lunes, 31 de mayo de 2010

TESTIMONIO DE JIM CAVIEZEL


libromedjugorjemensaje

En febrero Jim Caviezel (protagonista de “La Pasión” de Mel Gibson) hizo su sexta peregrinación a Medjugorje y después viajó a Viena donde concedió una entrevista a Christian Stelzer para la revista Oase des Friedens. La traducción croata se ha publicado en la última edición de la revista parroquial de Medjugorje Glasnik Mira.

Jim, ¿cómo oíste hablar de Medjugorje?

Mi esposa vino a Medjugorje mientras yo estaba en Irlanda grabando la película "El conde de Monte Cristo". Las cosas no iban muy bien aunque yo trabajaba siete días a la semana. Un día ella me telefoneó y me di cuenta por su voz de que algo había cambiado. Empezó a hablar sobre Medjugorje y cómo uno de los videntes iba a venir a Irlanda. Le interrumpí diciéndole: “Mira, tengo bastantes cosas que hacer. No voy a entrar en ese tema de los videntes”. Además, yo pensaba que como católico no tengo que aceptar necesariamente Lourdes, Fátima o Medjugorje. Eso es lo que yo pensaba.

Recuerdo que en la escuela católica donde estudié mis primeros años, una vez oímos algo de Medjugorje y nos emocionamos, pero pronto descubrimos que el obispo local se oponía y consideraba falsas las apariciones así que perdimos el interés rápidamente.

El vidente Ivan Dragicevic vino a Irlanda; yo sabía que no tendría tiempo para él debido a que tenía que trabajar todo el tiempo. Un día mi socio en la película no se encontraba bien y yo me tomé el día libre para poder ir a una aparición. Yo estaba al final de todo en la abarrotada iglesia y no sabía muy bien lo que ocurría. Pero cuando el hombre que estaba a mi lado en su silla de ruedas cayó sobre sus rodillas en el momento de la aparición yo me conmoví. Pensé: este minusválido, a pesar de todos sus dolores, está arrodillado en el frío suelo de piedra y está rezando! Hoy se que era Dios, que me conoce tan bien, El que sabía dónde tenía que tocarme para conseguir mi atención!
Aunque pueda sonar extraño, me tomé otro día libre el siguiente domingo y pude tener un encuentro con Ivan, como deseaba mi esposa. Durante el tiempo de la aparición me arrodillé cerca de él y dije en mi corazón: “de acuerdo, aquí estoy. Estoy preparado. Haz conmigo lo que quieras”. En ese mismo momento sentí que algo me estaba sucediendo. Era muy simple y a la vez único. Cuando me levanté, me corrían lágrimas por las mejillas y empecé a llorar con todo mi corazón.
Iván me dijo: “Jim, el hombre siempre encuentra tiempo para aquello que ama. Si alguien que no tiene nunca tiempo conoce a una chica y se enamora de ella, siempre encontrará tiempo para ella. La gente no tiene tiempo para Dios porque no le aman”. Y continúo: “Dios te está invitando a rezar con el corazón”. Le pregunté: “¿Cómo se supone que he de hacerlo?” “Empezando a rezar”, me contestó. En ese momento las puertas de mi corazón se abrieron. Jamás habría soñado que fuera posible. Fuimos a un restaurante y debo admitir que el vino y la comida nunca fueron tan sabrosos como en esa noche particular.
Algo empezó a cambiar dentro de mí. Mi esposa me había querido enseñar en muchas ocasiones en el pasado a rezar el Rosario, pero yo nunca quería aprender. Ahora yo quería rezar pero no sabía exactamente cómo hacerlo. Yo sólo sentía que mi corazón estaba abierto. Una mañana cuando iba al trabajo, le dije al chofer que me llevaba al rodaje cada día: “No sé qué piensas acerca de esto, pero querría empezar a rezar el Rosario”. Para mi sorpresa, él sólo dijo: “vale, recemos”.
En la cálida luz de amor que sentía dentro de mi, era capaz de darme cuenta donde estaba realmente, cuantas tentaciones tenía, donde estaban mis sentimientos, qué débil era yo y qué estrictamente juzgaba a los demás.

¿Cuándo viniste a Medjugorje por primera vez?

Después de acabar el rodaje en Malta, decidí ir a Medjugorje. Cuando tenía 20 años, una voz interior me decía que tenía que ser actor. Cuando hablaba de ello con mi padre, solía decirme: “Si Dios quiere algo de ti es que seas sacerdote. ¿Por qué Él querría que tú fueras actor?". Yo tampoco lo entendía en aquella época.
Otra vez, me hice la misma pregunta, ¿Dios quiere que me convierta en actor, para ganar un montón de dinero y ser rico? Era consciente del desequilibrio en el mundo entre los que tienen mucho y aquellos que apenas tienen para sobrevivir, y sabía que eso no es lo que Dios quiere. ¿Iba yo a hacer una elección para buscar riqueza que no proporciona la felicidad permanente o para servir a Dios que quiere guiar mi vida?

Por aquel entonces, Medjugorje me recordaba a Belén y pensaba, que así como Jesús había nacido en un lugar pequeño, la madre de Dios se estaba apareciendo en un pueblo pobre entre montañas. Esos cuatro días que permanecí en Medjugorje por aquel entonces fueron mi punto de inflexión. Al principio estaba maravillado de lo mucho que rezaba la gente en Medjugorje. Todo me recordaba a un campamento de baloncesto. Allí no solo juegas una partido al día, sino continuamente. Igual que en la escuela donde no solo lees una vez al día, sino siempre, repetidamente. En esos primeros días en Medjugorje sentía un cansancio interior mientras rezaba, porque no estaba acostumbrado a rezar tanto, y le pedía a Dios que me ayudara. Pero después de cuatro días la única cosa que quería hacer era rezar. En cualquier momento que rezara me sentía conectado con Dios. Esa fue mi experiencia y la que desearía para cualquier católico. Quizás cuando fui niño sentí algo parecido y lo olvidé. Ahora me había sido dado otra vez.

La misma experiencia continúo de vuelta en casa. En nuestra familia vivimos los sacramentos todos juntos. Mientras conducimos a los niños al colegio rezamos juntos el Rosario. A veces, cuando yo no empiezo a rezar, mi hijo empieza primero.

Cuando volví a Medjugorje por segunda vez, esperaba tener esas primeras experiencias otra vez pero fue diferente. Después de comer un día, algunos peregrinos me invitaron a ir a visitar al padre Jozo Zovko en Siroki Brijeg. Ese era también el deseo de mi mujer. Yo no conocía al Padre Jozo personalmente, pero estaba muy impresionado por todas las historias que había oído sobre él. Cuando me encontré con él puso sus manos sobre mis hombros. Yo puse las mías en sus hombros. Puso sus manos en mi cabeza. Puse las mías en su cabeza. En ese momento sentí en mi interior las palabras: “Te quiero, hermano. Este hombre ama a Dios”. El P. Jozo se giró espontáneamente hacia su intérprete y le preguntó quién era yo y dijo que quería hablar conmigo. Ese fue el comienzo de una duradera amistad.

Eso fue justo después de acabar el rodaje de “La Pasión” y por aquel entonces era capaz de sentir todas las fuerzas conflictivas en mi interior sobre esa película.

¿Podrías decirnos por qué te sentías así y cuál era la conexión entre la película y Medjugorje?

Probablemente estas familiarizado con la expresión “Cruzar el rubicón”. Eso significa que no es posible volver atrás, llegas al punto de no retorno. “La Pasión” fue este rubicón para mi. Cuando empezó el rodaje yo tenía 33 años, igual que Jesús. Siempre me pregunte si yo era merecedor de ser Jesús. Ivan Dragicevic me alentó y me dijo que Dios no siempre escoge necesariamente al mejor, que es algo que él ve en su propia situación. Si no fuese por Medjugorje no habría aceptado nunca tomar parte en la película porque fue Medjugorje donde mi corazón se abrió a la oración y a los sacramentos. Si quería escenificar a Jesús sabía que tenía que estar muy cerca de Él. Cada día me confesaba e iba a la Adoración del Santísimo. Mel Gibson también venía a la Santa Misa con la condición de que fuera en latín. Eso me iba bien porque así aprendía latín.

Había siempre nuevas tentaciones de las que necesitaba defenderme y en esas batallas interiores solía sentir una gran paz interior, por ejemplo, en la escena en la que la Madre de Dios se aproxima a mi y le digo: “Mira, Yo hago todo nuevo”. Repetimos la escena cuatro veces y cada vez sentía que estaba demasiado en primer plano. Entonces alguien golpeó la cruz y mi hombro izquierdo se dislocó. Debido al rápido e intenso dolor, perdí el equilibrio y caí bajo el peso de la cruz. Me golpeé la cara contra el duro suelo y la sangre corrió desde mi nariz y boca. Yo repetía las palabras que Jesús dijo a Su Madre: Mira, Yo hago todo nuevo”. Mi hombro me dolía de manera increíble cuando tomé la cruz otra vez y sentí lo precioso que era tomar la cruz. En ese momento dejé de actuar y tu podías ver sólo a Jesús. Él vino como respuesta a mis oraciones: “Quiero que la gente te vea a Ti, Jesús, no a mí”.

Gracias al rezo continuo del Rosario, -no puedo decir cuántos Rosarios recé mientras rodábamos- pude experimentar una gracia especial. Sabía que no debía utilizar lenguaje grosero, sabía que no podía ser maleducado si quería decir algo a miembros del rodaje. Muchos de ellos no conocían Medjugorje, eran todos grandes actores y teníamos suerte de tenerlos. Pero ¿cómo iba a llevar Medjugorje a ellos sino con mi propia vida? Medjugorje para mí significa vivir los sacramentos y estar en comunión con la Iglesia. Gracias a Medjugorje empecé a creer que Jesús estaba realmente presente en la Eucaristía y que perdonaba mis pecados. A través de Medjugorje experimenté la poderosa oración que es el Rosario y el regalo que tenemos cuando vamos a la Santa Misa cada día.

¿Cómo podía ayudar a otra gente a aumentar su fe en Jesús? Me di cuenta de que esto sólo podía ocurrir si Jesús está presente en mí a través de la Eucaristía, y así la gente podría ver a Jesús a través de mi vida. Cuando estábamos rodando la escena de La Última Cena tenía un bolsillo interior en mi ropa donde coloqué varias reliquias de santos y una reliquia de la Cruz de Cristo. Tenía un fuerte deseo de que Jesús estuviera realmente presente así que pedí al sacerdote que expusiera el Santísimo Sacramento. Al principio no quiso hacerlo, pero insistí en pedírselo porque estaba seguro que la gente reconocería a Cristo más si yo mismo estaba mirándole a Él. El sacerdote estuvo con el Santísimo Sacramento en sus manos al lado de la cámara y junto a él, se acercó a mí. Cuando la gente ve la película y ve un brillo en mis ojos, no se dan cuenta de que realmente están viendo a Jesús, un reflejo de la Hostia consagrada, en mis ojos. Ocurrió lo mismo en la escena de la Crucifixión: el sacerdote estaba allí, tenía el Santísimo Sacramento en sus manos y yo rezaba todo el tiempo.

El reto más grande en la película no fue, como pensé al principio, memorizar todos los textos en latín, armenio o hebreo sino todos los esfuerzos físicos que necesite hacer. Durante la última escena mi hombro estaba torcido y se dislocaba cada vez que alguien golpeaba la cruz. Mientras rodábamos las escenas de la flagelación, los látigos me golpearon dos veces y tuve una herida de 14 centímetros en mi espalda. Mis pulmones estaban llenos de fluido y tenía neumonía. También tuve falta de sueño crónica porque durante meses tuve que levantarme a las 3 de la mañana porque el maquillaje llevaba casi 8 horas.

Otro reto especial era el tiempo frío, las temperaturas estaban muy poco por encima de 0 grados, lo cual era muy difícil de aguantar especialmente en la escena de la Crucifixión. Todo mi disfraz estaba hecho de una sola pieza ligera de tela. Mientras rodábamos la última escena, las nubes estaban muy bajas y un rayo golpeó la cruz a la que estaba atado. De repente todo se volvió silencioso a mí alrededor y note mi pelo electrocutado. Unas 250 personas que estaban a mí alrededor vieron todo mi cuerpo iluminado y vieron fuego a la izquierda y a la derecha de mí. Muchos estaban estupefactos ante lo que vieron.

Sé que “La Pasión” es una película de amor, quizás una de las mejores películas de este tipo. Jesús es hoy en día sujeto de muchas controversias, mucho más que nunca antes. Hay tantos factores que amenazan este mundo creado, pero la fe en Jesús es la fuente de alegría. Creo que Dios nos está llamando de una forma especial en este tiempo, y que necesitamos responder a esa llamada con todo nuestro corazón y con todo nuestro cuerpo.


sábado, 29 de mayo de 2010

CARTA DE MONSEÑOR AGUER AL GOBERNADOR SCIOLI

Texto de la carta de Mons. Aguer al gobernador Scioli
Señor Gobernador de la Provincia de Buenos Aries, Don Daniel Scioli.
“Con sorpresa, y con profunda pena, he leído en la edición del 27 de mayo del diario “El Día”, que “el Registro Provincial de las Personas, por orden del gobernador Daniel Scioli, no apeló y de esa forma quedó firme ayer el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal II de La Plata que aprobó el matrimonio entre dos mujeres de nuestra ciudad”. La noticia continúa destacando el carácter decisivo de su intervención, según “voceros de Tribunales”.

“Es mi obligación decirle, con todo respeto, que no sólo ha cometido Ud. un error, sino que también ha faltado gravemente a su deber. Es éste tutelar el orden jurídico hasta ahora vigente empleando los recursos previstos y las atribuciones que son propias de su cargo. El fallo que por mayoría autorizó una boda imposible se apoya en argumentos inconsistentes para alterar el bien del matrimonio y la familia, consumando así el primer caso en la provincia de Buenos Aires de esa anomalía jurídica y social.

“Era de esperar que el Gobernador ordenara la apelación correspondiente, con mayor razón si –como me consta por sus reiteradas declaraciones- está personalmente convencido de que el matrimonio sólo puede ser celebrado por un varón y una mujer. Al ordenar que se apelara hubiera obrado de acuerdo a su conciencia y hubiera así cumplido su deber para con la sociedad.
“Según informa asimismo el periódico, representantes de la comunidad homosexual celebraron que el fallo quedara firme, gracias a su defección.

Estoy seguro de que no lo celebra la mayoría de los bonaerenses.

“Por mi parte, reiterándole mis sentimientos de respeto y estima, debo manifestarle también mi decepción.

“Dios guarde al Señor Gobernador.

“Héctor Aguer, arzobispo de La Plata
“La Plata, 28 de mayo de 2010.+

FUENTE:AICA

PADRE FIDEL OÑORO: MES DE JUNIO

Mes de Junio - CICLO C

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Lectio Solemnidad de la Sma. Trinidad - descargar 1
Estudio bíblico de apoyo (Texto P. Fidel Oñoro cjm)

Lectio Solemnidad del Corpus Christi - descargar 1
Estudio bíblico de apoyo (Texto P. Fidel Oñoro cjm)

Lectio del domingo 13 de junio - descargar 1
Estudio bíblico de apoyo (Texto P. Fidel Oñoro cjm)

Lectio del domingo 20 de junio - descargar 1
Estudio bíblico de apoyo (Texto P. Fidel Oñoro cjm)

jueves, 27 de mayo de 2010

LOST: SORPRESA O UN FINAL ESPERADO

Más sobre "Lost" / "Pérdidos"

16lost_CA0-popupCielo, purgatorio, perdón, sacrificio... son algunos de los términos usados para referirse a Lost - Pérdidos, la extraordinaria serie de televisión que concluyó su sexta y última temporada hace unos días, y que sigue provocando numerosos comentarios. La serie, especialmente desde su segunda temporada, se parece a una parábola llena de referencias bíblicas, pero incrustada en aventura, enigma, misterio, viajes en el tiempo y ambigüedad.

Supongo que a unos cuantos les habrá casi decepcionado el final de la historia, muy cargado de significado y simbología religiosa, especialmente cristiana y específicamente católica. Pero que no resuelve todos los abundantes interrogantes que había despertado durante sus seis años de emisión. Terminamos sin saber exactamente qué es la famosa isla y por qué está ahí. Da la impresión de que eso no era lo importante, sino la excusa que permite que la serie toque explicita o implícitamente los grandes temas de la vida humana: destino y libertad, bien y mal, ciencia y fe, amor y sacrificio, buenas intenciones y malas acciones... Y, sobre todo, redención: sobre este tema, ver estasdeclaraciones de los autores al New York Times.

Los principales ideadores de la historia, Damon Lindelof y Carlton Cuse (en la foto, de derecha a izquierda) no han ocultado que la “serie es un reflejo de nuestras creencias”. Cuse es católico y Lindelof, judío, aunque recuerdo que en un viaje a Roma -hace unos años- declaró: “Mi padre era ateo, mi madre hebrea. He crecido sin comprender bien cual era mi destino religioso. Más adelante, encontré a mi mujer, que es una católica ferviente, y he comenzado a acercarme a los principios de esta fe. “Lost” refleja un poco el viaje espiritual de fe y esperanza que he realizado”.

...

Parece que abundan los "enfadados" por el final de la serie, sobre todo porque decepciona las muchas expectativas que se habían sembrado. Tal vez el problema no esté en el final sino precisamente en todo lo que -directa o indirectamente- se había prometido. A mí, de todas formas, no me ha decepcionado. Pero yo no puntúo, pues soy un fan.

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FUENTE: LA IGLESIA EN LA PRENSA

martes, 25 de mayo de 2010

MONS. RAYMOND BURKE: LA DISIDENCIA “CATÓLICA” NO ES CATÓLICA.

Por Juan C. Sanahuja

Mons. Raymond Burke, Presidente del Tribunal de la Signatura Apostólica, afirmó que las religiosas católicas que contradicen abiertamente la autoridad de la Santa Sede y la doctrina de la Iglesia son “un absurdo de primera categoría”, y deberían dejar de llamarse a sí mismas “católicas”. Mons. Burke censuró directamente a la presidente de la Catholic Health Association, Hna. Carol Keehan, y a Network, la red de monjas pro aborto, cuyo apoyo a la reforma sanitaria de Obama fue decisivo para la aprobación de la misma en el mes marzo.

Mons. Burke hizo estas afirmaciones el 12 de abril, en el encuentro anual del Instituto para la Vida Religiosa (Mundelein Seminary, Illinois). El presidente de la Signatura expresó su indignación por el desafío a la Iglesia por parte de ese grupo de monjas que apoyaron la nueva legislación sanitaria de Obama, que representa la norma abortista más importante y dañina desde la sentencia Roe vs Wade, debido a que aumentará la cobertura del aborto con fondos gubernamentales.

"¿Quién podría imaginarse -dijo Burke- que las religiosas consagradas se opondrían abiertamente y, en contra de los obispos, sucesores de los Apóstoles, apoyarían públicamente una legislación que incluye normas que violan la ley moral natural en sus principios fundamentales -la defensa y promoción de la vida más inocente y desprotegida- y no incluye la protección del derecho a la objeción de conciencia de los trabajadores de la salud?".

Resistencia a la Visita Apostólica

Siguiendo con sus críticas a la disidencia católica, Mons. Burke se expresó duramente sobre "la traición pública y obstinada de ciertas monjas” a la identidad de la vida religiosa. Esas comunidades -relacionadas con la Catholic Health Association (CHA) y con Network- resisten la Visita apostólica ordenada por la Santa Sede.

"¿Quién podría haberse imaginado nunca que las congregaciones religiosas de derecho pontificio se organizarían abiertamente para resistir e intentar que fracasara una visita apostólica, o sea, una visita a sus congregaciones llevada a cabo bajo la autoridad del Vicario de Cristo en la tierra, a quien todas las religiosas deben estar unidas por los más fuertes vínculos de lealtad y obediencia?", agregó Mons. Burke.

Mons. Raymond Burke agregó además, que la actitud de las religiosas hacia la visita apostólica representa "a una tendencia creciente entre ciertas religiosas consagradas que se consideran a sí mismas por encima y más allá del cuerpo de Cristo, como una institución paralela que supervisa a la Iglesia, con una autonomía que va contra su propia naturaleza".

"La vida religiosa está en el corazón de la Iglesia, y por ello las congregaciones religiosas, por su propia naturaleza, están unidas por la más estricta fidelidad al Romano Pontífice. Desde luego que es un absurdo de dimensiones gigantescas tener religiosas consagradas que actúan contra la ley natural consciente y obstinadamente. El daño espiritual que se hace a las religiosas que obedecen, así como el grave escándalo que se da a los fieles y a la sociedad en general, es de proporciones incalculables", dijo.

Obama, el arquitecto de la traición

La rebelión de las religiosas es anterior al problema de la reforma del sistema de salud de Obama, y se extiende a temas mucho más amplios relacionados con la disciplina y el magisterio de la Iglesia. La postura contra la ley natural en el caso de la reforma sanitaria de muchas de ellas, visibilizó el cisma de hecho que existe en la Iglesia en Estados Unidos.

Obama fomentó ese "disenso" en vísperas del tratamiento de la ley, para confundir a los católicos y evitar que en la opinión pública y entre los legisladores prevaleciera la imagen de una postura unánime de la Iglesia en contra de la reforma.

La reforma fue sancionada el 21 de marzo pasado. El 18 de marzo el Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs, reveló que el presidente Barack Obama promovió activamente la ruptura pública de laCatholic Health Association (CHA) con los obispos norteamericanos.

Gibbs también sugirió que esa división de la CHA y de la Leadership Conference of Women Religious (LCWR) por un lado, y los obispos por otro, "legitimó" la cobertura política para que los demócratas pro-vida cambiaran su voto contrario a la reforma de salud.

“El Presidente -declaró Gibbs- se reunió esta semana con la Hna. Keehan de la CHA, en el salón Roosevelt de la Casa Blanca, sin que trascendieran los temas de conversación”, pero el sólo hecho del encuentro es muy significativo.

Según Life Site, los incentivos económicos no fueron ajenos a la abierta rebelión de la Catholic Health Association. FIN, 02-05-10

Fuentes: Propias; Life Site 18-03-10; 12-04-10; www.catholicvoteaction.org; www.itvr.org.


Para más información:

-Sobre la resistencia de las monjas a la Visita Apostólica ordenada por la Santa Sede, vid. artículo de la Hna. Sandra Schneiders, publicado por el National Catholic Reporter, traducido en http://www.itvr.org

-Planned Parenthood Cheers 'Brave' Nuns for Supporting Pro-Abortion Health Bill.

-USCCB Hits Back: Pro-ObamaCare Nuns 'Grossly Overstated' Significance

lunes, 24 de mayo de 2010

BENEDICTO XVI: EL ESPÍRITU SANTO EN LOS ESCRITOS DE SAN PABLO


Hoy, al igual que en las dos catequesis precedentes, volvemos a hablar de san Pablo y de su pensamiento. Nos encontramos ante un gigante no sólo a nivel del apostolado concreto, sino también a nivel de la doctrina teológica, extraordinariamente profunda y estimulante. Después de haber meditado en la última ocasión en lo que escribió Pablo sobre el puesto central que ocupa Jesucristo en nuestra vida de fe, veamos hoy lo que nos dice sobre el Espíritu Santo y sobre su presencia en nosotros, pues también en esto el apóstol tiene algo muy importante que enseñarnos.

Sabemos lo que nos dice san Lucas sobre el Espíritu Santo en los Hechos de los Apóstoles, al describir el acontecimiento de Pentecostés. El Espíritu pentecostal imprime un empuje vigoroso para asumir el compromiso de la misión para testimoniar el Evangelio por los caminos del mundo. De hecho, el libro de los Hechos de los Apóstoles narra toda una serie de misiones realizadas por los apóstoles, primero en Samaria, después en la franja de la costa de Palestina, como ya recordé en un precedente encuentro del miércoles.

Ahora bien, san Pablo, en sus cartas, nos habla del Espíritu también desde otro punto de vista. No se limita a ilustrar sólo la dimensión dinámica y operativa de la tercera Persona de la Santísima Trinidad, sino que analiza también su presencia en la vida del cristiano, cuya identidad queda marcada por él. Es decir, Pablo reflexiona sobre el Espíritu mostrando su influjo no solamente sobre el actuar del cristiano sino sobre su mismo ser.

De hecho, dice que el Espíritu de Dios habita en nosotros (Cf. Ro 8, 9; 1 Cor 3,16) y que «Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo» (Gál 4, 6). Para Pablo, por tanto, el Espíritu nos penetra hasta en nuestras profundidades personales más íntimas. En este sentido, estas palabras tienen un significado relevante: «La ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte… Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!» (Ro 8, 2.15), dado que somos hijos, podemos llamar «Padre» a Dios. Podemos ver, por tanto, que el cristiano, incluso antes de actuar, posee ya una interioridad rica y fecunda, que le ha sido entregada en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, una interioridad que le introduce en una relación objetiva y original de filiación en relación con Dios. En esto consiste nuestra gran dignidad: no somos sólo imagen, sino hijos de Dios. Y esto constituye una invitación a vivir nuestra filiación, a ser cada vez más conscientes de que somos hijos adoptivos en la gran familia de Dios. Es una invitación a transformar este don objetivo en una realidad subjetiva, determinante para nuestra manera de pensar, para nuestro actuar, para nuestro ser. Dios nos considera hijos suyos, pues nos ha elevado a una dignidad semejante, aunque no igual, a la del mismo Jesús, el único que es plenamente verdadero Hijo. En Él se nos da o se nos restituye la condición filial y la libertad confiada en nuestra relación con el Padre.

De este modo descubrimos que para el cristino el Espíritu ya no es sólo el «Espíritu de Dios», como se dice normalmente en el Antiguo Testamento y como repite el lenguaje cristiano (Cf Gén41, 38; Éx 31, 3; 1 Cor 2,11.12; Fil 3,3; etc.). Y no es tan sólo un «Espíritu Santo», entendido genéricamente, según la manera de expresarse del Antiguo Testamento (Cf. Is 63, 10.11; Sl 51, 13), y del mismo judaísmo en sus escritos (Qumrán, rabinismo). Es propia de la fe cristiana la confesión de una participación de este Espíritu en el Señor resucitado, quien se ha convertido Él mismo en «Espíritu que da vida» (1 Cor 15, 45). Precisamente por este motivo san Pablo habla directamente del «Espíritu de Cristo» (Ro 8, 9), del «Espíritu del Hijo» (Gál 4, 6) o del «Espíritu de Jesucristo» (Fil 1, 19). Parece como si quisiera decir que no sólo Dios Padre es visible en el Hijo (Cf. Jn 14, 9), sino que también el Espíritu de Dios se expresa en la vida y en la acción del Señor crucificado y resucitado.

Pablo nos enseña también otra cosa importante: dice que no puede haber auténtica oración sin la presencia del Espíritu en nosotros. De hecho, escribe: «El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios» (Romanos 8, 26-27). Es como decir que el Espíritu Santo, es decir, el Espíritu del Padre y del Hijo, se convierte como en el alma de nuestra alma, la parte más secreta de nuestro ser, de la que se eleva incesantemente hacia Dios un movimiento de oración, del que no podemos ni siquiera precisar los términos. El Espíritu, de hecho, siempre despierto en nosotros, suple nuestras carencias y ofrece al Padre nuestra adoración, junto con nuestras aspiraciones más profundas. Obviamente esto exige un nivel de gran comunión vital con el Espíritu. Es una invitación a ser cada vez más sensibles, más atentos a esta presencia del Espíritu en nosotros, a transformarla en oración, a experimentar esta presencia y a aprender de este modo a rezar, a hablar con el Padre como hijos en el Espíritu Santo.

Hay, además, otro aspecto típico del Espíritu que nos ha enseñado san Pablo: su relación con el amor. El apóstol escribe así: «La esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Ro 5, 5). En mi carta encíclica «Deus caritas est» citaba una frase sumamente elocuente de san Agustín: «Ves la Trinidad si ves el amor» (número 19), y luego explicaba: «el Espíritu es esa potencia interior que armoniza su corazón [de los creyentes] con el corazón de Cristo y los mueve a amar a los hermanos como Él los ha amado» (ibídem). El Espíritu nos pone en el ritmo mismo de la vida divina, que es vida de amor, haciéndonos participar personalmente en las relaciones que se dan entre el Padre y el Hijo. Es sumamente significativo que Pablo, cuando enumera los diferentes elementos de los frutos del Espíritu, menciona en primer lugar el amor: «El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, etc.» (Gál 5, 22). Y, dado que por definición el amor une, el Espíritu es ante todo creador de comunión dentro de la comunidad cristiana, como decimos al inicio de la misa con una expresión de san Pablo: «… la comunión del Espíritu Santo [es decir, la que por Él actúa] sea con todos vosotros» (2 Cor 13,13). Ahora bien, por otra parte, también es verdad que el Espíritu nos estimula a entablar relaciones de caridad con todos los hombres. De este modo, cuando amamos dejamos espacio al Espíritu, le permitimos expresarse en plenitud. Se comprende de este modo el motivo por el que Pablo une en la misma página de la carta a los Romanos estas dos exhortaciones: «Sed fervorosos en el Espíritu» y «No devolváis a nadie mal por mal» (Ro12, 11.17).

Por último, el Espíritu, según san Pablo, es un anticipo generoso que el mismo Dios nos ha dado como adelanto y al mismo tiempo garantía de nuestra herencia futura (Cf. 2 Cor 1,22; 5,5; Ef 1,13-14). Aprendamos, de este modo, de Pablo que la acción del Espíritu orienta nuestra vida hacia los grandes valores del amor, de la alegría, de la comunión y de la esperanza. A nosotros nos corresponde hacer cada día esta experiencia, secundando las sugerencias interiores del Espíritu, ayudados en el discernimiento por la guía iluminante del apóstol.

CATEQUESIS 15.11.2006

miércoles, 19 de mayo de 2010

JUAN PABLO II SOBRE EL ESPÍRITU SANTO

Una vez cumplida la obra que el Padre había confiado al Hijo en la tierra [12], el día de Pentecostés fue enviado el Espíritu Santo para santificar incesantemente a la Iglesia, y para que los creyentes tuvieran así acceso al Padre por medio de Cristo en un solo Espíritu [13]. Este es el Espíritu que da la vida, es un manantial de agua que salta hasta la vida eterna [14]; por medio de El el Padre da de nuevo la vida a los hombres muertos por el pecado hasta que, un día, resucite en Cristo sus cuerpos mortales [15]. El Espíritu tiene su morada en la Iglesia y en los corazones de los fieles como en un templo [16], ora en ellos y da testimonio de su adopción filial [17]. El guía a la Iglesia hacia la verdad completa [18], la unifica en la comunión y en el ministerio, la instruye y dirige con diversos dones jerárquicos y carismáticos, la embellece con sus frutos [19]. Con la fuerza del Evangelio hace rejuvenecer a la Iglesia, la renueva constantemente y la conduce a la perfecta unión con su Esposo. Porque el Espíritu y la Esposa dicen al Señor Jesús: «Ven» [20]. Y así, la Iglesia universal se presenta como «un pueblo congregado en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» [21]: he ahí el paso ciertamente más rico, más sintético, aunque no único, que indica cómo, en el conjunto de las enseñanzas del Vaticano II, vive con una vida nueva y brilla con un nuevo esplendor la verdad del Espíritu Santo, a la que hace 1600 años dio tan cualificada expresión el Concilio Constantinopolitano I.

Toda la labor de renovación de la Iglesia, que el Concilio Vaticano II ha propuesto e iniciado tan providencialmente —renovación que debe ser al mismo tiempo "puesta al día" y consolidación en lo que es eterno y constitutivo para la misión de la Iglesia— no puede realizarse a no ser en el Espíritu Santo, es decir, con la ayuda de su luz y de su virtud. Esto es importante, muy importante, para toda la Iglesia en su universalidad, lo mismo que para toda la Iglesia particular en la comunión con todas las demás Iglesias particulares. Esto es importante también para la vía ecuménica dentro del cristianismo y para su vía en el mundo contemporáneo, que debe desarrollarse en la dirección de la justicia y de la paz. Esto es importante también para la obra de las vocaciones sacerdotales o religiosas y al mismo tiempo para el apostolado de los seglares como fruto de una nueva madurez de su fe.

[12] Cf. Jn. 17, 4.

[13] Cf. Ef 2, 18.

[14] Cf. Jn 4. 14; 7, 38-39.

[15] Cf. Rom 8, 10-11.

[16] Cf. Cor 3, 16; 6, 19.

[17] Cf. Gál 4, 6; Rom 8, 15-16 y 26.

[18] Cf. Jn 16, 13.

[19] Cf. Ef 4, 11-12; 1 Cor 12, 4; Gál 5, 22.

[20] Cf. Apc 22, 17.

FUENTE: CARTA APOSTÓLICA , A CONCILIO CONSTANTINOPOLITANO I, 1981

lunes, 17 de mayo de 2010

CARTA DEL PADRE MARTÍN LASARTE DESDE ANGOLA

Soy un simple sacerdote católico uruguayo que hace 20 años vivo en Angola. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación.


Me da un gran dolor por el profundo mal que sacerdotes que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos.


Veo en muchos medios de información, la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes…


¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo!


Pienso que los medios de información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas.


No ha sido noticia que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...


No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU.


No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina; que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan hogares transitorios para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violados y buscan un refugio.


Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados. No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a cero positivos… o en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.


No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, lo haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un asalto en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente.


En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región… Ninguno pasa los 40 años.


No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve. La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua.


Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece. No pretendo hacer una apología de la Iglesia y ni de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos.

Pbro. Martín Lasarte (salesiano) - Angola

domboscolwena@hotmail.com

martes, 11 de mayo de 2010

BENEDICTO XVI HABLA DE SU VIAJE A FÁTIMA


BENEDICTO XVI: LA VIRGEN MARÍA, FLOR MÁS BELLA DE LA CREACIÓN

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Anuncia su próxima visita a Fátima

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 9 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- La Virgen María es la discípula más perfecta, la flor más bella surgida de la Creación. Con estas palabras introdujo hoy Benedicto XVI el tradicional rezo del Regina Caeli, con los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
Ante los presentes, el Papa habló sobre su próximo viaje a Portugal, que tendrá lugar la semana que viene.
“La meta principal de mi viaje será Fátima, con ocasión del décimo aniversario de la beatificación de los dos pastorcitos Jacinta y Francisco. Por primera vez como Sucesor de Pedro, me dirigiré a ese Santuario mariano, tan querido al Venerable Juan Pablo II. Invito a todos a acompañarme en esta peregrinación”.
El Papa recordó la tradición cristiana de dedicar el mes de mayo a María, tradición que “combina muy bien” con esta época del año, en la que llega la primavera, coincidiendo con la Pascua y Pentecostés.
María, afirmó el Papa, “es la flor más bella surgida de la creación, la 'rosa' aparecida en la plenitud del tiempo, cuando Dios, mandando a su Hijo, entregó al mundo una nueva primavera”.
Y “es al mismo tiempo la protagonista, humilde y discreta, de los primeros pasos de la Comunidad cristiana: Maria es su corazón espiritual, porque su misma presencia en medio de los discípulos es memoria viviente del Señor Jesús y prenda del don de su Espíritu”, añadió.
Para los cristianos, recordó el Papa, es “la primera y perfecta discípula de Jesús. María de hecho observó primera y plenamente la palabra de su Hijo, demostrando así que le amaba no sólo madre, sino antes incluso, como sierva humilde y obediente”.
“Por esto Dios Padre la amó y tomó morada en ella la Santísima Trinidad”, dijo el Papa.
Además, afirmó, al recordar el pasaje evangélico en que Jesús promete el don del Espíritu Santo, “¿cómo no pensar en María, que en su corazón, templo del Espíritu, meditaba e interpretaba fielmente todo lo que su Hijo decía y hacía?”
“De esta forma, ya antes y sobre todo depués de la Pascua, la Madre de Jesús se convirtió también en la Madre y el modelo de la Iglesia”, concluyó.