará la oración con imposición de manos.

Te esperamos...

CAPILLA MARÍA REINA DE LA PAZ

viernes, 16 de noviembre de 2012

GIOGIO SERNANI: MARÍA REINA

María es Reina; Reina y Señora de todo lo creado. A través de los siglos los cristianos así la reconocieron en Oriente y Occidente. Al Papa Pío XII correspondió el honor de fundamentar la doctrina sobre la Realeza de María e instituir su fiesta, en su magna encíclica Ad Coeli Reginam, uno de los hechos dominantes del primer Año Mariano Universal.

En ella nos dice: Hemos recogido de los monumentos de la antigüedad cristiana, de las oraciones de la liturgia, de la innata devoción del pueblo cristiano, de las obras de arte, de todas partes, expresiones y acentos según los cuales la Virgen Madre de Dios está dotada de la dignidad real, y hemos demostrado también que las razones sacadas por la Sagrada Teología del tesoro de la fe divina, confirman plenamente esta verdad. De tantos testimonios aportados se forma un concierto, cuyo eco llega a espacios extensísimos, para celebrar la suma alteza de la dignidad de la Madre de Dios y de los hombres, la cual ha sido exaltada a los reinos celestiales por encima de los coros angélicos.

Pío XII, Encíclica Ad Coeli Reginam
11 de octubre de 1954


El 1º de noviembre del mismo año, en la Basílica Santa María la Mayor, ante 450 delegaciones de los santuarios marianos más importantes del mundo, que llevaban sus estandartes con las Imágenes de sus advocaciones, el Papa Pío XII proclamó la Realeza de María, y coronó a la Virgen como Reina del Mundo en su Icono Salus Populi Romani, y explicó el sentido de esa realeza:

La realeza de María es una realeza ultraterrena, la cual, sin embargo, al mismo tiempo penetra hasta lo más íntimo de los corazones y los toca en su profunda esencia, en aquello que tienen de espiritual y de inmortal. El origen de las glorias de María, en el momento culmen que ilumina toda su persona y su misión, es aquél en que, llena de gracia, dirigió al arcángel Gabriel el Fiat que manifestaba su consentimiento a la divina disposición, de tal forma que Ella se convertía en Madre de Dios y Reina, y recibía el oficio real de velar por la unidad y la paz del género humano.

Pío XII, Alocución Le testimonianze
1º de noviembre de 1954

María es coronada como Reina del Cielo, por la Santísima Trinidad. Su corona es el Amor de las tres Divinas Personas.

Su corona son las doce estrellas que nos muestra el Apocalipsis, que simbolizan las doce tribus de Israel y los doce Apóstoles, con todos nosotros, sus hijos.

Su corona es también el conjunto de dones, privilegios y glorias que le ha regalado el Creador, sólo concedidos a Ella, su obra perfectísima.

La Virgen Santísima también es coronada en la tierra por nuestro amor de hijos, cada vez que le rezamos el Rosario. Continuamente, en todo el mundo, se ofrecen a María infinidad de Rosarios, coronas de amor que el mismo Dios nos da para que coronemos a su Madre.

HANS URS VON BALTHASAR: EL DÍA Y LA HORA NADIE LO SABE...

“El día y la hora nadie lo sabe”. El evangelio del fin del mundo es extrañamente complejo y heterogéneo. No se trata de un reportaje sobre los acontecimientos venideros, son de un texto que reúne diversos aspectos que nosotros no acertamos a conciliar. Primero se anuncia la angustia del fin de los tiempo con imágenes de catástrofes cósmicas, y después la venida del Hijo del Hombre para el juicio, con motivo del cual los ángeles reúnen a los elegidos (extrañamente sólo a ellos). A continuación se habla de los signos precursores, por los que se debe reconocer que el fin está cerca, y luego de su inminencia; pero inmediatamente después se dice que nadie conoce el día y la hora: ni los ángeles, ni siquiera el Hijo, sino sólo el Padre. Y sin embargo las palabras de Jesús sobrevivirán a la destrucción del cielo y de la tierra. Deberíamos dejar a cada afirmación su significación propia, y no querer englobar todo esto en un sistema unitario. Ante todo la perenne inminencia del fin, válida para cualquier generación. Estas palabras son más imperecederas que nosotros y que todas las generaciones. Y también la posibilidad de discernir los signos precursores: no amenazas o catástrofes históricas, sino un estado del mundo como tal anuncia su fin. Nosotros no podemos calcular nada, pues ni siquiera el Hijo sabe el día y la hora”.
Muchos despertarán”. Daniel (en la primera lectura) es el primer apocalíptico que conocemos, el modelo, en varios aspectos, de los apocalípticos posteriores. También en él las líneas se entrecruzan: extrema angustia y al mismo tiempo protección del pueblo de Dios, operándose también aquí una separación: los elegidos y los que no lo son; los primeros resucitarán para la vida eterna y los segundos para perpetua ignominia. Tampoco aquí se ofrece un reportaje; sino una llamada de atención a las conciencias sobre la última decisión del hombre por Dios y de Dios por el hombre.
“Un solo sacrificio”. Más allá de toda la incertidumbre en la que se ha de dejar necesariamente al hombre si éste ha de permanecer realmente en vela, aparece (en la segunda lectura) la única certeza de que Jesús ha ofrecido el sacrificio único, irrepetible y perpetuo por los pecados del mundo, una certeza que, sin embargo, nosotros no podemos manipular. La acción sacrificial de Cristo es hasta tal punto única e irrepetible que se puede hablar de su “espera… hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies”. Y sin embargo se nos priva de nuevo de todo acomodo, de toda seguridad adormecedora, pues se dice que este sacrificio que basta para siempre es ofrecido por “los que van siendo consagrados”: se puede decir también por los que dejan realizarse en ellos esta consagración por la acción amorosa de Dios y no se resisten a ella. De este modo se nos concede una auténtica esperanza cristiana (en caso de que reconozcamos la acción sacrificial de Dios) pero no una certeza, pues ésta no es conveniente para el hombre peregrino en la tierra.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

ACI/EWTN NOTICIAS: SERIE TELEVISIVA LOS BORGIA....

ROMA, 13 Nov. 12 / 04:20 am (ACI/EWTN Noticias).- Barbara Fralle, la oficial del Archivo Secreto del Vaticano experta en los documentos originales del Papa Alejandro VI, asegura que todo cuanto muestra la serie de televisión Los Borgia sobre sexo, corrupción, y violencia se basa en leyendas negras.

En una entrevista concedida a ACI Prensa el 6 de noviembre, Fralle explicó que hay muchas leyendas negras sobre el Papa Alejandro VI, y consideró que a este polémico personaje se le puede agradecer la defensa de la dignidad de los indígenas cuando Colón descubrió las Américas y el mecenazgo de gran parte del legado artístico del Renacimiento que posee hoy Italia.

La experta en los documentos custodiados en el archivo y la biblioteca apostólica del Vaticano sobre  la dinastía de los Borgia, explicó que la figura de Alejandro VI ha sido tergiversada por la leyenda negra, oscura, tenebrosa, que tiene su base en una pequeña parte de verdad, porque sus personajes y el contexto histórico que los rodea se prestan al romance.

Al referirse a la serie de televisión, indicó que “quien escribe estas ficciones condimenta la verdad con una dosis abundante de chismes escandalosos, de amor, y adulterio, para dar este gusto picante que atrae al público. Pero es necesario recordar que se trata de ficción”.

La serie Los Borgia de Tom Fontana ha conseguido una alta sintonía en 85 países del mundo, tiene millones de visitas en Internet y ha anunciado su tercera temporada para el año 2013.

La serie presenta una época de corrupción y depravación en la que Rodrigo Borgia –el Papa Alejandro VI-, ejerce de intermediario entre los conflictos de los reinos y los imperios del mundo.

Fralle señala que como todos los escenarios de televisión “hay algo de verdad, y mucha leyenda. Pero por otro lado, si la historia fuese presentada en el cine o en la televisión con sus connotaciones reales, no atraería a tantas personas”.

En aquel entonces “Roma era una ciudad corrupta, es decir, llena de costumbres inmorales, y delitos de estado…Estamos en los años que preceden al sisma de Lutero, que precisamente nace como una reacción a las costumbres morales de la Iglesia católica, pero no era solo la Iglesia Católica que estaba corrompida, sino que había un estilo de vida absolutamente libertino y lascivo en la sociedad”.

 “La mala suerte de Alejandro VI se debe a los delitos de su hijo Cesar Borgia, que fue un personaje realmente tenebroso y que tenía una ambición desmesurada, llegando al punto de matar a su hermano Juan por pura envidia”, recordó la experta.

Fralle indicó que en el Archivo Secreto Vaticano se conserva todavía la Bula llamada Inter Caetera, de Alejandro VI, por la cual fue consagrado el trato que debían de recibir los habitantes de sus tierras como hijos de Dios, así como el territorio que pertenecía a la Corona Española.

Según estas indicaciones “fue la misma reina Isabel I de Castilla, quien escribió dando órdenes muy exactas a Colón y a los demás sobre el hecho de que estos indígenas, no debían ser explotados. Debían ser empleados en los trabajos, por ejemplo del campo, pero a cambio de una recompensa justa”.

“Por tanto, en la cabeza del Papa, como de la Reina de España, nunca estuvo la idea de la esclavitud”, afirmó la historiadora.

La esclavitud “fue también usada por otros estados, como los portugueses o los franceses, que en sus colonias, permitieron la trata de esclavos y todos los horrores que conocemos, pero en nuestra documentación, está demostrado que la Reina de Castilla pensaba en una colonia habitada por súbditos que trabajasen a cambio de una recompensa y un salario”, concluyó.

En declaraciones a ACI Prensa, Mario Dal Bello, otro experto en la familia Borgia, y autor del libro “Los Borgia: La leyenda negra”, explicó que Alejandro VI también fue quien instauró “el ritual de la Puerta Santa”, el que marca el inicio del Año Santo, que es la ceremonia por la cual, los católicos dan comienzo a un año jubilar.

lunes, 12 de noviembre de 2012

MARTIN DESCLAZO: CARTA A DIOS


Gracias. Con esta palabra podría concluir esta carta, Dios "o, amor mío. Porque eso es todo lo que tengo que decirte: gracias. gracias. Si, desde la altura de mis cincuenta y cinco años, vuelvo mi vista atrás, ¿qué encuentro sino la interminable cordillera de tu amor? No hay rincón en mi historia en el que no fulgiera tu misericordia sobre mi. No ha existido una hora en que no haya experimentado tu presencia amorosa y paternal acariciando mi alma.

Ayer mismo recibía la carta de una amiga que acaba de enterarse de mis problemas de salud, y me escribe furiosa: «Una gran carga de rabia invade todo mi ser y me rebelo una vez y otra vez contra ese Dios que permite que personas como tú sufran.» ¡Pobrecilla! Su cariño no le deja ver la verdad. Porque -aparte de que yo no soy más importante que nadie-- toda mi vida es testimonio de dos cosas: en mis cincuenta años he sufrido no pocas veces de manos de los hombres. De ellos he recibido arañazos y desagradecimientos, soledad e incomprensiones. Pero de ti nada he recibido sino una interminable siembra de gestos de cariño. Mi última enfermedad es uno de ellos.

Me diste primero el ser. Esta maravilla de ser hombre. El gozo de respirar la belleza del mundo. El de encontrarme a gusto en la familia humana. El de saber que, a fin de cuentas, si pongo en una balanza todos esos arañazos y zancadillas recibidos serán siempre muchísimo menores que el gran amor que esos mismos hombres pusieron en el otro platillo de la balanza de mi vida. ¿He sido acaso un hombre afortunado y fuera de lo normal? Probablemente. Pero ¿en nombre de qué podría yo ahora fingirme un mártir de la condición humana si sé que, en definitiva, he tenido más ayudas y comprensión que dificultades?

Y, además, tú acompañaste el don de ser con el de la fe. En mi infancia yo palpé tu presencia a todas horas. Para mí, tu imagen fue la de un Dios sencillo. Jamás me aterrorizaron con tu nombre. Y me sembraron en el alma esa fabulosa capacidad: la de saberme amado, la de sentirme amado, la de experimentar tu presencia cotidiana en el correr de las horas. Hay entre los hombres -lo sé- quienes maldicen el día de su nacimiento, quienes te gritan que ellos no pidieron nacer. Tampoco yo lo pedí, porque antes no existía. Pero de haber sabido lo que sería mi vida, con qué gritos te habría implorado la existencia, y ésta, precisamente, que de hecho me diste. Supongo que fue absolutamente decisivo el nacer en la familia que tú me elegiste. Hoy daría todo cuanto después he conseguido sólo por tener los padres y hermanos que tuve. Todos fueron testigos vivos de la presencia de tu amor. En ellos aprendí -¡qué fácilmente!- quién eras y cómo eres. Desde entonces amarte -y amar, por tanto, a todos y a todo- me empezó a resultar cuesta abajo. Lo absurdo habría sido no quererte. Lo difícil habría sido vivir en la amargura.

La felicidad, la fe, la confianza en la vida fueron, para mi, como el plato de natillas que mamá pondría, infaliblemente, a la hora de comer. Algo que vendría con toda seguridad. Y que si no venía, era simplemente porque aquel día estaban más caros los huevos, no porque hubiera escaseado el amor. Entonces aprendí también que el dolor era parte del juego. No una maldición, sino algo que entraba en el sueldo de vivir; algo que, en todo caso, siempre sería insuficiente para quitarnos la alegría. Gracias a todo ello, ahora -siento un poco de vergüenza al decirlo- ni el dolor me duele, ni la amargura me amarga. No porque yo sea un valiente, sino sencillamente porque al haber aprendido desde niño a contemplar ante todo las zonas positivas de la vida y al haber asumido con normalidad las negras, resulta que, cuando éstas llegan, ya no son negras, sino sólo un tanto grises.

Otro amigo me escribe en estos días que podré soportar la diálisis «chapuzándome en Dios». Y a mí eso me parece un poco excesivo y melodramático. Porque o no es para tanto o es que de pequeño me «chapuzaron» ya en la presencia «normal» de Dios, y en ti me siento siempre como acorazado contra el sufrimiento. O tal vez es que el verdadero dolor aún no ha llegado.

A veces pienso que he tenido «demasiado buena suerte». Los santos te ofrecían cosas grandes. Yo nunca he tenido nada serio que ofrecerte. Me temo que, a la hora de mi muerte, voy a tener la misma impresión que en ese momento tuvo mi madre: la de morirme con las manos vacías, porque nunca me enviaste nada realmente cuesta arriba para poder ofrecértelo. Ni siquiera la soledad. Ni siquiera esos descensos a la nada con que tú regalas a veces a los que verdaderamente fueron tuyos. Lo siento. Pero ¿qué hago yo si a mí no me has abandonado nunca? A veces me avergüenzo pensando que me moriré sin haber estado nunca a tu lado en el huerto de los olivos, sin haber tenido yo mi agonía de Getsemaní. Pero es que tú -no sé por qué- jamás me sacaste del domingo de Ramos. Incluso alguna vez --en mis sueños heroicos- he pensado que me habría gustado tener yo también una buena crisis de fe para demostrarte a ti y a " mismo que la tengo.

Dicen que la auténtica fe se prueba en el crisol. Y yo no he conocido otro crisol que el de tus manos siempre acariciantes. Y no es, claro, que yo haya sido mejor que los demás. El pecado ha puesto su guarida en mí y tú y yo sabemos hasta qué profundidades. Pero la verdad es que ni siquiera en las horas de la quemadura he podido experimentar plenamente la llama negra del mal de tanta luz como tú mantenías a mi lado. En la miseria he seguido siendo tuyo. Y hasta me parece que tu amor era tanto más tierno cuantas más niñerías hacía yo. También me gustaría presumir ante ti de persecuciones y dificultades. Pero tú sabes que, aun en lo humano, me rodeó siempre más gente estupenda que traidora y que recibí por cada incomprensión diez sonrisas. Que tuve la fortuna de que el mal nunca me hiciera daño y, sobre todo, que no me dejara amargura dentro. Que incluso de aquello saqué siempre ganas de ser mejor y hasta misteriosas amistades.

Luego me diste el asombro de mi vocación. Ser cura es imposible, tú lo sabes. Pero también maravilloso, yo lo sé. Hoy no tengo, es cierto, el entusiasmo de enamorado de los primeros días. Pero, por fortuna, no me he acostumbrado aún a decir misa y aún tiemblo cada vez que confieso. Y sé aún lo que es el gozo soberano de poder ayudar a la gente -siempre más de lo que yo personalmente sabría- y el de poder anunciarles tu nombre. Aún lloro -¿sabes?- leyendo la parábola del hijo pródigo. Aún -gracias ~ a ti- no puedo decir sin conmoverme esa parte del Credo que habla de tu pasión y de tu muerte. Porque, naturalmente, el mayor de tus dones fue tu Hijo, Jesús. Si yo hubiera sido el ~ desgraciado de los hombres, si las desgracias me hubieran perseguido por todos los rincones de mi vida, sé que me habría bastado recordar a Jesús para superarlas. Que tú hayas sido uno de nosotros me reconcilia con todos nuestros fracasos y vacíos.
¿Cómo se puede estar triste sabiendo que este planeta ha sido pisado por tus pies? ¿Para qué quiero más ternuras que la de pensar en el rostro de María? He sido feliz, claro. ¿Cómo no iba a serlo? Y he sido feliz ya aquí, sin esperar la gloria del cielo. Mira, tú ya sabes que no tengo miedo a la muerte, pero tampoco tengo ninguna prisa porque llegue. ¿Podré estar allí más en tus brazos de lo que estoy ahora? Porque éste es el asombro: el cielo lo tenemos ya desde el momento en que podemos amarte.

Tiene razón mi amigo Cabodevilla: nos vamos a morir sin aclarar cuál es el mayor de tus dones: si el de que tú nos ames o el de que nos permitas amarte. Por eso me da tanta pena la gente que no valora sus vidas. Pero ¡sí estamos haciendo algo que es infinitamente más grande que nuestra naturaleza: amarte, colaborar contigo en la construcción del gran edificio del amor! Me cuesta decir que aquí te damos gloria.

¡Eso seria demasiado! Yo me contento con creer que mi cabeza reposando en tus manos te da la oportunidad de quererme. Y me da un poco de risa eso de que nos vas a dar el cielo como premio. ¿Como premio de qué? Eres un tramposo: nos regalas tu cielo y encima nos das la impresión de haberlo merecido. El amor, tú lo sabes muy bien, es él solo su propia recompensa. Y no es que la felicidad sea la consecuencia o el fruto del amor. El amor ya es, por sí solo, la felicidad. Saberte Padre es el cielo. Claro que no me tienes que dar porque te quiera. Quererte ya es un don. No podrás darme más. Por todo eso, Dios mío, he querido hablar de ti y contigo en esta página final de mis Razones para el amor. Tú eres la última y la única razón de mi amor. No tengo otras. ¿Cómo tendría alguna esperanza sin ti? ¿En qué se apoyaría mi alegría si nos faltases tú? ¿En qué vino insípido se tornarían todos mis amores si no fueran reflejo de tu amor? Eres tú quien da fuerza y vigor a todo. Y yo sé sobradamente que toda mi tarea de hombre es repetir y repetir tu nombre. Y retirarme.

viernes, 9 de noviembre de 2012

DIÁCONO JORGE NOVOA: NO SE PUEDE SERVIR A DIOS Y AL DINERO...

Los pasajes en los que Jesús advierte sobre los peligros que ocasiona el dinero son numerosos. Consideramos que esta expresión, " no se puede servir a Dios y al dinero", es la síntesis perfecta de los peligros que comporta, de allí la consideración que el Señor le dispensa, en orden a advertir a sus discípulos. 

 Es malo el dinero? No, no lo es. Como tantas cosas, lo central estará en la relación que mantengamos con el. Es cierto y no lo podemos omitir, que el "mundo" que nos ha tocado vivir gira entorno a el, y para muchos, las personas valen según lo que tienen. El "consumismo" es expresión de su forma voraz de dominio actual. Hay en las palabras de Jesús, un imposibilidad real de compatibilizar el servicio a Dios con el que exige el dinero...

 Comenta Beda : "Oiga esto el avaro y vea que no puede servir a la vez a Jesucristo y a las riquezas. Sin embargo, no dijo: quien tiene riquezas, sino el que sirve a las riquezas, porque el que está esclavizado por ellas las guarda como su siervo, y el que sacude el yugo de esta esclavitud, las distribuye como señor. Pero el que sirve a las riquezas sirve también a aquel que por su perversidad es llamado con razón dueño de las cosas terrenas y el príncipe de este siglo ( Jn 12; 2Cor 4)."

Jesús les advierte sobre los riesgos, que corren aquellos que van dándole en su vida, el lugar que no debe ocupar. Cuáles serían estos riesgos? El dinero,en muchas vidas, termina ocupando el lugar de Dios. Cuando el corazón del hombre se enferma, por la aceptación del decálogo (ley) que tiene, la avaricia se vuelve incontrolable y el hombre vive sirviendo al "dios dinero".Rápidamente se cambian los modos de pensar, y se comienza a ocupar la mayor parte del tiempo buscando como incrementar lo conseguido. Tener es poder. Promete incluso la felicidad, como la seguridad en orden al futuro que debamos vivir. De estas promesas falsas , y de su capacidad de seducción quiere liberarnos el Señor. 

Gobernemos nuestro corazón y evitemos que viva bajo la tiranía de la codicia, seamos servidores fieles, que administran el dinero en función de las necesidades que tenemos y comparten con los más necesitados.

OBISPADO DE SALTO: COMUNICADO SOBRE LA CASA DE LA REDENCIÓN


Comunicado a la comunidad católica diocesana:

Ante la confusión creada en torno al grupo llamado “Orden Gracia Misericordia” perteneciente a Fraternidad  – Federación Humanitaria Internacional, y con base en la llamada “Casa de Redención”, nos vemos en la necesidad de hacer las siguientes aclaraciones y recomendaciones:
  1. Este grupo que, al igual que en otros países, desde hace algún tiempo se ha instalado entre nosotros, pertenece a lo que ellos denominan  “Orden Gracia Misericordia” y tienen sede en “Casa de Redención”, en la zona de Paysandú lindera con Salto, en las cercanías del Río Daymán.  Esta Casa sería un “centro de cura planetaria”, parte de “una organización independiente, imparcial y neutra”. que intenta experimentar “nuevos patrones de conducta evolutiva”.  Se conciben a sí mismos como de “carácter filosófico –religioso- ecuménico, que no constituye ni sigue ninguna Religión”.
  2. Muchos de ellos llevan una vida de tipo monástica, dedicados “a la cura, a la instrucción, a la oración y al servicio”, vistiendo hábitos semejantes a los de algunas órdenes o congregaciones tradicionales. Hacen referencia a tres personas como fundadoras o mentores: José Trigueirinho Netto, Fray Artur y Madre Shimani (Elizabeth César), esta última responsable de las actividades en nuestro medio.
  3. Su “doctrina” se presenta, muchas veces, bajo formas religiosas afines a los de la Iglesia Católica, tales como la devoción a la Virgen (a quien llaman Mainhdra) y refiere a “mensajes y apariciones” suyas bajo el nombre de “Madre de la Divina Concepción de la Trinidad!. Practican el rezo de algo muy semejante a nuestro tradicional Rosario y mencionan palabras del Beato Juan Pablo II sobre el rezo del mismo. Apelan a la figura del Padre Pío (Murielh, para ellos) o a otros santos, quienes les transmitirían formas nuevas de oración. Refiriéndose a Jesucristo (Samana,  para ellos) o el Adán N° 11 en otra época, o el Maestro del Círculo, afirman que sería fruto de un proyecto de ingeniería genética llevado a cabo por extraterrestres que habrían sido enviados por las “Más Altas Jerarquías” y los “Monitores Siderales”, en una nave laboratorio de50 km. de diámetro.
  4. En su vocabulario caben igualmente conceptos tales como: la reencarnación, la Atlántida, karmas, los 9 de Andrómeda, mantras, extraterrestres e intraterrestres, transmigraciones, naves galácticas (la estrella de Belén sería una), etc… todos dentro de una cosmovisión a las que se accedería por algún tipo de intuición.
  5.  Es evidente que esta doctrina no tiene nada que ver con la auténtica Fe profesada por la Iglesia Católica. Resulta, por  tanto, muy extraño que integrantes de este grupo se hagan presentes en algunas Eucaristías, acercándose incluso a recibir la Comunión. Ésta, y otras conductas similares resultan abiertamente desconcertantes para los fieles de nuestras comunidades, pues daría la impresión que, para ellos, todo es igual, sin percibir, en apariencia, la profunda incompatibilidad existente entre dicha cosmovisión y la Fe católica.
  6. Por todo esto, queremos advertir y prevenir a todos los fieles católicos  sobre la total contraposición entre estas ideas  y el Credo de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, apoyado en la Verdad de las Sagradas Escrituras y la Tradición Viva de la Iglesia.  Su doctrina vacía totalmente la verdad y el sentido de la Redención lograda por Jesucristo, Hijo de Dios, mediante su Muerte y Resurrección. La actitud de este grupo y su comportamiento no encuadra con ningún genuino ecumenismo tal como se lo entiende entre las Iglesias cristianas. No negamos el derecho a la libertad de cultos como un derecho contenido en la Declaración de los Derechos Humanos y  nuestra Constitución. Con todo, nos preguntamos, en qué medida su modo de proceder no transgrede los códigos de veracidad y transparencia requeridos en una sana convivencia.
  7. Dado que los fieles católicos profesamos las verdades del Credo viviendo en comunión con el Obispo del lugar, quien es el vínculo visible con el Vicario de Cristo, hoy, Benedicto XVI, exhortamos,  a todos los fieles de la Iglesia diocesana a estar prevenidos y no dejarse confundir. Para acercarse a la comunión sacramental en la Misa, es necesario estar en un todo en comunión con la Fe de la Iglesia. Por lo mismo, no serán admitidos a la comunión sacramental los miembros de este grupo, a quienes invitamos a reconocer la Verdad del Evangelio sin confusión, porque “Dios no es un Dios de confusión sino de paz” (1 Corintios 14,33).

En este año de la Fe, al que nos convoca el Sucesor de Pedro, procuremos  ahondar en las riquezas que desde nuestro Bautismo el Señor nos ha regalado. “Que Cristo habite en sus corazones por la fe y sean arraigados y edificados en el amor. Así podrán comprender, con todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, ustedes podrán conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios” (Efesios 3, 17-19).
            En Salto, 8 de noviembre de 2012
Solemnidad de la Virgen de los Treinta y Tres,
Patrona del Uruguay

Pbro. Fernando Pigurina
Vicario General

jueves, 8 de noviembre de 2012


 El bloggero de Dios

"Dicen que el Estado no profesa religión alguna. Yo digo que ya va siendo hora de cambiar"
imagen
Fotos: Juan Manuel López
Por GERARDO TAGLIAFERRO 

Extracto de nota publicada en Montevideo.com, en la siguiente dirección se la puede leer íntegramente: 
http://www.montevideo.com.uy/notnoticias_178794_1.html 

¿Es común que un cura tenga un blog?

(Se ríe) Yo conozco varios. El blog se ha convertido en un medio de comunicación donde hay libertad para todo. Yo trato de aplicar las cosas más fundamentales: que los textos sean cortos, que tengan interés, actualidad...

 Dice que la religiosidad forma parte de la sustancia del hombre, pero vemos un fenómeno de disminución de la práctica religiosa y eso creo que es particularmente evidente en la Iglesia Católica, al menos en Uruguay. ¿A qué lo atribuye?

Benedicto XVI habla de que estamos en la época de la "dictadura del relativismo". O sea que yo interpreto a mi parecer, formando un credo tomado de distintas religiones. Eso creo que forma parte de la cultura en la que estamos. Por eso el 11 de octubre empieza el "año de la fe" en la Iglesia Católica, proclamado por Benedicto XVI, para que profundicemos en el contenido de la fe. Por eso se está haciendo una gran campaña para difundir el "Catecismo de la Iglesia", que lo promulgó Juan Pablo II hace veinte años. Porque es verdad que se va perdiendo la sustancia, los puntos de referencia.

¿No cree que la disminución de la religiosidad tiene que ver con el avance de la ciencia?

Entiendo que la ciencia puede mandar un aparato a Marte, lo que es extraordinario. Pero lo que la ciencia no puede explicar es qué pasa con el más allá. Lo que el hombre no puede evitar es preguntarse: ¿y después qué pasa? La religión responde a las inquietudes fundamentales del hombre que son: ¿para qué estoy en esta vida y qué hay después? Si hay algo después de esta vida y cómo alcanzarlo. La ciencia nunca puede contradecir la fe, son campos distintos. Cuanto más se sabe sobre algo científicamente, más admiración provoca el hecho de conocerlo y también el quién organizó todo esto. Las respuestas no son solo físicas, son metafísicas, van más allá de lo físico. Por eso la religión sigue teniendo lugar. Un tema distinto es el de la moral. No es tan importante la supuesta contradicción entre religión y ciencia, como el modo de vivir. Este es el punto clave. Según el último censo, aumentaron los divorcios 52,7%, disminuyeron los matrimonios... claro, esos son los temas. Hay mucho de: "yo organizo mi religión a mi manera".

¿Y qué cree que está indicando ese distanciamiento entre prácticas de la sociedad y enseñanzas de la religión?

Creo que está indicando que más que adaptarse la enseñanza de la Iglesia a los tiempos, es necesario que los tiempos se adapten a las enseñanzas de Cristo. Estamos viviendo un tiempo donde hay un gran supermercado de religiones a la carta, pero que no responden a lo que la persona es. ¿Es verdad o no que Jesucristo es Dios? Ese es el punto clave, hay que discutirlo. Me encantaría ir al Parlamento a discutir esto (se ríe). Desde el relativismo se me va a responder: depende. No, ¿cómo depende? ¿Es o no es?


¿Por qué la Iglesia condena la conducta homosexual?

La sagrada escritura es para la Iglesia Católica el punto de referencia. Desde el principio, en el Génesis, dice que Dios creó al hombre, al ser humano, varón y mujer. Y les dijo: "creced y multiplicaos". Y siguiendo la lectura queda claro que la homosexualidad no se admite para nada, Sodoma y Gomorra fueron destruidas. El plan original de Dios es hombre y mujer juntos, con vistas a crecer y multiplicarse.

Los sacerdotes no cumplen con el plan de Dios.

Los sacerdotes no cumplimos (se ríe). ¿Por qué la Iglesia Católica a los sacerdotes nos pide en el rito latino el celibato? Porque también hay sacerdotes católicos casados. En el rito latino, que es el que vivimos en Occidente, nos pide eso. Porque Jesucristo fue célibe y sus apóstoles también. Para reflejar mejor ese carácter de entrega total al plan de Dios y siguiendo lo que dice Jesús: "Todo el que deje padre, madre, hermanos, esposa, por mí y por mi nombre, recibirá el ciento por uno y la vida eterna". Esto no quiere decir que los sacerdotes seamos mejores por el celibato, lo importante no es el estado de vida en que uno está sino los hechos, las obras. Sacar adelante una familia es mucho más difícil que vivir en celibato, vamos a entendernos.

Una película de 1994, "Actos privados", planteaba la historia de un cura que es apartado de la Iglesia por homosexual, pero a la vez él mismo se entera de que un padre abusa de su hija y no puede hacer nada porque es secreto de confesión. Es decir: se sanciona una conducta privada, que no hace mal a nadie, y no se puede actuar frente a semejante agresión a una niña. ¿Qué haría usted con ese secreto de confesión?

Hablar, hablar y hablar. Muy fuerte y cariñosamente, comprendiendo todo, porque desde el momento en que una persona se va a confesar se entiende que hay un síntoma de arrepentimiento. A partir de allí poner todos los medios a revertir esa conducta, animándole a que vuelva a hablar, irlo llevando para tratar de ayudarlo, porque realmente es una situación terrible.

 Las denuncias que hubo en los últimos años sobre pedofilia en la Iglesia, ¿qué están indicando?

Son excepciones, leí hace un tiempo que es el 0,9% de los sacerdotes. Están hablando de que los sacerdotes también somos hombres y que estamos dentro de un ambiente cultural. Leí hace muy poco un artículo del periodista italiano Vittorio Messori donde él decía: "un momento, esto ha ocurrido y sigue ocurriendo en todos los ambientes". Bueno, que se manifieste también en los sacerdotes es gravísimo, pero forma parte de todo un clima. Benedicto XVI ha dado normas muy claras en el sentido de sacar a la luz los casos que hay y aplicar las sanciones correspondientes, retirando del sacerdocio a quien ha cometido una barbaridad de ese estilo.

Hace unos meses, en una entrevista al padre Mateo Méndez le preguntaba si sufría tentaciones y me contestó: "todos los días". Le hago la misma pregunta.

Bueno, gracias a Dios no he tenido ninguna metida de pata. Pero el sacerdote es un hombre como cualquiera. A un hombre casado le siguen gustando todas las mujeres, y si sirve la anécdota, un sacerdote español amigo mío, cuando le decían lo difícil que sería mantener el celibato, contestaba: "la diferencia entre tú, que estás casado, y yo, es solo una: para mí están prohibidas todas las mujeres, para ti todas menos una". Entonces, no magnifiquemos el asunto. Soy hombre, me gustan las mujeres, no tengo problema en decirlo, pero vivo en forma normal, sin hacer pavadas.

Pero la persona casada no tiene que reprimir su sexualidad, la vive. El sacerdote sí.

La virtud de la castidad es una gracia de Dios, que hay que pedir. Yo me ordené sacerdote a los 28 años, ya sabía lo que hacía, tenía conciencia clara de las reglas del juego, no me supone ningún esfuerzo represor conmigo mismo. El sacerdote tiene ayuda de Dios para ir adelante en su vida de todos los días. Yo soy un viejo de 67 años a esta altura (se ríe).
¿Qué es el demonio?

¿El demonio? (se ríe) Es un gran misterio, pero real. El demonio aparece en el libro del Génesis como tentador. Su gran tentación es ser igual a Dios. Lo que enseña la Iglesia es que es un ángel que fue creado bueno pero allí hubo una prueba en la cual se definió en contra de Dios. Tiene una inteligencia enormemente superior a la humana, capaz de crear grandes disturbios en las personas, en la sociedad, y parecería que está trabajando bien.

En "El evangelio según Jesucristo", Saramago plantea un diálogo final entre Dios, Jesucristo y el diablo, en el que éste le pide a Dios que lo acepte de nuevo. Y Dios le dice algo así como: "No, porque si tú dejás de existir, ¿qué sentido tengo yo?"

Sí, yo lo cambiaría: no puede ya volver a su lado porque la elección que hizo fue definitiva y para siempre. En ese sentido, la fantasía de Saramago le jugó un mal partido. No puedo imaginar que al final habrá un blanqueo general y que todo vale lo mismo. El demonio en un momento va a ser vencido, en el fin del mundo es lo que dice Jesucristo. Se trata en definitiva de ahogar el mal en abundancia de bien y para eso necesito la ayuda de Dios.
 
El padre Elizaga, célebre por sus exorcismos, dijo en una entrevista que le hice hace algunos años que "muchas personas que la ciencia manda a un psiquiatra se curarían con un exorcismo". ¿Está de acuerdo?

No tengo experiencia en exorcismos, el que sabe es él. Pero que hay endemoniados sí, eso cualquier sacerdote lo percibe. No hablo de endemoniados como en la película "El exorcista", pero sí de convivencia con el demonio, conviven con el demonio.

¿Por qué Dios hace milagros en algunas situaciones y no en otras?

Sí... es complejo eso. No tengo respuesta. Si supiéramos, seríamos Dios. En todo lo que se refiere a Dios hay que partir de un principio de humildad fundamental. Si Dios cupiera en mi cabeza o se adaptara a lo que yo puedo entender, entonces sería un Dios en el que yo no creería, porque sería a mi imagen y semejanza. Y soy yo el que fui creado a su imagen y semejanza, con una gran diferencia: él es Dios.

¿Tiene ganado el paraíso?

(Se ríe) Eso no lo sabré hasta el último instante. Hay que ganar la medalla de oro y hay que correr con todo. No lo puede decir nadie, hasta el último momento tengo la posibilidad de equivocarme, de hacer un disparate, de no ser fiel a Dios. Nadie está asegurado y todos somos capaces de grandes equivocaciones y de grandes heroísmos también.



Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López

MONS. JOSÉ IGNACIO MUNILLA: LA HERIDA DEL PANSEXUALISMO



Una segunda característica de nuestro tiempo y de nuestra cultura es el fenómeno del pansexualismo o del hipererotismo ambiental que invade prácticamente todos los ámbitos y  espacios. Parece como si viviéramos una ‘alerta sexual’ permanente, que condiciona lo más cotidiano de la vida. El bombardeo de erotismo es tal que facilita las adicciones y conductas compulsivas, provoca innumerables desequilibrios y la falta de dominio de la propia voluntad, hasta el punto de hacernos incapaces para la donación. Es obvio que la fe y la religiosidad se ven seriamente comprometidas, en la medida en que jóvenes y adultos no sean capaces de mantener una capacidad crítica ante una visión fragmentada y desintegrada de la afectividad, la sexualidad y el amor. 

No es nada fácil vivir en coherencia los valores evangélicos en medio de una cultura  dominada por el materialismo y el hipererotismo. Es más, ocurre que como hay muchos jóvenes  que han nacido y crecido en este contexto cultural pansexualista, llegan a percibirlo como normal.  Es lo que le ocurre a quien ha nacido y vivido a seis mil metros de altura: se ha acostumbrado a esa  presión atmosférica. Pero aunque él no lo perciba subjetivamente, la presión atmosférica en la que vive, afecta objetivamente a su organismo y a su salud.

Por ello, para poder percibir la herida afectiva de nuestra generación, es necesario partir de  un profundo conocimiento antropológico y teológico de la vocación al amor que todos hemos recibido y llevamos grabada en lo más hondo de nuestro corazón. Para ello os invito a leer los diversos documentos del Magisterio de la Iglesia; el más reciente de ellos, publicado por la CEE, se  titula “La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y  la legislación familiar” (2012).

La Iglesia no se cansa de predicar que el origen del amor no se encuentra en el hombre, ya que la fuente originaria del amor es el misterio de Dios mismo, que se revela y sale al encuentro del hombre. A partir de ese amor originario entendemos que cada uno de nosotros hemos sido  creados para amar, y que el amor humano es una respuesta al amor divino. Aprender a amar  consiste, en primer lugar, en recibir el amor, en acogerlo, en experimentarlo y hacerlo propio. 

Creer en el amor divino es vivir con la esperanza de la victoria del amor. Al mismo tiempo, la Iglesia enseña que la verdad del amor está inscrita en el lenguaje de nuestro cuerpo. En efecto, el  hombre es espíritu y materia, alma y cuerpo; en una unión sustancial, de forma que el sexo no es  una especie de prótesis en la persona, sino que pertenece a su núcleo más íntimo. Es la persona  misma la que siente y se expresa a través de la sexualidad, de forma que jugar con el sexo, es jugar  con la propia personalidad.

En consecuencia, la Iglesia no se ha limitado a predicar la belleza teológica de la vocación al  amor, sino que también ha realizado una denuncia profética de las graves deformaciones que se  han producido en torno a la llamada ‘revolución sexual’ de “Mayo del 68”. Es especialmente  interesante, en lo que a este punto se refiere, la Instrucción Pastoral de la CEE, que lleva el título  de  “La familia, santuario de la vida, esperanza de la sociedad” (2001). En nuestra cultura se ha  perdido en buena parte el sentido y el valor de la sexualidad. ¿Cómo ha ocurrido esto? El  documento lo describe de la siguiente forma:

En primer lugar se produjo un ‘divorcio’ entre sexo y procreación: La difusión de la  anticoncepción fue determinante para provocar este —digamos— ‘divorcio’ entre sexo y  procreación. En muy poco espacio de tiempo, la utilización masiva de los anticonceptivos terminó  por cambiar la mentalidad de la sociedad frente a la sexualidad. La relación sexual ya no significa  abrir la puerta a la vida. Se banaliza el gesto sexual, pasando a ser un gesto sin densidad y sin  trascendencia, incluso llegando a convertirse en una mera diversión, un juego. Más aún, con el  tiempo, ni la relación sexual se identifica con la vida, ni tampoco la vida se identifica necesariamente  con la relación sexual. La ‘fecundación in vitro’ es la que termina de completar el  desgaje entre sexo y procreación. 

Después vino el ‘divorcio’ entre amor y matrimonio: De la mano del primer ‘divorcio’ entre sexo y procreación, vino el segundo ‘divorcio’ entre amor y matrimonio. Se argumentó  diciendo que el amor es una realidad demasiado hermosa y grande como para encerrarla en el  estrecho marco de la normativa jurídica. El “Mayo del 68” llama ‘fríos papeles grises’ a ese  contexto legal que no hace otra cosa que proteger a los débiles: a la madre y sobre todo, al niño.  Sin embargo, la mentalidad liberal-anárquica de “Mayo del 68” llega a presentar el matrimonio  como la tumba del amor. ¿Por qué iba a ser necesario un contrato jurídico para vivir un encuentro sexual cuando dos se aman?

Finalmente se produjo un tercer ‘divorcio’ entre sexo y amor: Merece la pena detenerse un poco para percibir el cambio tan enorme que ha dado la sociedad española en no mucho tiempo. En el momento presente la gran mayoría de las parejas conviven antes del matrimonio. Y también, cada vez son más numerosas las que conviven sin necesidad de casarse nunca. La mera convivencia ha llegado a ser una forma práctica de ahorrarse los trámites del divorcio. Pero claro, con el paso del tiempo el divorcio entre amor y matrimonio, ha terminado derivando en el divorcio entre sexo y amor. Parafraseando un título cinematográfico: “¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?”.

Cuando yo era joven —¡que conste que no hace tanto tiempo!— en lo que entonces era la  reivindicación liberal de nuestra generación, se clamaba contra la moral católica, por su pretensión  de retardar la relación sexual hasta después del matrimonio. El grito de guerra era: “¡Si se quieren, si su amor es sincero, ¿por qué tienen que esperar a casarse?!”.Pero, fijaos bien, que ahora hemos pasado del “si se quieren” al “aquí te pillo, aquí te mato”, como una vivencia generalizada  en las relaciones sexuales entre los jóvenes, y no tan jóvenes… La sexualidad ha dejado de ser la expresión de la entrega total de dos personas que se aman, para pasar a ser un instrumento de diversión, e incluso, un instrumento para hacerse daño el uno al otro. Esto último, lo de utilizar el sexo para vengarse o hacerse daño, es muy frecuente: “si él ha jugado conmigo, yo también sabré jugar con otros. No voy a volver a sufrir de esta manera, no me volverán a hacer daño. Simplemente me divertiré con ellos”.

En resumen, la concatenación de ‘divorcios’ o ‘rupturas’ en la antropología del amor, ha llevado a que el amor deje de informar la sexualidad desde dentro. El sexo tendría sentido por sí mismo, dejando ya de ser un vehículo del afecto y del amor. Esta ruptura entre el lenguaje sexual del cuerpo y el amor, es una distorsión que incapacita claramente para la fidelidad. Toda esta deriva concluye en una gran dificultad psicológica y moral para vivir la vocación al amor en fidelidad, que —no lo dudemos— es lo único que puede hacernos felices. 

Tenemos que reseñar todavía una dificultad añadida: Según el Ministerio de Salud Pública, la edad de comienzo en el consumo del alcohol son los 13 años. Es  obvio que el consumo del alcohol está directamente vinculado a eso que se llama ‘el rollo’, ‘pillar cacho’. El recurso al alcohol suele conllevar la anulación del sentido del pudor, y la desinhibición de los principios morales.

Pero es que además, la infidelidad no sólo impide establecer relaciones de amor duraderas, sino que va más allá, ¡impide construir la propia personalidad! La cultura del ‘rollo’ termina provocando una crisis muy grave, porque llega a sembrar la idea de que la libertad se identifica con no comprometerse; es decir: la fidelidad implicaría esclavitud, mientras que la infidelidad  implicaría libertad.

Pues bien, volvemos a preguntarnos en esta “segunda herida”, como hicimos en la primera del narcisismo: ¿En qué deberíamos incidir especialmente en este momento en el que queremos dirigir la Nueva Evangelización a los jóvenes, de forma que podamos ayudar en la sanación de la herida del pansexualismo o de la impureza, y contribuyamos a hacer posible la vivencia gozosa de  la castidad en el seguimiento de Cristo?