jueves, 28 de octubre de 2010

DIÁCONO JORGE NOVOA: VIVAN LA PALABRA QUE HAN ESCUCHADO...

El tema central del último Encuentros con Jesús, se inspiró en la invitación del apóstol Santiago a obrar la Palabra que hemos escuchado (Sant 1,22). Puedes escuchar al predicación del Encuentro realizado en la Capilla María Reina de la Paz, el pasado 23 de octubre por el diácono Jorge Novoa.


MONSEÑOR HÉCTOR AGUER: UNA MODA QUE ATENTA CONTRA NUESTRAS TRADICIONES

Desde hace varios años se ha tomado la costumbre, en muchos ambientes, de celebrar Halloween y tengo la impresión de que quienes adoptan esta moda no saben bien de qué se trata. Para remontarnos a los orígenes hay que decir que en la antigüedad era la celebración del Año Nuevo Celta. Se la ubica en Gran Bretaña e Irlanda, en épocas antiquísimas.Se pensaba que en la noche del 31 de octubre al 1º de noviembre el espíritu de los muertos regresaba a su casa a visitar a sus hogares y que, además, esa noche vagaban diablos de toda especie, hadas, duendes, brujas y toda clase de espíritus extraños.Era una celebración ligada al ritmo de la naturaleza, que tenía que ver con el término del verano y con los cambios propios de la cultura agropecuaria.

Luego, con el tiempo, se fue perdiendo el sentido religioso-pagano y, en épocas cristianas, esas observancias se mezclaron con los ritos católicos. En la Edad Media ha habido muchos sincretismos, análogos a los que hoy todavía encontramos en algunos sectores de América Latina o de África. Lo cierto es que los irlandeses que emigraron a Estados Unidos, en la segunda mitad del Siglo XIX, llevaron esta antigua celebración y allí, en América del Norte, tomó características diversas: invadir casas para romper ventanas, reclamar la entrega de regalos y, muchas veces, quedó convertida simplemente en una diversión para los niños que se disfrazaban e iban pidiendo golosinas.

Como en este mundo globalizado las modas se estandarizan y cruzan rápidamente los continentes, desde hace unos años tenemos aquí que también entre nosotros se festeja Halloween. Me extraña comprobar que hasta en jardines de infantes de escuelas católicas encontramos este festejo, y me pregunto ¿qué sentido tiene? Recuerdo muy bien que cuando era niño la celebración de Todos los Santos –el 1º de noviembre- y la conmemoración de los Fieles Difuntos el día siguiente, tenían un arraigo cultural consistente. Eran días feriados y, por ejemplo, la visita al cementerio era un gesto de piedad arraigado en una larga tradición católica.

Entonces, habría que pensar muy bien qué sentido tiene que incorporemos estos hechos culturales cuyo significado originario se ha perdido, y que se mezclan indebidamente y, de algún modo, desplazan las celebraciones cristianas que corresponde observar en estos días. Habría que recuperar, por ejemplo, el sentido que tiene en lo religioso, catequístico y cultural la solemnidad de Todos los Santos, que nos recuerda nuestra comunión con la patria celestial. Ese dogma fundamental de nuestra fe que profesamos en el Credo cuando decimos “creo en la comunión de los santos” y que nos muestra también la dimensión inmensa de la Iglesia, que no se agota en este mundo peregrino sino que incorpora también a los santos del cielo y a las almas del Purgatorio.Debiéramos recuperar la antiquísima Novena de Ánimas, preparando la celebración del 2 de noviembre; recordar la indulgencia plenaria por los difuntos; recuperar el sentido de la visita al cementerio como un gesto religioso y profundamente humano, e incluso habría que ir elaborando nuevas proyecciones culturales de estas verdades cristianas. No tenemos que darnos por vencidos y, además, es preciso criticar con toda claridad, serenamente, estas observancias extravagantes, completamente ajenas a la fe católica de nuestro pueblo y a nuestra tradición cultural.

martes, 26 de octubre de 2010

DAMIÁN SANTIAGO BITAR NUEVO OBISPO DE LA DIÓCESIS DE OBERÁ

Buenos Aires, 26 oct. 2010 (AICA): El Santo Padre, Benedicto XVI, nombró obispo de Oberá (Misiones) a monseñor Damián Santiago Bitar, de 47 años, actualmente obispo auxiliar de San Justo. La diócesis de Oberá había quedado vacante el 17 de mayo de 2010, por la muerte, en un accidente carretero, de monseñor Víctor Selvino Arenhardt, primer obispo de la flamante diócesis misionera. La información del nombramiento fue dada esta mañana por el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, a través de la agencia AICA, en simultáneo con la publicación en Roma. Actualmente la diócesis de Oberá está gobernada pastoralmente por el arzobispo de Corrientes y metropolitano de Oberá, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, en carácter de Administrador Apostólico, cargo en el que continuará hasta la asunción del nuevo obispo.

EL PAPA NOMBRÓ UN NUEVO OBISPO PARA LA DIÓCESIS DE OBERÁ
Buenos Aires, 26 oct. 2010 (AICA): El Santo Padre, Benedicto XVI, nombró obispo de la diócesis de Oberá, en la provincia de Misiones, a monseñor Damián Santiago Bitar, de 47 años, actualmente obispo auxiliar de San Justo. La diócesis de Oberá había quedado vacante el 17 de mayo de 2010, por la muerte, en un accidente carretero, de monseñor Víctor Selvino Arenhardt, primer obispo de la flamante diócesis misionera.

La información del nombramiento fue dada esta mañana por el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, a través de la agencia AICA, en simultáneo con la publicación en Roma.

Actualmente la diócesis de Oberá está gobernada pastoralmente por el arzobispo de Corrientes y metropolitano de Oberá, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, en carácter de Administrador Apostólico, quien continuará hasta la asunción del nuevo obispo.

Mons. Damián Santiago Bitar, obispo electo de Oberá

Nació el 12 de febrero de 1963 en la localidad de Arroyo Cabral, en los alrededores de Villa María, provincia de Córdoba. Allí cursó sus estudios primarios en la escuela Dr. Dalmacio Vélez Sarsfield y los secundarios en el Instituto Comercial “San José” (parroquial). Es el cuarto de cinco hermanos.

En 1981 ingresó en el Seminario Mayor de Córdoba “Nuestra Señora de Loreto”. Fue ordenado presbítero el 13 de diciembre de 1987, por el entonces obispo de Villa María, monseñor Alfredo Guillermo Disandro.

Durante sus 21 años de ministerio sacerdotal en la diócesis de Villa María, fue párroco de Nuestra Señora de Lourdes y de la Sagrada Familia, ambas en la ciudad de Villa María; del Sagrado Corazón de Jesús, en la localidad de Monte Buey, y administrador parroquial del Inmaculado Corazón de María, de Pozo del Molle, y de Santa Teresa de Jesús.

SANDRO MAGISTER: VEINTICUATRO NUEVOS CARDENALES A LA MEDIDA DEL PAPA


ROMA, 22 de octubre de 2010 – En la vigilia del domingo de Cristo Rey, al final del año litúrgico, la Iglesia Católica tendrá 24 nuevos cardenales. Benedicto XVI ha anunciado los nombres al término de la audiencia general del miércoles 20 de octubre, en la plaza San Pedro.

Se trata de nombramientos en gran medida previstos, algunos prácticamente obligados, como lo ha mostrado en "Avvenire", el diario de los obispos italianos, uno de los más agudos analistas de temas vaticanos, Gianni Cardinale, en dos comentarios reproducidos más abajo. Pero en algunos de los nombramientos anunciados aparecen también rasgos originales, propios del actual pontífice.

El primero es la voluntad de Benedicto XVI de mantener el número de cardenales electores, los que tienen derecho de voto en un cónclave, bajo el techo de 120, lo que en consecuencia restringe el número de pretendientes y beneficiarios de la púrpura cardenalicia. Por ejemplo, ha caído en desuso la práctica de elevar al cardenalato a los nuncios de las sedes más prestigiosas: París, Viena. Lisboa, Madrid, Berlín y Washington.

Un segundo rasgo típico del actual pontífice es la regla de no hacer cardenal al arzobispo de una diócesis cuyo predecesor esté vivo y tenga menos de 80 años. Esta regla no escrita ha sido adoptada por primera vez en el consistorio del año 2007, con una sola excepción relativa al arzobispo de Génova, Angelo Bagnasco, condecorado con la púrpura a pesar que su predecesor, Tarcisio Bertone, convertido en secretario de Estado, tenía en ese momento 73 años. Esta vez, no hay ni ha habido. Así, en lo que se refiere a Italia, se han quedado sin la púrpura los arzobispos de Florencia, Giuseppe Betori, y de Turín, Cesare Nosiglia, dos ciudades que junto a Milán, Venecia, Bologna, Génova, Nápoles y Palermo (más Roma con el vicario del Papa) son por tradición guiadas por cardenales.

Un tercer elemento novedoso del próximo consistorio, que no tiene precedentes, es la promoción a cardenales no de arzobispos a cargo de sus respectivas diócesis, sino de sus predecesores "eméritos". Ha acontecido esto con los arzobispos retirados de Quito y de Lusaka.

Por último, seguramente Benedicto XVI en persona ha elegido a cuatro nuevos cardenales con más de 80 años, nombrados "ad honorem".La prohibición de votar en el cónclave a los que superan los ochenta años fue de Pablo VI, en 1970. Pero en tres consistorios consecutivos ese Papa no hizo cardenal a nadie con más de 80 años. Los primeros nombramientos de este tipo fueron de Juan Pablo II en 1983, cuando recibió la púrpura el teólogo jesuita Henri De Lubac. El papa Karol Wojtyla creó en total veintidós cardenales de más de 80 años. Benedicto XVI ya ha creado doce.Uno de los cuatro nuevos cardenales "ad honorem" del próximo consistorio será Domenico Bartolucci, de 93 años magníficamente llevados, ex director "perpetuo" del coro de la Capilla Sixtina que acompaña las liturgias del Papa.

La púrpura que Benedicto XVI le conferirá suena como una clamorosa rehabilitación de este grandísimo maestro de la música litúrgica gregoriana y polifónica, traicioneramente echado de la dirección de la Sixtina en 1997 por los responsables de las ceremonias pontificias de la época.Es un pecado que desde entonces, sin él, el coro de la Sixtina haya decaído a niveles miserables. Ni permite esperar un digno renacimiento el nombramiento como director, pocos años atrás, del salesiano don Massimo Palombella, pupilo del cardenal Secretario de Estado. El lunes próximo, 25 de octubre, en la sala académica del Pontificio Instituto de Música Sacra en la plaza San Agustín, en Roma, el maestro Bartolucci recibirá también un reconocimiento honorífico por parte de la Fundación pro Musica e Arte Sacra, junto al hermano de Benedicto XVI, Georg Ratzinger, otro gran cultor de la música litúrgica.Será como si la púrpura dada al primero honrará también al segundo. Idea no del todo peregrina, si se recuerda que León XIII, en su primer consistorio de 1879, creó cardenal a su propio hermano Giuseppe Pecci, jesuita y vice bibliotecario de la Santa Iglesia Romana.

MEDJUGORJE: 25 DE OCTUBRE 2010


“¡Queridos hijos! Que este tiempo sea para ustedes tiempo de oración. Mi invitación quiere ser para ustedes, hijitos, una invitación para que se decidan a seguir el camino de la conversión, por eso oren y pidan la intercesión de todos los Santos. Que ellos sean para ustedes ejemplo, estímulo y alegría hacia la vida eterna. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

Message 25 October 2010

“Dear children! May this time be a time of prayer for you. My call, little children, desires to be for you a call to decide to follow the way of conversion; therefore, pray and seek the intercession of all the saints. May they be for you an example, an incentive and a joy towards eternal life. Thank you for having responded to my call.”

lunes, 25 de octubre de 2010

MONSEÑOR NICOLÁS COTUGNO: CARTA SOBRE LA SITUACIÓN DEL CÍRCULO CATÓLICO

FUENTE: NOTICIERO ORIENTAL 23/10/2010

A continuación se reproduce íntegra la carta del arzobispo de Montevideo:

"En los últimos meses se han suscitado dificultades con la dirección de la Mutualista Círculo Católico de Obreros. Hasta ahora hemos mantenido la mayor discreción posible sobre el tema, intentando que funcionaran los normales canales de diálogo que deben existir entre los miembros de la Iglesia.

Pero llegado este punto donde, debidamente asesorados, hemos tenido que tomar decisiones, tan firmes como dolorosas para el corazón de un pastor, y habiendo recibido un número importante de solicitudes de presbíteros que pedían ser informados sobre el tema, es que me comunico con ustedes, para expresarles de modo sucinto, y sin la intención de hacer juicios de valor sobre persona alguna, lo que ha sucedido. A comienzos del mes de agosto tuve conocimiento por los medios de comunicación social que el Círculo Católico había manifestado su total aceptación para implementar la Ley 18.426 que pide la obligatoria distribución de toda clase de métodos contraceptivos, inclusive los de carácter abortivo.

Inmediatamente, de acuerdo a mi responsabilidad consignada en el Art. 105 de los Estatutos: "todo proyecto de reforma deberá ser puesto a consideración de la Arquidiócesis de Montevideo, la cual podrá formular las observaciones y recomendaciones que estime convenientes. Si las observaciones referidas aludieran a temas doctrinales, éticos o fines de la Institución, deberán ser necesariamente respetadas", me puse en contacto con el Presidente de la Mutualista, ya que esto va en contra de sus principios y de su identidad católica.

Se me aseguró que eso no respondía a la realidad, y solicité entonces que se hiciera una rectificación pública de esa noticia, como correspondía en estas circunstancias.
Al día siguiente comenzaron a llegar numerosos mensajes al Arzobispado, incluso desde el exterior, enviados por católicos que pedían que una institución católica no se manifestara así contra la vida. Insistí con el Directorio para que se emitiera un comunicado dejando en claro la situación, y el error en la información.

Frente a esto el Directorio se llamó a silencio hasta el regreso de su presidente que había partido al exterior y no regresaría hasta fin de mes. También recibí el apoyo de mis hermanos Obispos, a quienes manifesté la conveniencia de una reunión extraordinaria de la Conferencia Episcopal. El día 2 de setiembre nos reunimos para tratar entre todos esta situación, y las consecuencias que traería para las policlínicas parroquiales en todo el país la implementación de esta ley.
También se invitó al presidente del Círculo Católico quien manifestó ante todos los Obispos, (yo no estaba porque el Presidente de la República me había invitado justamente en esa hora a encontrarme con él para hablar sobre el mismo tema en su chacra de Rincón del Cerro), que no se implementaría esta reglamentación en dicha institución.

A fines de setiembre, sabiendo que estaba por aprobarse el decreto de implementación de la Ley 18.426, me encontré de nuevo con el Presidente del Círculo Católico para dialogar el tema, quien volvió a reiterar que la Institución estaba buscando la forma para no incurrir en esta situación. Le insistí sobre la necesidad de la unidad en la Iglesia, y de salvaguardar la identidad Católica de la Mutualista, con más de 125 años de trayectoria.

A los dos días de mantenido este diálogo se llevó a cabo una reunión de la Asamblea Representativa. Ésta fue convocada sin seguir los procedimientos requeridos por los Estatutos (ni yo como Presidente Honorario del Círculo fui debidamente informado: ni el Asesor Pastoral del mismo, integrante de derecho del Directorio y de la Asamblea Representativa fue debidamente convocado). Allí el presidente de la Institución propuso la derogación de todos los artículos de los Estatutos del Círculo Católico de Obreros donde se hace referencia al Asesor Pastoral y al Arzobispo de Montevideo, quitando todo lo relacionado al Magisterio de la Iglesia.

Frente a esta situación, luego de buscar los debidos asesoramientos jurídicos, ante la grave violación de los Estatutos vigentes, y basándome en ellos, impugné dicha Asamblea, y solicité al Ministerio de Educación y Cultura la intervención del Círculo Católico y la remoción urgente del Presidente y del Directorio del mismo.

En esta situación nos encontramos ahora, esperando una resolución del Ministerio que ayude a encauzar el Círculo Católico por las sendas que nunca debió abandonar. Lamento desde lo más profundo de mi corazón que se haya llegado a esta incomprensible anomalía que no le hace bien a nadie, sobre todo en este momento en que la MISIÓN EN MONTEVIDEO nos pide que estemos unidos como discípulos misioneros de Jesús el Señor para que el mundo tenga Vida.

Quiero dejar en claro también mi profundo respeto y agradecimiento a los médicos y funcionarios del Círculo Católico que nos atienden siempre con dedicación y esmero.

Los invito a elevar al Señor nuestras plegarias, para que por la intercesión de la Virgen de los Treinta y Tres, podamos todos juntos potenciar la identidad católica de nuestro Círculo y los valores para los que fue fundada por los ilustres predecesores de nuestra Iglesia, teniendo presente lo que dice San Agustín: donde está el Obispo allí está la Iglesia, donde está la
Iglesia allí está Cristo, donde está Cristo allí está Dios.

Unidos en Cristo Jesús, el Señor Resucitado, los bendigo de todo corazón.
Nicolás Cotugno, sdb, Arzobispo de Montevideo".

jueves, 21 de octubre de 2010

CARTA DE JAIME FUENTES OBISPO ELECTO DE MINAS

Muy queridos fieles de la Iglesia que vive en la diócesis de Minas:

Hoy se ha hecho público que el Santo Padre, Benedicto XVI, me ha encomendado ser Pastor de esa preciosa porción de la Iglesia Católica. Desde que lo supe empecé a encomendarme y a encomendarlos a todos a la Santísima Virgen, la Inmaculada del Verdún. ¿En qué mejores manos podremos estar que en las de nuestra Madre?


Por una coincidencia no buscada, el anuncio de mi nombramiento se ha hecho cuando se cumple un nuevo aniversario de aquel inolvidable 16 de octubre de 1978, en que fue elegido el gran papa Juan Pablo II. Recuerdo, haciéndolas muy mías, sus primeras palabras: dijo que había sentido miedo al recibir la designación, pero que la había aceptado “con espíritu de obediencia a Nuestro Señor Jesucristo y con confianza plena en su Madre María Santísima”. Minas está amparada por el manto celeste de Nuestra Señora y yo también quiero cobijarme en él.


Espero ir muy pronto a conocerlos y escucharlos. El 19 de abril pasado fue la última vez que estuve en la diócesis, celebrando en el Verdún el 50º aniversario de su creación y la erección del Santuario. Entonces no podía pensar que seis meses más tarde estaría escribiendo esta carta. Los caminos de Dios no son, sin duda, nuestros caminos.

Quisiera agradecerle especialmente a Monseñor Rodolfo Wirz, con quien compartimos una amistad que se remonta a nuestros estudios liceales, la abnegación con que, durante este tiempo de sede vacante, ha desempeñado el cargo de Administrador Apostólico de la diócesis: que el Señor premie su esfuerzo con muchas bendiciones.

En esta semana que comienza estaré en Argentina haciendo un retiro, como preparación para la ordenación episcopal. Les ruego que recen por mí. De modo especial lo pido a cada uno de mis hermanos sacerdotes, con quienes me siento íntimamente unido.

A los enfermos, en primer lugar, y a todos, les envío una bendición llena de afecto en el Señor,

Jaime Fuentes
Obispo electo de Minas

miércoles, 20 de octubre de 2010

ENCUENTROS CON JESÚS- 23 DE OCTUBRE

El próximo sábado 23 de octubre tendremos una nuevo “Encuentros con Jesús”,cada mes nos hacemos un tiempo para orar y adorar, abrir el corazón y escuchar a Dios que nos habla. Estamos inmersos en un mundo complejo, en el que reinan la indiferencia, el materialismo y una visión del hombre que niega su dimensión trascendente.

Hoy la voz de Jesús resuena en nuestras casa y plazas, grita sobre nuestras sorderas y cegueras, para liberarnos de las esclavitudes que nos impiden vivir plenamente. ¡Ojalá hoy escuches la voz del Señor, no endurezcas el corazón...!

"Pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen solamente con oírla, pues se engañarían a sí mismos..." Sant 1,22

CAPILLA MARÍA REINA DE LA PAZ
15.30 hs

Santo Rosario
Enseñanza (Diác. Jorge Novoa)
Paseo con el Santísimo.
Santa Misa (Pbro G. Estevez)
Oración con imposición de manos.

martes, 19 de octubre de 2010

MONSEÑOR HÉCTOR AGUER: DISCÍPULOS MISIONEROS

Hoy quiero retomar dos líneas del Documento de Aparecida. Recuerden ustedes que se trata de aquel texto que recoge las conclusiones de la Vª Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe que se celebró en Brasil, hace poco más de dos años.

Me parece que son las dos líneas esenciales, que es bueno retomar periódicamente para que no caigan en el olvido.La primera es que en ese Documento se perfila la identidad de los católicos con esta fórmula tan bella: cada uno es, y debe ser, un discípulo misionero de Jesucristo. La segunda es el impulso misional que esa Conferencia quiso dar a la Iglesia y que se registra en el Documento con la propuesta final de una misión continental.

Estas dos temáticas están fuertemente ligadas entre sí. Tomemos el tema de la misión. No se trata solamente de organizar misiones, como se realizan en parroquias o en capillas, en distintas regiones de una diócesis, sino que se trata, ante todo, de otorgar a la actividad pastoral ordinaria de la Iglesia un estilo y un aliento misionero.

Todo tendría que ser enfocado desde allí, sin perjuicio de que en determinados momentos y en determinados lugares se realicen misiones específicas. Existe una pedagogía y una metodología tradicional de misiones populares que es preciso retomar siempre como se viene haciendo. Es importante destacar que la Iglesia se reconoce como misionera. No es una novedad. Lo ha sido siempre. En el fondo, el impulso misionero que queremos dar hoy a las comunidades cristianas entronca con el envío primero, originario, de Jesús.

La idea del cristiano como discípulo misionero viene de aquel envío de los Apóstoles, antes de la Ascensión, cuando el Señor les dice: vayan por todo el mundo y hagan que todos los pueblos sean discípulos míos. Eso no lo puede hacer un misionero si no es, ante todo, un discípulo.

Vayamos entonces al otro tema. El Documento de Aparecida no ha separado discípulo por un lado y misionero por el otro. Uno puede ser un discípulo pero no tener conciencia de que el discipulado exige compartir el don recibido y el don recibido es la persona de Jesús, la gracia de la Salvación, el pertenecer a la Iglesia, el vivir como hijos de Dios. El Documento ha querido unir esos dos términos. Todo discípulo es misionero. Tampoco nadie puede ser misionero sino es un seguidor de Jesús. El discípulo es el que va detrás del Maestro, el que lo ha tomado a Jesús como Maestro, aprende de Él y vive en comunión con Él.

No es posible que la Iglesia actualice continuamente su vocación misionera si cada uno de sus miembros no se reconoce a sí mismo como discípulo misionero, si no profundiza lo que significa el discipulado y si no se prepara para la misión.

Esta participación en la misión total de la Iglesia puede tener características muy distintas. Muchos, a partir de su carácter de miembros de un movimiento de formación o de apostolado o de su participación en un grupo misionero en la parroquia; otros con su permanencia en la vida de la Iglesia a través del culto dominical u otra participación, pero tiene que saber que en su familia, en su barrio, en las distintas actividades que lo implican en el orden temporal, tiene que compartir el don de la fe que ha recibido y debe hacerse, de algún modo, misionero.

Ahora, desde el punto de vista sistemático, si queremos hablar de una organización pastoral, no es posible que la Iglesia, hoy día, relance fuertemente la misión, en el contexto cultural tan complicado del mundo actual, si no forma discípulos misioneros. Y esta idea de que cada cristiano es un discípulo misionero es algo que va a costar mucho encarnar en la realidad concreta de la vida de la gente.

En muchas parroquias y comunidades cristianas existe todavía un dinamismo que retiene a sus miembros en la propia vida interna, en la que reciben la atención religiosa que necesitan; mucha gente se refiere centrípetamente al centro parroquial. Hay que ir complementando ese movimiento con un impulso centrífugo; la comunidad cristiana no espera que la gente se acerque para solicitar un servicio religioso, sacramental, sino que sale en busca de los alejados, de los indiferentes. Cada parroquia, cada comunidad cristiana debe comprenderse a sí misma como un centro misionero.

¿Pero qué es lo que va a misionar? ¿De dónde va a misionar? Lo hará de la abundancia de vida, de la abundancia de su discipulado.Estas son nociones catequísticas y espirituales básicas, si ustedes quieren, pero es preciso recordarlas siempre y pensar mucho en ellas.

Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata

BENEDICTO XVI: CARTA A LOS SEMINARISTAS

Queridos seminaristas:

En diciembre de 1944, cuando me llamaron al servicio militar, el comandante de la compañía nos preguntó a cada uno qué queríamos ser en el futuro. Respondí que quería ser sacerdote católico. El subteniente replicó: Entonces tiene usted que buscarse otra cosa. En la nueva Alemania ya no hay necesidad de curas. Yo sabía que esta "nueva Alemania" estaba llegando a su fin y, que después de las devastaciones tan enormes que aquella locura había traído al País, habría más que nunca necesidad de sacerdotes. Hoy la situación es completamente distinta. Pero también ahora hay mucha gente que, de una u otra forma, piensa que el sacerdocio católico no es una "profesión" con futuro, sino que pertenece más bien al pasado.

Vosotros, queridos amigos, habéis decidido entrar en el seminario y, por tanto, os habéis puesto en camino hacia el ministerio sacerdotal en la Iglesia católica, en contra de estas objeciones y opiniones. Habéis hecho bien. Porque los hombres, también en la época del dominio tecnológico del mundo y de la globalización, seguirán teniendo necesidad de Dios, del Dios manifestado en Jesucristo y que nos reúne en la Iglesia universal, para aprender con Él y por medio de Él la vida verdadera, y tener presentes y operativos los criterios de una humanidad verdadera.

Donde el hombre ya no percibe a Dios, la vida se queda vacía; todo es insuficiente. El hombre busca después refugio en el alcohol o en la violencia, que cada vez amenaza más a la juventud. Dios está vivo. Nos ha creado y, por tanto, nos conoce a todos. Es tan grande que tiene tiempo para nuestras pequeñas cosas: "Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados". Dios está vivo, y necesita hombres que vivan para Él y que lo lleven a los demás. Sí, tiene sentido ser sacerdote: el mundo, mientras exista, necesita sacerdotes y pastores, hoy, mañana y siempre.

El seminario es una comunidad en camino hacia el servicio sacerdotal. Con esto, ya he dicho algo muy importante: no se llega a ser sacerdote solo. Hace falta la "comunidad de discípulos", el grupo de los que quieren servir a la Iglesia de todos. Con esta carta quisiera poner de relieve -mirando también hacia atrás, a mis días en el seminario- algunos elementos importantes para estos años en los que os encontráis en camino.

1. Quien quiera ser sacerdote debe ser sobre todo un "hombre de Dios", como lo describe san Pablo (1 Tm 6,11). Para nosotros, Dios no es una hipótesis lejana, no es un desconocido que se ha retirado después del "big bang". Dios se ha manifestado en Jesucristo. En el rostro de Jesucristo vemos el rostro de Dios. En sus palabras escuchamos al mismo Dios que nos habla. Por eso, lo más importante en el camino hacia el sacerdocio, y durante toda la vida sacerdotal, es la relación personal con Dios en Jesucristo. El sacerdote no es el administrador de una asociación, que intenta mantenerla e incrementar el número de sus miembros. Es el mensajero de Dios entre los hombres. Quiere llevarlos a Dios, y que así crezca la comunión entre ellos. Por esto, queridos amigos, es tan importante que aprendáis a vivir en contacto permanente con Dios. Cuando el Señor dice: "Orad en todo momento", lógicamente no nos está pidiendo que recitemos continuamente oraciones, sino que nunca perdamos el trato interior con Dios. Ejercitarse en este trato es el sentido de nuestra oración. Por esto es importante que el día se inicie y concluya con la oración. Que escuchemos a Dios en la lectura de la Escritura. Que le contemos nuestros deseos y esperanzas, nuestras alegrías y sufrimientos, nuestros errores y nuestra gratitud por todo lo bueno y bello, y que de esta manera esté siempre ante nuestros ojos como punto de referencia en nuestra vida. Así nos hacemos más sensibles a nuestros errores y aprendemos a esforzarnos por mejorar; pero, además, nos hacemos más sensibles a todo lo hermoso y bueno que recibimos cada día como si fuera algo obvio, y crece nuestra gratitud. Y con la gratitud aumenta la alegría porque Dios está cerca de nosotros y podemos servirlo.

2. Para nosotros, Dios no es sólo una palabra. En los sacramentos, Él se nos da en persona, a través de realidades corporales. La Eucaristía es el centro de nuestra relación con Dios y de la configuración de nuestra vida. Celebrarla con participación interior y encontrar de esta manera a Cristo en persona, debe ser el centro de cada una de nuestras jornadas. San Cipriano ha interpretado la petición del Evangelio: "Danos hoy nuestro pan de cada día", diciendo, entre otras cosas, que "nuestro" pan, el pan que como cristianos recibimos en la Iglesia, es el mismo Señor Sacramentado. En la petición del Padrenuestro pedimos, por tanto, que Él nos dé cada día este pan "nuestro"; que éste sea siempre el alimento de nuestra vida. Que Cristo resucitado, que se nos da en la Eucaristía, modele de verdad toda nuestra vida con el esplendor de su amor divino. Para celebrar bien la Eucaristía, es necesario también que aprendamos a conocer, entender y amar la liturgia de la Iglesia en su expresión concreta. En la liturgia rezamos con los fieles de todos los tiempos: pasado, presente y futuro se suman a un único y gran coro de oración. Por mi experiencia personal puedo afirmar que es entusiasmante aprender a entender poco a poco cómo todo esto ha ido creciendo, cuánta experiencia de fe hay en la estructura de la liturgia de la Misa, cuántas generaciones con su oración la han ido formando.

3. También es importante el sacramento de la Penitencia. Me enseña a mirarme con los ojos de Dios, y me obliga a ser honesto conmigo mismo. Me lleva a la humildad. El Cura de Ars dijo en una ocasión: Pensáis que no tiene sentido recibir la absolución hoy, sabiendo que mañana cometeréis nuevamente los mismos pecados. Pero -nos dice- Dios mismo olvida en ese momento los pecados de mañana, para daros su gracia hoy. Aunque tengamos que combatir continuamente los mismos errores, es importante luchar contra el ofuscamiento del alma y la indiferencia que se resigna ante el hecho de que somos así. Es importante mantenerse en camino, sin ser escrupulosos, teniendo conciencia agradecida de que Dios siempre está dispuesto al perdón. Pero también sin la indiferencia, que nos hace abandonar la lucha por la santidad y la superación. Cuando recibo el perdón, aprendo también a perdonar a los demás. Reconociendo mi miseria, llego también a ser más tolerante y comprensivo con las debilidades del prójimo.

4. Sabed apreciar también la piedad popular, que es diferente en las diversas culturas, pero que a fin de cuentas es también muy parecida, pues el corazón del hombre después de todo es el mismo. Es cierto que la piedad popular puede derivar hacia lo irracional y quizás también quedarse en lo externo. Sin embargo, excluirla es completamente erróneo. A través de ella, la fe ha entrado en el corazón de los hombres, formando parte de sus sentimientos, costumbres, sentir y vivir común. Por eso, la piedad popular es un gran patrimonio de la Iglesia. La fe se ha hecho carne y sangre. Ciertamente, la piedad popular tiene siempre que purificarse y apuntar al centro, pero merece todo nuestro aprecio, y hace que nosotros mismos nos integremos plenamente en el "Pueblo de Dios".

5. El tiempo en el seminario es también, y sobre todo, tiempo de estudio. La fe cristiana tiene una dimensión racional e intelectual esencial. Sin esta dimensión no sería ella misma. Pablo habla de un "modelo de doctrina", a la que fuimos entregados en el bautismo (Rm 6,17). Todos conocéis las palabras de san Pedro, consideradas por los teólogos medievales como justificación de una teología racional y elaborada científicamente: "Estad siempre prontos para dar razón (logos) de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere" (1 P 3,15). Una de las tareas principales de los años de seminario es capacitaros para dar dichas razones. Os ruego encarecidamente: Estudiad con tesón. Aprovechad los años de estudio. No os arrepentiréis. Es verdad que a veces las materias de estudio parecen muy lejanas de la vida cristiana real y de la atención pastoral. Sin embargo, es un gran error plantear de entrada la cuestión en clave pragmática: ¿Me servirá esto para el futuro? ¿Me será de utilidad práctica, pastoral? Desde luego no se trata solamente de aprender las cosas meramente prácticas, sino de conocer y comprender la estructura interna de la fe en su totalidad, de manera que se convierta en una respuesta a las preguntas de los hombres, que aunque aparentemente cambian en cada generación, en el fondo son las mismas. Por eso, es importante ir más allá de las cuestiones coyunturales para captar cuáles son precisamente las verdaderas preguntas y poder entender también así las respuestas como auténticas repuestas. Es importante conocer a fondo la Sagrada Escritura en su totalidad, en su unidad entre Antiguo y Nuevo Testamento: la formación de los textos, su peculiaridad literaria, la composición gradual de los mismos hasta formar el canon de los libros sagrados, la unidad de su dinámica interna que no se aprecia a primera vista, pero que es la única que da sentido pleno a cada uno de los textos. Es importante conocer a los Padres y los grandes Concilios, en los que la Iglesia ha asimilado, reflexionando y creyendo, las afirmaciones esenciales de la Escritura. Podría continuar en este sentido: llamamos dogmática a la comprensión de cada uno de los contenidos de la fe en su unidad, o mejor, en su simplicidad última: cada detalle particular, en definitiva, desarrolla la fe en el único Dios, que se manifestó y que sigue manifestándose. No es necesario que diga expresamente lo necesario que es estudiar las cuestiones esenciales de la teología moral y de la doctrina social de la Iglesia. Es evidente la importancia que tiene hoy la teología ecuménica, conocer las diversas comunidades cristianas; es igualmente necesario una orientación fundamental sobre las grandes religiones y, sobre todo, la filosofía: la comprensión de la búsqueda y de las preguntas del hombre, a las que la fe quiere dar respuesta. Pero también aprended a comprender y -me atrevo a decir- a valorar el derecho canónico por su necesidad intrínseca y por su aplicación práctica: una sociedad sin derecho sería una sociedad carente de derechos. El derecho es una condición del amor. Prefiero no continuar enumerando más cosas, pero sí deseo deciros una vez más: amad el estudio de la teología y continuadlo con especial sensibilidad, para anclar la teología en la comunidad viva de la Iglesia que, con su autoridad, no es un polo opuesto a la ciencia teológica, sino su presupuesto. Sin la Iglesia que cree, la teología deja de ser ella misma y se convierte en un conjunto de disciplinas diversas sin unidad interior.

6. Los años de seminario deben ser también un periodo de maduración humana. Para el sacerdote, que deberá acompañar a otros en el camino de la vida y hasta el momento de la muerte, es importante que haya conseguido un equilibrio justo entre corazón y mente, razón y sentimiento, cuerpo y alma, y que sea humanamente "íntegro". La tradición cristiana siempre ha unido las "virtudes teologales" con las "virtudes cardinales", que brotan de la experiencia humana y de la filosofía, y ha tenido en cuenta la sana tradición ética de la humanidad. Pablo dice a los Filipenses de manera muy clara: "Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta" (4,8). En este contexto, se sitúa también la integración de la sexualidad en el conjunto de la personalidad. La sexualidad es un don del Creador, pero también una tarea que tiene que ver con el desarrollo del ser humano. Cuando no se integra en la persona, la sexualidad se convierte en algo banal y destructivo. En nuestra sociedad actual se ven muchos ejemplos de esto. Recientemente, hemos constatado con gran dolor que algunos sacerdotes han desfigurado su ministerio al abusar sexualmente de niños y jóvenes. En lugar de llevar a las personas a una madurez humana y ser un ejemplo para ellos, han provocado con sus abusos un daño que nos causa profundo dolor y disgusto. Debido a todo esto, muchos podrán preguntarse, quizás también vosotros, si vale la pena ser sacerdote; si es sensato encaminar la vida por el celibato. Sin embargo, estos abusos, que son absolutamente reprobables, no pueden desacreditar la misión sacerdotal, que conserva toda su grandeza y dignidad. Gracias a Dios, todos conocemos sacerdotes convincentes, forjados por su fe, que dan testimonio de cómo en este estado, en la vida celibataria, se puede vivir una humanidad auténtica, pura y madura. Pero lo que ha ocurrido, nos debe hacer más vigilantes y atentos, examinándonos cuidadosamente a nosotros mismos, delante de Dios, en el camino hacia el sacerdocio, para ver si es ésta su voluntad para mí. Es tarea de los confesores y de vuestros superiores acompañaros y ayudaros en este proceso de discernimiento. Un elemento esencial de vuestro camino es practicar las virtudes humanas fundamentales, con la mirada puesta en Dios manifestado en Cristo, dejándonos purificar por Él continuamente.

7. En la actualidad, los comienzos de la vocación sacerdotal son más variados y diversos que en el pasado. Con frecuencia, se toma la decisión por el sacerdocio en el ejercicio de alguna profesión secular. A menudo, surge en las comunidades, especialmente en los movimientos, que propician un encuentro comunitario con Cristo y con su Iglesia, una experiencia espiritual y la alegría en el servicio de la fe. La decisión también madura en encuentros totalmente personales con la grandeza y la miseria del ser humano. De este modo, los candidatos al sacerdocio proceden con frecuencia de ámbitos espirituales completamente diversos. Puede que sea difícil reconocer los elementos comunes del futuro enviado y de su itinerario espiritual. Precisamente, por eso, el seminario es importante como comunidad en camino por encima de las diversas formas de espiritualidad. Los movimientos son una cosa magnífica. Sabéis bien cuánto los aprecio y quiero como don del Espíritu Santo a la Iglesia. Sin embargo, se han de valorar según su apertura a la común realidad católica, a la vida de la única y común Iglesia de Cristo, que en su diversidad es, en definitiva, una sola. El seminario es el periodo en el que uno aprende con los otros y de los otros. En la convivencia, quizás a veces difícil, debéis asimilar la generosidad y la tolerancia, no simplemente soportándoos mutuamente, sino enriqueciéndoos unos a otros, de modo que cada uno pueda aportar sus cualidades particulares al conjunto, mientras todos servís a la misma Iglesia, al mismo Señor. Ser escuela de tolerancia, más aún, de aceptarse y comprenderse en la unidad del Cuerpo de Cristo, es otro elemento importante de los años de seminario.

Queridos seminaristas, con estas líneas he querido mostraros lo mucho que pienso en vosotros, especialmente en estos tiempos difíciles, y lo cerca que os tengo en la oración. Rezad también por mí, para que pueda desempeñar bien mi servicio, hasta que el Señor quiera. Confío vuestro camino de preparación al sacerdocio a la maternal protección de María Santísima, cuya casa fue escuela de bien y de gracia. A todos os bendiga Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Vaticano, 18 de octubre de 2010, Fiesta de San Lucas, evangelista.
Vuestro en el Señor
BENEDICTUS PP. XVI


CIUDAD DEL VATICANO, lunes 18 de octubre de 2010 (ZENIT.org).-

domingo, 17 de octubre de 2010

JAIME FUENTES NUEVO OBISPO DE MINAS

El Papa Benedicto XVI nombró al nuevo obispo de la Diócesis de Minas. Se trata del doctor en Teología Jaime Fuentes, de 65 años, quien además es docente, periodista e integra el Opus Dei.

En los últimos años, Fuentes se ha desempeñado como capellán y profesor de Teología de la Universidad de Montevideo y de Mariología y Orden Sagrado en la Facultad de Teología del Uruguay "Monseñor Mariano Soler".

Estudió en la Universidad de Navarra (España), donde se graduó como periodista en 1967 y como doctor en Teología en 1973, con la tesis "La Iglesia y su reforma según Santa Catalina de Siena". Además, según su currículum, realizó estudios de Filosofía y Teología en el Studium Generale del Opus Dei, en España, y en el Colegio Romano de la Santa Cruz, en Roma.

Actualmente integra la Comisión de Doctrina de la Conferencia Episcopal Uruguaya (CEU).

Fuentes es montevideano, pero desde 2008 reside en Paysandú, aunque también realiza actividades pastorales en Salto.

Jaime Fuentes escribe en dos blogs: A ver qué hacemos y El clero oriental.

Su designación como nuevo obispo de Minas fue publicada a las 8 horas de Montevideo de hoy por L’ Osservatore Romano.

La Diócesis de Minas comprende el departamento de Lavalleja y las ciudades de Aiguá (Maldonado) y Lascano (Rocha). Alberga a unos 75.000 habitantes, según un comunicado de la CEU

NUEVO LIBRO DEL PADRE HORACIO BOJORGE SJ

¿Qué le pasó a nuestro amor? es el título del nuevo libro del padre Horacio Bojorge SJ. Éste libro destinado a presentar y comentar la Revelación divina acerca del amor humano: primero, según el designio del Creador; luego, caído y herido por el pecado original;después, santificado en el pueblo elegido y, por fin, elevado a misterio grande en el sacramento del matrimonio.

viernes, 15 de octubre de 2010

CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE

1. Con inmensa alegría alabamos y bendecimos al Señor por el exitoso rescate de los 33 hermanos mineros que permanecieron durante 68 días atrapados en la mina San José, en la región de Atacama.


2. Durante todo este tiempo de fe y esperanza, nos hemos unido en una plegaria permanente junto a millones de personas en todo Chile y el mundo. Agradecemos de un modo particular al Santo Padre Benedicto XVI su especial cercanía y preocupación.

3. Al concluir esta Operación San Lorenzo, nos alegra ver y oír a estos hermanos mineros, a sus seres queridos, a las autoridades y a tantas personas en todo Chile, agradeciendo al Padre Dios por este regalo, por este milagro con que nos bendice. Valoramos, en este sentido, el admirable esfuerzo de técnicos, profesionales y demás trabajadores, compatriotas y extranjeros, que han contribuido a la preparación y ejecución del rescate.

4. Sigamos orando por los 33 mineros de Atacama y sus familias. Que este reencuentro con la vida sea una oportunidad para que ellos y todos nosotros valoremos lo más preciado que tenemos: la vida, la dignidad de hijos de Dios, la fe, el tesoro de la familia, el valor de un trabajo justamente recompensado y en condiciones seguras y siempre dignas.

5. Estos 33 hermanos, con su testimonio de unidad y solidaridad, también nos han unido a todos los chilenos. Su fortaleza y esperanza nos invitan a trabajar juntos, como sociedad, para ir al “rescate” de tantos hermanos que sufren la pobreza y marginación, buscando hacer de Chile “una mesa para todos”.

EL COMITÉ PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE† Alejandro Goic Karmelic Obispo de Rancagua

miércoles, 6 de octubre de 2010

RP HORACIO BOJORGE SJ: CÓMO DEBO CONFESARME?

El sacramento de la Reconciliación es recomendado insistentemente por el Magisterio de la Iglesia, ésta llamada incesante de los últimos pontífices quiere reafirmar la enseñanza de la Iglesia.No hay crecimiento posible en el camino de la santidad si se prescinde del sacramento de la Reconciliación: El p. Horacio Bojorge ilumina sabiamente con su reflexión la verdad sobre el sacramento, esta predicación la realizó en el retiro del mes de mayo de 2010.